jueves, 23 de agosto de 2018

Adiós a Huberto Batis


Hubo un tiempo en que en México existió verdadera crítica y reseña literaria, no promociones por encargo. Fue en gran medida gracias al Suplemento sábado de #HubertoBatis. Habiendo podido usar esa publicación de trampolín para ocupar puestos de funcionario (por su hermano político y por él mismo), la dedicaba a los libros. El suplemento abarcaba todas las facetas posibles de la actividad cultural, incluida la de la industria del entretenimiento —alguna vez me encargó una columna de reseñas de programas de televisión—, combinadas con la erotomanía que lo caracterizaba. Pero quizás lo más sorprendente, tradicional y original del suplemento es que la literatura nunca dejó de tener un lugar preponderante: los libros y los escritores eran la noticia de primera plana y no la columnita de la última página. 
      Mis condolencias a su esposa, a sus hijos y a todos sus seres queridos, que son muchos. A todos los escritores y críticos a los que formó y / o impulsó; en los que creyó, y que también somos muchos, aunque no todos se lo reconozcan.

sábado, 14 de julio de 2018

De telenovelas, futbol, rusos tristes y mexicanos eufóricos


A mí de la Copa de Futbol lo único que me ha gustado son los guapos jugadores de todos los países y las #CrónicasRusas del maestro de cine documental y luchador social Salvador Díaz Sánchez, quien es conocido además por su afición al futbol (nadie es perfecto). Claro que éstas no son sólo de futbol, porque —a diferencia de la mayoría de sus compatriotas—, sabe por dónde anduvo. Si no las han leído, les recomiendo que se den una vuelta por su espacio Facebook y las disfruten. Es un diestro cronista de lo más entretenido, con un ojo clínico que les va a contar lo que no apareció en ningún programa ni video sobre la Copa.

     Gracias a su recuento, me acordé de mi propio viaje a Rusia, justo después de que cayó el Muro de Berlín y ganó Yeltsin. Pero hay algo que me llama mucho la atención de las crónicas del maestro Salvador: dice que los rusos andan tristes, que no se ríen, y que eso marca una diferencia enorme respecto a los mexicanos, que aún en las más duras circunstancias nos ponemos a bromear. En su foro hay quienes han especulado que esa tristeza es inherente a su cultura o al estalinismo, y eso me sorprende muchísimo.


     Me explico: cuando yo fui, vi todo lo contrario; una euforia desatada por las calles. Estallidos de risas y algarabía, porque la gente sentía que “acababa de vencer al viejo régimen” (¿les suena conocido, mexicanos?). Yeltsin era todo un héroe que se había plantado frente a los tanques militares en la intentona golpista. La pobreza se iba a acabar, porque el nuevo gobierno castigaría la vieja corrupción que había derrochado todos los recursos en gastos militares inútiles y había matado de hambre a la gente. Por fin habría libertad de expresión en los medios y la gente dejaría de ser espiada.


     La gente vivía un furor místico. Los jóvenes andaban con walkmans (precursores de smartphones en la era digital), símbolo de liberación. Todo el tiempo sonaban cornetas de triunfo en sus oídos porque al fin habían acabado con el régimen totalitario y venía un cambio. A los mexicanos (que casi no había por las calles), nos abrazaban, pues eran fanáticos de una telenovela estúpida de Televisa, Los ricos también lloran, protagonizada por Verónica Castro. No entendían que en México las señoras de la limpieza no son de ojos verdes porque allá hay muchas mujeres pobres de ojos claros. Todo esto lo conté en una crónica para la sección cultura de El Financiero sobre cómo a las rusas también las engañaba Televisa, aunque fuera por equivocación (y recibí muchas críticas del entonces embrión de propagandista de AMLO, Jaime Avilés). Para ellos, esa telenovela representaba “el cambio” a un nuevo sistema maravilloso, que era el capitalismo.

     La calle era una fiesta. Se tumbaban estatuas. Cambiaron el himno. Cambiaron la bandera. Se bebía vodka y se escupía con euforia al viejo régimen estalinista, así como hoy los mexicanos celebran haber derrotado al viejo régimen salinista (no que sea lo mismo pero sólo le falta una “e” y una “t”).

    Pero ahora, en cambio, 27 años después, según nos cuenta el maestro Salvador, no se ríen para nada. Tal vez, en medio del festejo, no se fijaron a quiénes estaban instalando en el poder del llamado nuevo régimen y a cuántos del viejo nada más estaban reciclando dentro de un nuevo capitalismo. Tal vez debieron haber exigido una aduana de revisión de equipaje político a los funcionarios de la dictadura anterior, en medio de tantos aplausos para el viejito canoso Yeltsin. Pero no. Era demasiado pedir. Ya habían detenido los tanques de guerra”. “No me arruines mi fiesta”, decían. “Esto es por lo que soñé toda mi vida y todos mis antepasados”.

     Y bueno, se estaba instalando en la Duma una nueva dictadura, la de Putin, con algo del viejo estalinismo (donde también envenenaban periodistas) combinado con el nuevo capitalismo; con sofisticados sistemas de espionaje al servicio de oligarcas. Aunque iban a poder disfrutar de telenovelas de Televisa, su futuro estaría en manos de más tiranos, controlado por más propaganda (más sofisticada) de expertos de la vieja KGB. Sus redes de trata de personas y prostitución son inigualables, a decir de sus propios funcionarios. Su propio presidente presume que su país tiene las mejores putas del mundo y nadie protesta porque dicen que “es broma”. Hoy andan tristes, aunque tengan futbol.

     Yo sólo espero que eso no suene conocido en unos años, precisamente porque no nos fijamos a quiénes instalaban en el ¿nuevo? régimen, por "no aguar la fiesta". ♦

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Malú Huacuja del Toro, Moscú 1992


viernes, 27 de abril de 2018

Sean Penn Dismisses Mexican Victims of Organized Crime . . . Again


Sean Penn Dismisses Mexican Victims of Organized Crime . . . Again

 
Próximamente versión en español

lunes, 23 de abril de 2018

SHAKESPEARE SIN «SELFIE » QUE LO DESTRUYA


SHAKESPEARE SIN SELFIE    QUE LO DESTRUYA
Antipostales de Nueva York*

Hoy es el cumpleaños de Shakespeare. Se sabe muy poco de su vida porque no nació en un tiempo de periódicos ni televisión ni redes sociales. La noticia eran sus obras. A nadie se le ocurrió entrevistarlo, por ejemplo. La gente no escribía diarios ni ensayos personales. No estaban de moda las autobiografías.  

     Ahora que tenemos más publicadores que escritores, esto da qué pensar: ¿habríamos preferido enterarnos más de los argüendes de Shakespeare que leerlo? En la actualidad, sabemos mucho más de la vida y las selfies de un escritor que de su obra.

     En México, nuestro narcopaís, donde la industria editorial es un reflejo más de la corrupción a gran escala, ese fenómeno alcanza niveles hiperbólicos con los publicadores metidos en política, pero condecorados como grandes escritores, por una parte, y los políticos publicando sus dizque autobiografías, por otra.

     ¿Cuántos ladrillos  lleva ya Salinas y quién se los escribió...?

      ¿Quién compró el libro de Rosario Robles, Con todo el corazón? ¿Quién la exoneró por eso? ¿Cuántos le creyeron?

     Además de los libros que sólo los funcionarios públicos corruptos o asesinos creen que los exculpan completamente por el hecho de escribirlos (o de mandarlos a hacer por encargo), vivimos una era en la que la postura política de un escritor es lo único importante de él. Su obra es respaldada no por sus lectores, sino por sus propagandistas en redes sociales.

     La noticia no es qué obra estrenará el dramaturgo o qué  libro escribió el novelista, el poeta, sino por quién va a votar. Los premios literarios, sin duda alguna, se entregan no a su obra publicada sino a su elección partidista.

     En ese contexto, hay que agradecer que verdaderamente lo único que podemos leer de Shakespeare son sus obras. 





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*Columna que solía aparecer en La Digna Metáfora y que me habrían publicado en algún periódico si gustaran mis posturas políticas, no mis obras.

jueves, 19 de abril de 2018

VIDEO: Victim of drug lords like El Chapo leads rally against Sean Penn in Brooklyn Heights | Brooklyn Daily Eagle

"Sean Penn dice que El Chapo es un ser humano como cualquier otro, pero no, nosotros no somos como El Chapo. Nosotros no somos asesinos en masa. Don Antonio Tizapa no es como él. Él nunca asesina a nadie. Es un trabajador honesto, y Sean Penn nunca haría una película sobre él", explica su segura servilleta en este video. Nuestro dolor no es una película de Hollywood, dijimos en nuestra contra la estrella Sean Penn en una manifestación con don Antonio Tizapa, padre de uno de los 43, por el apoyo y la visibilidad que el actor ha dado al criminal Chapo pero no a las víctimas del crimen organizado coludido con el gobierno, como son los padres de los estudiantes de Ayotzinapa.
Y sí: hacía mucho frío y estábamos muy alterados, porque esto es indignante. Además, nos acababan de echar del lugar. No traten de ponerme como una loca, porque no lo soy. Más locos están ustedes, los que defendieron a Kate del Castillo y a Sean Penn.
VIDEO: Victim of El Chapo leads rally against Sean Penn in Brooklyn Heights | Brooklyn Daily Eagle

jueves, 22 de febrero de 2018

Lo que significa esta fotografía

Para que se den una idea de lo que significa esta foto: es el puente más antiguo de Estados Unidos y uno de los más emblemáticos. Ustedes lo han visto en casi todas las películas icónicas sobre Nueva York. Mide cerca de 400 metros de altura. La imagen de Marichuy se proyectó sobre aproximadamente 200 metros de altura. Nunca la imagen de México había llegado tan lejos ni tan alto en la capital del imperio financiero, y fue con el rostro de una mujer indígena que representa a más de 50 pueblos originarios. Sin embargo, a pesar de que enviamos y reenviamos las imágenes por redes sociales, a ningún periódico mexicano ni publicación en línea de México le pareció relevante darle cabida en sus páginas, vaya, ni a Sopitas; ni siquiera como curiosidad en las secciones de cultura o de lo que se reproduce en Twitter.. Mucho menos en el periódico "de izquierda" que, eso sí, reproduce cualquier cantidad de notas "de sociales" sobre Nueva York, intervenciones artístico-callejeras, esculturas vivientes, etc. ¿Conclusiones...?



sábado, 13 de enero de 2018

Árboles de Navidad en enero


Los árboles de Navidad arrumbados en las calles de Nueva York son la expresión más elocuente de todos los males de nuestra sociedad: destruimos bosques para privarnos de oxígeno y acabar con el planeta, y enseñamos a nuestros hijos a hacer lo mismo, en honor a un mes de consumismo frenético que decimos practicar «por nuestros niños».
     —Es que le hace mucha ilusión —decimos, sabiendo que a un niño le hace igual o más ilusión ir a un bosque de pinos.
     Cada vez que vamos a las tiendas a comprar más, nos decimos que a nosotros no nos importa tanto el ritual del pino, las esferas y los regalos, pero que a alguien muy cercano a nosotros (hijos, parejas, padres) sí. Que nada es importante que complacer a ese idiota que no puede terminar el año sin tener en su casa un árbol talado para tirarlo en enero.
     Claro que no es cierto: lo hacemos sabiendo que es una costumbre destructiva en más de un sentido: ambientalista, ético, intelectual y educativo, por ejemplo, pero le echamos la culpa a Fulanito a quien «la Navidad le ilusiona». Lo hacemos porque no nos atrevemos a hacer algo menos destructivo.  Encima, nos decimos a nosotros mismos que todo eso es porque Dios nació. Sabemos que, de ser cierto, Jesucristo no nació al pie de un pino, y que la tala de pinos honra la celebración más antigua del solsticio de invierno en países nórdicos, pero nada de eso nos importa. Seguimos apoyando la tala de árboles y comprándolos para tirarlos así, al mes siguiente.


sábado, 6 de enero de 2018

Mis noticias de fin de semana

¡Buenos días! Les cuento mis noticias de fin de semana: como la temperatura hoy es de once grados centígrados bajo cero, lo más probable es que la gente se quede resguardada en su casa, así que voy a aprovechar para andar repartiendo volantes en Harlem sobre Marichuy, de modo que si los paisas no se animan a firmar, por lo menos se enteren. ¡Viva Marichuy!
     De paso, voy a conseguir el libro de chismes que Donald Trump estaba tratando de prohibir y diciendo que va a demandar al autor. Con eso confirmó que vale la pena leerlo. Cuenta que Trump no sólo es semianalfabeta, totalmente populista en el peor sentido (quiere que todo se lo cuenten en video porque «leer es de sofisticados»), sino que tampoco sabe escuchar.
     Hablando de lecturas, terminé de leer la novela que ganó el premio Alfaguara de este año (yo trato de leerlo casi todo, aunque sea malo, porque no critico sin fundamentos). Ahora sí el libro ganador no es escandalosamente mediocre como los anteriores, quizás porque de vez en cuando tienen que disimular que son en realidad un concurso literario y dar el premio a un experimentado novelista y guionista como Ray Loriga.
     ¿Sabías que, a pesar de haber ganado con trampas el premio hace una década con una anodina y perfectamente olvidable novela La piel del cielo y haber inventado una entrevista con Borges que no ocurrió, Elena Poniatowska sigue siendo presidenta del jurado del premio Alfaguara 10 años después, sólo por sus palancas políticas y su campaña por Ya Sabes Quién...? Ahora ya ni ella se la cree y reconoce que su líder se asocia con la ultraderecha...
       Pero el mal está hecho. La escuela de fraudes y falta de rigor literario y periodístico que Poniatowska sembró en todas las universidades y editoriales posibles difícilmente se acabará con su muerte. Sus seguidoras convertidas en lacayas —como la tonta de Sandra Cisneros que la comparó con la Virgen de Guadalupe, o Cristina Rivera Garza, por no hablar de las que la encumbraron, como Marisol Schultz— no podrán desdecirse, y si no saben cómo salir del entuerto, tendrán que decir (igual que los admiradores de Trump), que el elogio a la mediocridad es lo normal. 
     Y hay quienes se creen intelectuales apoyando ese sinsentido. Piensan que pueden votar por Laura Esquivel como titular de la Secretaría de Educación y seguir llamándose «escritores». Ni hablar. Habrá que seguir escribiendo...


domingo, 31 de diciembre de 2017

2017: un año tan terrible como glorioso

Este año fue terrible y glorioso a la vez, pues fue el primer año de gobierno del Demonio Anaranjado con todo lo que ello implicó: el ascenso del neonazismo al poder, y justo cuando se precipitaron tres huracanes sin precedentes mientras él siguió negando el cambio climático. Pero también fue glorioso porque floreció uno de los esfuerzos más poderosos de la lucha zapatista: la primera candidatura presidencial de una verdadera vocera indígena, “Marichuy”. La iniciativa de visibilizar el mundo indígena no sólo hizo cimbrar a los partidos y a sus jilgueros propagandistas de derecha e izquierda que han colaborado con el narcogobierno, sino que hizo patente el racismo y el machismo en México. Lo que sigue por primera vez no puede ser sino mejor, y recupera la esperanza robada.


sábado, 30 de diciembre de 2017

Una prueba más de la arbitrariedad de Santa Claus

Como prueba de la arbitrariedad de Santa Claus, este año en el que me porté tan mal protestando contra el narcogobierno, a mí de todas formas me trajo en diciembre uno de los más bellos regalos que yo pueda recibir. No me lo merecía, sobre todo si tomamos en cuenta que a principios del año incluí en el término “narcogobierno”, al candidato de Morena, por su complicidad con un asesor de Trump y por su apoyo a la candidatura de Aguirre (con lo que me gané cantidad de epítetos y calumnias… aunque al final de año hasta Poniatowska y Jesusa terminaron haciendo lo mismo que yo: levantarle un letrero en protesta al Mesías por su asociación con criminales, y a ellas nadie las toca ni con el pétalo de un clavel).
Pero Santa Claus llegó a mi chimenea de todas maneras, soltó una carcajadota, y me trajo uno de los más lindos e inesperados obsequios que yo pueda recibir.
Desde España, llegó a estas frías tierras un lector que detesta a Arturo Pérez-Reverte tanto como yo, y por las mismas razones, pero dos generaciones después que yo y en versión castellana, o mejor dicho, catalana. Pues resulta que, así como a nosotras las mexicas Pérez-Reverte nos insulta glorificando al narco y retratándonos como putas o narcas ficticias, las y los españoles instruidos y progresistas —en especial catalanes y vascos—, tienen razones para repudiar Las aventuras del capitán Alatriste por ser una alabanza seriada a la monarquía de España mal llamada “unificación” y a la continuidad de su reino imperial. Le conté a mi amigo que, además, el nombre de su personaje, “Alatriste”, es en honor a su amigo y editor mexicano, el gángster plagiario Sealtiel Alatriste.
Mi amigo lector y yo nos miramos como almas afines. No pude recibir mejor cobijo en este invierno, a diez grados bajo cero y rodeada de desalmados en Nueva York. Conocer a alguien que llega desde el otro lado de un océano a decirte que te entiende y ha vivido lo mismo que tú a distancias kilométricas, gracias al poder de la lectura, no de artículos de opinión sino de esos objetos  en decadencia llamados “libros”  es un privilegio insospechado que sólo nos ganamos las y los rebeldes, es decir, los que ponemos atención. Los demás, siguen aplaudiendo a los escritores de la continuidad y la imposición.

martes, 12 de diciembre de 2017

Hoy, de sincretismo religioso mexicano a pederastia en EEUU

El día de hoy, mientras los mexicanos celebran a la Tonantzin-Coatlicue convertida en Virgen de Guadalupe, el Demonio Anaranjado promueve la candidatura para senador de Alabama de un probado pederasta al que incluso le tenían prohibido entrar a centros comerciales por su acoso a adolescentes. Muy religioso el señor, está a favor de exterminar a los homosexuales y en contra del control de armas. Todo lo cual deja mucho que pensar sobre el cristianismo y las religiones en general. Jerusalén, mal que bien, era resultado de un acto más civilizatorio en el que convivían los dioses de varias religiones. Ya no.



Trump estuvo haciendo campaña por su candidato pederasta ayer y en un despliegue de prepotencia durante su discurso señaló a dos negros de los que su campaña a veces contrata (me consta). "Me encantan los negros por Trump", dijo, lo cual es más insultante que si afirmara: "Los odio". Y luego preguntó: "Where are the Hispanics?". Pero no, no había "hispanos". 

jueves, 7 de diciembre de 2017

Starbucks y Jerusalén: propiedad de dioses distintos

Ustedes no lo saben porque en México nadie les detalló realmente cómo era la campaña presidencial en Estados Unidos, pues ningún periódico nacional se tomó el tiempo de contratar a un verdadero cronista (o porque la falta de normas y el exceso de premios acabó con el periodismo: a saber),  pero el año pasado, el Demonio Anaranjado basó parte de su discurso en criticar las tazas de Starbucks por desear felices fiestas decembrinas a todas las religiones en lugar de una feliz Navidad. Él es cristiano y habla a sus bases de supremacistas blancos y gente del KKK (cristiano) como su padre. Este diciembre de 2017, en cambio, muy obediente, Starbucks sacó tazas más específicamente navideñas y leyendas por todas partes deseando una feliz Navidad. Sólo Santa Claus está permitido en el gigantesco consorcio que acabó con todos los pequeños y legendarios cafés de Nueva York. Fue una conquista más de los votantes de Trump que pasarán el solsticio de invierno rodeados de crucifijos (llameantes). Mientras tanto, ayer Trump decretó que la ciudad politeísta por excelencia, Jerusalén, es ahora propiedad de un solo: el de Israel.


Por todo lo cual, aquí dejo este fragmento de Un Dios para Cordelia. Es muy importante entender la función que tuvo la religión en las bases de votantes de Trump. Si yo fuera cristiana y congruente con los valores que el Cristo anterior al del Vaticano predicó, ahora mismo estaría preguntándome qué clase de cristianos son los simpatizantes de Trump.

Un Dios para Cordelia. Novela.

domingo, 19 de noviembre de 2017

Ex preso ciberactivista Barrett Brown critica a Julian Assange traducido...



“Assange no me debe nada”: Barrett Brown, ex preso ciberactivista
“La idea de que yo era un gatito callejero perdido y que Assange me recogió del arroyo, que me crió y que le mordí la mano es absurda”, dice Barret Brown en esta videodeclaración, ahora traducida al español, en una severa crítica a Julian Assange por su correspondencia con el hijo de Donald Trump.
     Barrett Brown es un verdadero periodista norteamericano y activista de la información que fue a dar a la cárcel y cumplió una sentencia, inicialmente, en defensa de WikiLeaks.
     Ahora, Barrett Brown está cuestionando a Julian Assange por haber colaborado dando consejos y hasta una contraseña secreta al hijo de Donald Trump, a fin de ayudar a su padre a ganar su campaña presidencial.
     “Una organización o un movimiento puede iniciar con un noble propósito, y después, al final, con el tiempo, puede empezar a comprometer con otros intereses esos principios, y llegar a un punto en que se exige tener lealtad incluso a gente que no le debe lealtades”, explica respecto a WikiLeaks quien fuera uno de sus más firmes defensores, en esta declaración que ahora está traducida al español, a fin de que los hispanohablantes también puedan enterarse. 

martes, 7 de noviembre de 2017

From Mexico With Love: How to Identify and Effectively Deal with Troll Farms Paid by Oligarchs and Drug Cartels @alternet

"De México con amor" (parafraseando la novela de Ian Flemming de su súper agente James Bond). Próximamente, traducción al español.

From Mexico With Love: How to Identify and Effectively Deal with Troll Farms Paid by Oligarchs and Drug Cartels @alternet: Step one: Check their profiles. Paid trolls don't have friends, only pets. Whether hired by Russian agencies or the rich and powerful of other countries, trolls are here to stay. They are the new wall before the real wall. And believe it or not, Mexican activists can help you identify them.

jueves, 12 de octubre de 2017

martes, 1 de agosto de 2017

«Por favor, no lo hagamos otra vez»: testimonio contra el TLCAN

«Por favor, no lo hagamos otra vez»:

del TLCAN y por qué no es a los pobres de México a los que hay que culpar*

Soy una escritora mexicana nacida y formada en México. En contraste con lo que el señor presidente Trump opina, no soy ni una violadora ni una narcotraficante. Soy parte de una población mexicana dinámica y potente en Nueva York, conformada por activistas bien informados y esforzados trabajadores, y en México formé parte de un movimiento contra la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) sin el consenso de la población.
     Nos llamaban «medievales» y que «no queríamos que hubiera comercio». ¿Cómo no íbamos a querer que hubiera comercio? Lo que no queríamos eran pactos sin el consenso del pueblo. El TLC debe ser renegociado tomando en consideración a los pueblos de los tres países: a sus trabajadores, a los sindicatos y al medio ambiente.
     Aunque estuvimos protestando y advirtiendo en contra de este acuerdo comercial durante cinco años, se firmó el tratado. No solamente eliminó los buenos empleos en los Estados Unidos, sino que aumentó a más del doble la migración mexicana. Eso quiere decir que esos buenos empleos que fueron enviados a México al final de las cuentas no resultaron tan buenos, independientemente de lo que diga Donald Trump.
     Antes de 1994 año en el que el TLC entró en vigor, México era un país que producía y exportaba maíz. No lo compraba. El maíz había sido el alimento básico indígena en toda Mesoamérica, desde antes de la Conquista Española.
     A partir del TLC, México se ha convertido en un país que depende del maíz y los alimentos extranjeros. Como el maíz era la base de la economía agrícola, casi todos los campesinos mexicanos (con excepción de las comunidades indígenas autónomas) dependen ahora completamente del alimento extranjero. No producen el propio porque es demasiado caro hacerlo. ¿Por qué? Porque este acuerdo fue firmado a pesar de la oposición de la población. Y cuando esta oposición creció demasiado como para detenerla, los gobiernos de Estados Unidos y México inventaron una estratagema llamada «vía rápida».
     Según la experiencia mexicana, «vía rápida» significa «en secreto», «a espaldas de la población, sin protecciones para los trabajadores de ninguno de los países firmantes, ni del medio ambiente en ninguno de los países signatarios».
     Eso es lo que los legisladores republicanos parecen estar haciendo en este momento al no realizar audiencias con ninguno de nosotros. Parece que están renegociando al TLC ahora sin ninguna protección para los trabajadores ni para el medio ambiente, con un gobierno mexicano ampliamente repudiado, ampliamente impopular, el cual solamente representa a los oligarcas y a los capos del narcotráfico, no al pueblo de México.
     El TLC solamente aumentó la inmigración a los Estados Unidos, activando la economía norteamericana con mano de obra barata en condiciones de parcial esclavitud. Si te deportan y te regresan a tu país, es imposible que tus precios como pequeño agricultor compitan con los precios importados y de las grandes empresas corporativas: cortesía del TLC. Por tanto, no hay futuro para ti.
     Ésas son las cosas que los pactos secretos tratan de que ignores hasta que sufras a causa de ellos y no tengas manera de protegerte a ti y a tu comunidad contra ellos.
     Publiqué un libro colectivo, Salinato Versión 2.0, sobre la maquinaria de propaganda que nos derrotó en México. Cubre la inversión de propaganda, los sobornos a todos los periodistas e intelectuales que apoyaron al TLC y el respaldo de Carlos Salinas, quien firmó el TLC. Invité a algunos de los mejores periodistas, tanto en México como en Estados Unidos, especialistas en medios de comunicación mexicanos y arte y cultura mexicanos, para hablar de los efectos del TLC. Retrata el verdadero rostro del TLC: el rostro humano. No es un rostro bonito, permítanme decirles.
     En una sección titulada Cómo el TLC arruinó mi vida, Marco Vinicio González entrevistó a una mujer llamada Esperanza, originaria de Las Palomas, Puebla. Cito a Esperanza:

«Cuando salí de mi casa ese día mi mamá y mi abuela me dieron la bendición en el patio. Lloramos las tres, todavía lo recuerdo y se me aprieta el estómago. Yo estaba decidida a irme al otro lado. Mi hijo se quedó allá en mi casa, con mi mamá y mi abuela porque mi esposo también se fue pa’l otro lado […]. Las cosas se fueron poniendo muy feo [desde que empezó el TLC]. Todos mis hermanos y mis primos se tuvieron que ir del rancho...  Yo intenté trabajar en una maquiladora de ropa en Puebla. Pero tenía que gastar en pasajes y comida porque no estaba tan cerca. Yo salía de mi casa a las 4 de la mañana para llegar más o menos a tiempo al trabajo [a una de esas maquiladoras que les quitaron empleos sindicalizados a los Estados Unidos].  Entonces convencí a mi mamá y a mi abuela que me dejaran probar suerte. Yo les dije que mandaría dinero para que cuidaran a Julián, mi hijo, que entonces tenía dos añitos [sollozos]. Cuando llegué a Tijuana me dio mucho miedo, no conocía a nadie, era una ciudad muy grande... Duré varios días buscando al pollero que me habían recomendado, hasta que por fin lo encontré. Pasamos varios días tratando de cruzar.  Un día, por fin, al anochecer pasamos, pero los helicópteros de la migra nos echaron la luz y todo mundo corrió por donde pudo. A mí me agarró un migra.   Me metió en una camioneta donde llevaba a otros pollos. Luego se paró en un camino donde encontró a otra camioneta de la migra y traspasó a todos, menos a mí... Al principio, fue amable conmigo. Me llevó a un motel en Chula Vista y ahí me hospedó. Me dijo que me iga a ayudar, pero  una noche llegó borracho y me violó... Cuando él se fue y cerró la puerta con llave desde afuera. Yo tenía mucha vergüenza, me sentía sucia, me quise matar, pero no sabía por qué…»
 Mientras esta mujer sufría, México fue capaz de producir al hombre más rico del mundo según la revista Forbes. Durante varios años consecutivos, un oligarca, el magnate mexicano Carlos Slim, fue el hombre más rico del mundo.
     Ahora bien: ¿cómo es posible eso? Cuando ustedes ven la historia de esta mujer, lo último que se pueden imaginar es que provenga del mismo país que Carlos Slim, incluso cera de la ciudad donde el hombre más rico del mundo amasó su fortuna en cuanto el TLCAN entró en vigor, en 1994. La verdad es que Carlos Slim no hizo su fortuna de nada que haya él producido, sino destruyendo sindicatos y privatizando los servicios públicos. Ésa es la cara del TLC sin el consenso del pueblo. Es la cara de la injusticia. Por favor, no la hagamos otra vez.
     Los insultos de Trump contra los mexicanos le ayudaron a convertirse en presidente de los Estados Unidos, porque el odio siempre es más fácil que la comprensión. Logró sembrar con éxito la semilla de la intolerancia porque siempre se requiere menos pensamiento y menos esfuerzo sencillamente culpar a otras comunidades, a los inmigrantes, a otras religiones, a otros colores, a la otredad en general.
     La principal razón por la que hay inmigración no es la falta de control en las fronteras ni la falta de muros, sino estos malos acuerdos comerciales como el TLC, negociados en secreto, con gobiernos que no son democráticos. Por favor, no lo hagamos otra vez.



*Testimonio pronunciado el 24 de julio de 2017 por Malú Huacuja del Toro en una audiencia sobre el TLCAN en Brooklyn, Nueva York, organizada por la diputada Nydia Velázquez. La versión original en inglés se puede leer aquí.

sábado, 15 de julio de 2017

Partes suprimidas, condensadas o “extras”

Recientemente borré todos mis escritos  de Facebook durante ocho años hasta mayo, no para privar a mis lectores de ellos, sino para separarlos de los territorios virtuales del señor Zuckerberg y ponerlos a la vista de otros nuevos ojos en distintas plataformas. Como algunos se habrán dado cuenta, desparramo mis palabras en busca de aquellos que las necesiten, abriéndome paso entre quienes se cuidan de usarlas para sí, escondiéndolas con recelo, peor que si fueran suyas para que no los vayan a descubrir sus jefes o gurúes o adoctrinadores morales o políticos, o simplemente sus sobornadores.
A fin de cuentas, está visto que mis palabras no se quedan por años en un solo lugar, ni geográfico ni virtual...
En ese proceso de descentralización, hoy les comparto las partes que no aparecieron en una entrevista que me hicieron recientemente en el periódico la Crónica, pues era para un EXTENSO Y CERTERO REPORTAJE QUE MUCHO AGRADEZCO, ELABORADO POR EL PERIODISTA ANTONIO DÍAZ. 
Obviamente, por falta de espacio en el propio reportaje, no se pudo publicar todo en papel, pero ahora las redes sociales cibernéticas nos permiten compartir las partes que por distintos motivos no se pueden usar completas en las entrevistas. Tómenlo como los “extras” de las películas y disfruten.

Partes suprimidas, condensadas o “extras”


Sobre cómo fue que decidí incursionar en la novela policíaca:


Me gusta la intriga y me apasionan las distintas formas de estructura dramática. En aquel entonces estudiaba la carrera de lo que se llamaba Literatura Dramática y Teatro, pero sentía que el aprendizaje de estructurar una obra o una historia era algo muy distinto del conocimiento teórico (que tampoco considero perjudicial ni del que reniego absolutamente, pero que no me parece suficiente). Decidí explorar el género porque además me pareció de lo más adecuado para la historia que quería escribir, que era una parodia sobre la picaresca intelectual de la generación del 68 y que se llamó Crimen sin faltas de ortografía. Le fue muy bien de ventas y de crítica, pero mal con los admiradores de los líderes de la generación del 68 que en aquel entonces eran muy dogmáticos y tenían poco sentido del humor. Por otra parte, el público estaba ansioso de encontrar un libro con el que pudiera aliviarse, intrigarse, carcajearse y compadecerse. Eso fue lo que les dio mi novela por irreverente.



   En aquellos años, muchos líderes de la generación del 68 estaban tomando el poder sin imaginación, contrariamente a lo que habían soñado de llevar la imaginación al poder. Eran, por tanto, muy dogmáticos y cuadrados, también respecto a la novela policíaca, que habían encajonado como “de derecha e izquierda”. Según ellos, la novela “derechista” era “de enigma”, y la novela de izquierda era la negra, porque sus icónicos fundadores norteamericanos eran progresistas que habían sido perseguidos por el macartismo. Se la pasaban en esa estéril discusión y según ellos escritoras como María Elvira Bermúdez, primero, y yo, aunque más joven, éramos —siempre según ellos— unas reaccionarias “de derecha” por escribir novela enigma. Todavía no les descubría Umberto Eco con El nombre de la rosa las infinitas posibilidades de una historia de enigma que no necesariamente es derechista: todo lo contrario. Eco, además de contar una entretenida e ilustrativa historia policíaca de enigma, retrata alegóricamente a un ciego como el poder del Vaticano en la Edad Media para privar del conocimiento a la población iletrada.
     A mí me cautivaban las herramientas narrativas que ofrecía ese subgénero y no me parecía que debiera supeditarse a una ideología.

Sobre las dificultades, como escritora y mujer, para incursionar en el género:


Una vez publicado mi libro, mi familia no me lo perdonó, y ese encono, lejos de olvidarse, se fue acendrando con el tiempo. Hasta la fecha se ha acentuado la censura en cierto diario donde mi cuñado ocupa puestos directivos. Desafié lo que se esperaba de la mujer en aquellos tiempos y eso se castiga. Pero, por otra parte, aunque fui acosada sexualmente (tal como cuento en el texto Mi primer acoso) durante el Primer Congreso de Literatura Policíaca que organizó Taibo II junto con sus secuaces mexicanos y cubanos en Querétaro, creo que la discriminación no sólo se debió al hecho de que fuera yo mujer sino a la irreverencia con la que me dirigía a la cultura priista y a las vacas sagradas del 68, educadas en el priismo.

Sobre la época que me tocó vivir en mi juventud:


No acababan de creer que existiera yo ni que me atreviera a cuestionar todo lo que ellos reverenciaban, y que además fuera capaz de escribir novelas “completas”, siendo mujer. Creo que todavía, los que quedan vivos, no logran entender que yo siga presente en el mundo de las letras y que haya sobrevivido literariamente a bastantes colegas suyos. Estaban acostumbrados a que las mujeres mexicanas fueran sus secretarias, las madres de sus hijos y sus groupies, no otras colegas como ellos. Era algo que podían aceptar de las norteamericanas o las europeas (si te fijas, las dos mujeres periodistas y reseñistas emblemáticas de la derecha y la izquierda de aquellos tiempos eran ambas francesas). A mí, mexicana nacida en México que no había hecho carrera por ser hija o esposa de alguien y que se había escapado del hogar familiar, no sabían cómo tratarme si no era vejándome o borrándome del mapa. Aún ahora siguen siendo numerosos los esfuerzos que hacen por quitarme mi crédito.  Así que era una discriminación que me enorgullecía. Ya expliqué a qué considero que se debió el éxito de mi primera novela.

Sobre a qué escritor o escritora actual, de novela policiaca y novela negra, sigo:


En la era digital, cabe aclarar la diferencia entre “seguir” en la arena de los gorjeos virtuales (Twitter) y “seguir” como lector… Lo digo porque hay gente que se acerca diciéndome que “me sigue” y en realidad no hace más que pulsar el botón de “seguir” en cuentas de redes sociales  que no dicen nada de mí ni de mis libros, y que no está dispuesta a leer mis novelas porque cree que se las ahorra “siguiéndome” en Facebook. Yo sí “sigo” como lectora a todos los escritores de novela negra y policíaca que me gustan, en tres idiomas, y soy gran admiradora de Caryl Férey, a quien leo en francés.

viernes, 16 de junio de 2017

Todas, junto con todos, estamos prohibidas... por ahora

Antipostales de Nueva York*
Malú Huacuja del Toro


No me queda ya duda: si en la época en que Calígula hizo senador a su caballo hubieran existido redes de comunicación ciberespacial, habrían sido contratados tuiteros, troles y youtubers para convencer a la opinión pública sobre los beneficios de contar con un caballo tan ilustre en el Senado, lo razonable que es eso y cuán perjudicial fue para el pueblo haber pasado tantos años sin senadores de otra especie, en particular equina. Disfrazados de “prole sincera”, los controladores de opinión pagados por el dictador habrían insultado con mayúsculas, con carcajadas acrónimas, acrónicas y acrimónicas, y con memes de heces fecales, a cuanto cibernauta hubiera osado preguntar cómo es posible que un caballo tome decisiones cruciales para el país. Mientras tanto, otros ciberpiojos a sueldo trabajarían sobre el aspecto “intelectual” simulando apegarse al “periodismo objetivo” para fundamentar “con hechos” tal despropósito. En las redes secretas de escribanos se ofrecerían empleos para tuiteros expertos en avasallar a sectores específicos de la población hasta lograr enterrar en las entrañas del inconsciente colectivo la obviedad de que Calígula estaba loco, que se creía Dios y que los caballos no pueden votar.
     A la par del desarrollo de la tecnología digital, los métodos de los influencers son cada vez más sofisticados. Y pareciera que sólo los gobiernos, las empresas y las figuras mediáticas contratan “expertos publicistas” pero nos olvidamos de que el narco, por su cuenta, también tiene una fortuna millonaria para andar difamando a las víctimas de feminicidios, por ejemplo (sembrándoles actividades ilícitas, si es necesario). No por mero azar México está entre los diez países del mundo con mayor porcentaje de usuarios de Twitter según estudios de la Cepal. Nos enorgullecemos (no sé por qué), pero en realidad eso habla de una economía basada en el crimen organizado y sus encubrimientos.
     No obstante, además de los dichos servicios depredadores de la razón, gracias a las nuevas tecnologías digitales las masas espontáneamente también demuestran lo que no entienden, que no es una efímera tendencia temática condenada a desaparecer en tres días, sino por el contrario, sus más arcaicos prejuicios y taras culturales.
     Así como desde la distancia del tiempo nos parece una locura la defensa del caballo hecho senador, a lo lejos parecería increíble que se critique una manifestación nacional contra las violencias de género en un país donde diariamente mueren más de cinco mujeres víctimas de feminicidios, donde las adolescentes pueden ser secuestradas, violadas, desmembradas y arrojadas a los basureros o a las fosas comunes sin que haya castigo para los criminales o donde ninguna usuaria joven del transporte público o simple viandante haya escapado del acoso sexual y lo único que se le ocurre al jefe de gobierno de la Ciudad de México para solucionarlo no es educar a los hombres sino ponerles un silbato en la boca a las mujeres. En ese país, repito, en principio resultaría ilógico que una protesta nacional feminista fuera motivo de crítica y ciberlinchamiento. Sin embargo, eso fue lo que ocurrió.
Porque a primer vistazo se ve absurdo, pero desde dentro de una milenaria tradición patriarcal las cosas son un poco más complicadas. Ese día, mujeres que nunca se habían atrevido a hablar contaron “su primer acoso” sexual en redes sociales, con lo cual dejaron consternada a una población masculina solidaria que honestamente desconocía la dimensión del fenómeno; esto es, muchísimos hombres heterosexuales y homosexuales que son conscientes del problema pero no habían podido sopesar lo que todas las mexicanas sabemos: que rara vez hay una mujer que no haya sido acosada o violada en algún momento de su vida y que la policía mexicana no está para ayudarla, sino también para atacarla.
      La ola que las mujeres de México lograron levantar bajo la  etiqueta #MiPrimerAcoso generó algo más agitador que un tuit viral: la reflexión. Pero precisamente por su potencia debió encontrarse con la marea de cuatro mil años de Historia con mayúsculas y con Cristo de por medio que rápidamente, ésa sí de manera espontánea, se organizó antes de que ese oleaje se hiciera maremoto.
Se expresaron con herramientas modernas, pero sus argumentos son tan antiguos como la historia de la humanidad cada vez que un sector oprimido de la población se visibiliza. De hecho, sus deducciones no son muy distintas de las que se oponían a que las mujeres votaran hace cien años. Recordemos: “En primer lugar vienen los argumentos galantes, de género: amamos demasiado a la mujer para dejarla votar; se exalta […] a ‘verdadera mujer’—nos describe Simone de Beauvoir—: perdería su encanto votando”. Bajo igual premisa, los mexicanos de hoy inmediatamente instauraron un “verdadero feminismo” en oposición a uno “falso” que era el que se manifestaba en las calles ese domingo, pues “esas feministas vulgares”, gritonas, semidesnudas o pintadas, denigraban la “verdadera lucha”. Hubo un tipo que incluso decidió que “las verdaderas feministas” eran “las de los años setenta”. Curiosamente, las “de verdad” de los años 70 fueron en su momento vilipendiadas como putas. Todo tiempo pasado fue mejor, porque de lo que se trata es de ponerlo en un pedestal y desautorizar a las insumisas. También se recurre espontáneamente a la minimización del problema: “La mujer tiene todo que perder y nada que ganar si vota. La mujer gobierna a los hombres sin necesidad de una boleta de votación”, nos recuerda De Beauvoir que decían los hombres en 1916, lo que en 2016 se tradujo en: “¿De qué se quejan? La situación no está tan mal. También hay muchos asesinatos de hombres. También hay hombres que son acosados”, etcétera. Un tipo que se apoda Callodehacha afirma que en México las mujeres gozan de los mismos derechos que los hombres pero son más privilegiadas. Y otro, llamado Luis Cota, arremetió una y otra vez en defensa del término feminazi. En modo alguno le interesa que el nazismo nada tenga que ver con la vida y la defensa de los derechos humanos, sino todo lo contrario (limpieza étnica, aniquilación de razas y pueblos enteros).
     Este mismo individuo alegaba que la segregación de género en los vagones del Metro como medida temporal de protección y de educación es una “violación a la Constitución Mexicana” y a su derecho de subirse a cuantos vagones en el Metro quiera —sin entender que lo que sería anticonstitucional es que se le impidiera usar el transporte colectivo por ser hombre—, un planteamiento por el cual también podría exigir dormir en cunas o meterse a las piscinas para niños, pues lo contrario sería “inconstitucional”. Y le parecía graciosísimo burlarse de la demanda feminista de incluir en la lengua castellana el género.
     Pero, aunque a tantos hombres les disguste, la inclusión de género y diversidad sexual en la lengua española terminará ocurriendo irremediablemente, de la misma manera que la “Real Academia” dejará de ser monárquica: se le quitará lo “real” y comenzará a ser realista, aunque no tan rápido como estamos dispuestos a decir taguear en lugar de “enlazar”, restartear en lugar de “reiniciar” y “sirvienta y sirviente” o sin reírnos, mas no “presidenta y presidente”. Y ni se nos ocurra que todo tiene que ver con el patriarcado. Cuestión de olvidos históricos nada involuntarios. Si pedimos la inclusión de género se nos dice que eso es gramaticalmente imposible, aunque a la hora de escribir feminazi para desautorizar la lucha de una mujer por respeto, a nadie le importa el rigor académico.
     La Real Academia tiene 44 miembros y sólo seis en funciones son mujeres: Carmen Iglesias, Soledad Puértolas, Inés Fernández-Ordóñez, Carmen Riega, Aurora Egido, y Margarita Salas (quien ingresó el mismo año que Arturo Pérez-Reverte, al que le debemos no sólo la glorificación del narco sino la de las mujeres mexicanas como putas y asesinas, y que ha sostenido peleas públicas burlándose de las feministas españolas para no aceptar el lenguaje de género inclusivo).  Próximamente ingresarán Clara Janés y Paz Battaner, nominadas el año pasado.
     Esas seis mujeres en nombre de la mitad de hispanohablantes debieron enfrentarse a 36 hombres para que no esté prohibido decir “todos y todas”, y por supuesto perdieron la discusión. La Academia estaba demasiado ocupada eliminando tildes necesarias como para abordar asuntos concernientes a la mitad de la población mundial. Nada más. ♦
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*Artículo publicado en la Digna Metáfora, junio de 2016.