domingo, 17 de mayo de 2020

Fin de semana entre lo feminista y lo humanista


►Este viernes, el estreno en Netflix de la película Rencor tatuado del maestro Julián Hernández cuya historia y guion tuve el honor de escribir —un film noir sobre mujeres violadas en la CDMX— coincidió tristemente con la declaración más audaz del Presidente en contra del feminismo: que el 90% de las llamadas al 911 relacionadas con violencia a la mujer son falsas. Su afirmación fue desmentida de inmediato con pruebas (las llamadas falsas ni siquiera son tomadas en cuenta por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública al hacer los reportes, que es en lo que se basan los periodistas), pero iba acompañada de una sentencia con la que el feminismo se ha enfrentado desde el siglo pasado y el antepasado: que él no es «feminista» sino «humanista». Con lo cual, un fuerte aplauso de machos y mujeres machistas recorrió a México.
►Me recordó lo que pasó en Estados Unidos, cuando realmente cobró fuerza por todo el país el movimiento Black Lives Matter (Las Vidas de Raza Negra Importan): rápidamente intervinieron los «humanistas» en defensa de «todas las razas; no sólo las de los negros». Estas afirmaciones que surgen en cuanto un grupo marginado y explotado reivindica sus derechos no son «humanistas», puesto que lo que quieren es que se callen los negros y las mujeres. Tampoco son nuevas, para nada. Pregúntenles a las nietas de las primeras sufragistas del siglo pasado. El «humanista» Presidente quiere que se diga que su Gobierno es un éxito, aunque eso requiera callar a las mujeres atacadas. Fue la declaración más audaz porque inventó una estadística y, añadió que «no quiere que lo vayan a malinterpretar», y que «no quiere decir que no exista la violencia contra las mujeres», cuando lo que quiere decir es eso: que la gran mayoría de la violencia es un invento de mujeres. 

►También este fin de semana que terminé varios encargos en el encierro leí en francés El consentimiento de Vanessa Springora, que, aunque todavía no se publica en español, ya se comenta, pues cuenta la relación que la autora tuvo a los 13 años con un hombre de 49, con el consentimiento de su mamá, porque además era famosísimo y todopoderoso,  por lo que la policía, lejos de investigarlo, le pedía autógrafos (¿a quién me recuerda en México…? ¿A quién? Mmmm… No sé, se pregunta una R del recuerdo, o una G de Gloria Trevi, y así). Ana Fornaro en la publicación argentina Página12 explica: «En 1977, muchos intelectuales y escritores franceses pidieron públicamente por la liberación de tres hombres acusados de pedofilia. El redactor de la carta era Gabriel Matzneff, escritor entonces conocido, provocador y brillante. Hoy ya los franceses no lo recuerdan mucho pero la publicación de El consentimiento (aun sin traducción al castellano), de la editora Vanessa Springora, abrió la caja de Pandora de la pedofilia y su frecuente apología entre cierta elite artística e intelectual de su país. Ella cuenta su relación con Matzneff, cuando él tenía 49 años y ella 13. Ahora es el tiempo del debate con el brusco cambio que el tema del consentimiento en general ha cobrado en todo el mundo con el impulso feminista, que aún encuentra muchas resistencias en Francia, sobre todo cuando algunos creen que toma parámetros norteamericanos».
Vale más la pena leer el libro que las notas descriptivas, como siempre. Sólo apuntaré varios datos que me parecen significativos y cualidades que sé que serán omitidas en las reseñas: la autora no hace una denuncia descontextualizada. Entiende muy bien que, además de haber sido víctima de un depredador sexual, fue víctima de una época. Y entiende que esa época de la Primavera Francesa y del «prohibido prohibir» fue a su vez, respuesta a la que la precedió. No se limita a decir «no quiero que se me malinterprete», como hacen otros; leerla es seguir la narración de una buena escritora que impide que se la malinterprete.
La carta en defensa de la pederastia firmada por intelectuales como Jean-Paul Sartre, Roland Barthes, Gilles Deleuze y, más escandalosamente, Simone de Beauvoir, entre otros nombres famosos, no sólo «tuvo una gran ausencia entre los firmantes que fue Michel Foucault», como dice Ana Fornaro, sino dos: también Marguerite Duras se negó a firmarla.
En un solo párrafo, la autora explica la diferencia entre lo que los firmantes de la carta sublimaban como enamoramiento y lo que realmente es un depredador sexual: «La situación habría sido bien diferente si, a la misma edad [14 años] yo hubiera caído locamente enamorada de un hombre de 50 años que, pese a toda moral, había sucumbido a mi juventud, después de haber tenido relaciones con una cantidad de mujeres de su edad y que, bajo el efecto de un deslumbramiento súbito irresistible, hubiera cedido, por una vez, pero la única, a este amor por una adolescente. Sí; entonces, de acuerdo, en ese caso nuestra pasión extraordinaria habría sido sublime, es cierto, si yo hubiera sido quien lo hubiera empujado a infringir la ley por amor; si, en lugar de eso, G. [Gabriel Matzneff] no hubiera reactuado esta historia cien veces a lo largo de toda su vida». En otra parte, añade: «Yo era quizás la más joven de sus conquistas en París, pero sus libros estaban poblados de otras Lolitas de quince años».



jueves, 14 de mayo de 2020

domingo, 19 de abril de 2020

"EL HUÉSPED" de Amparo Dávila

En memoria de esta gran cuentista mexicana que falleció ayer, publico su más célebre relato: El huésped, pues en redes se está hablando de ella, pero no con ella.


EL HUÉSPED
Amparo Dávila
Nunca olvidaré el día en que vino a vivir con nosotros. Mi marido lo trajo al regreso de un viaje.
      Llevábamos entonces cerca de tres años de matrimonio, teníamos dos niños y yo no era feliz. Representaba para mi marido algo así como un mueble, que se acostumbra uno a ver en determinado sitio, pero que no causa la menor impresión. Vivíamos en un pueblo pequeño, incomunicado y distante de la ciudad. Un pueblo casi muerto o a punto de desaparecer.
      No pude reprimir un grito de horror, cuando lo vi por primera vez. Era lúgubre, siniestro. Con grandes ojos amarillentos, casi redondos y sin parpadeo, que parecían penetrar a través de las cosas y de las personas.
      Mi vida desdichada se convirtió en un infierno. La misma noche de su llegada supliqué a mi marido que no me condenara a la tortura de su compañía. No podía resistirlo; me inspiraba desconfianza y horror. «Es completamente inofensivo» —dijo mi marido mirándome con marcada indiferencia. «Te acostumbrarás a su compañía y, si no lo consigues…» No hubo manera de convencerlo de que se lo llevara. Se quedó en nuestra casa.
      No fui la única en sufrir con su presencia. Todos los de la casa —mis niños, la mujer que me ayudaba en los quehaceres, su hijito— sentíamos pavor de él. Sólo mi marido gozaba teniéndolo allí.
      Desde el primer día mi marido le asignó el cuarto de la esquina. Era ésta una pieza grande, pero húmeda y oscura. Por esos inconvenientes yo nunca la ocupaba. Sin embargo él pareció sentirse contento con la habitación. Como era bastante oscura, se acomodaba a sus necesidades. Dormía hasta el oscurecer y nunca supe a qué hora se acostaba.
      Perdí la poca paz de que gozaba en la casona. Durante el día, todo marchaba con aparente normalidad. Yo me levantaba siempre muy temprano, vestía a los niños que ya estaban despiertos, les daba el desayuno y los entretenía mientras Guadalupe arreglaba la casa y salía a comprar el mandado.
      La casa era muy grande, con un jardín en el centro y los cuartos distribuidos a su alrededor. Entre las piezas y el jardín había corredores que protegían las habitaciones del rigor de las lluvias y del viento que eran frecuentes. Tener arreglada una casa tan grande y cuidado el jardín, mi diaria ocupación de la mañana, era tarea dura. Pero yo amaba mi jardín. Los corredores estaban cubiertos por enredaderas que floreaban casi todo el año. Recuerdo cuánto me gustaba, por las tardes, sentarme en uno de aquellos corredores a coser la ropa de los niños, entre el perfume de las madreselvas y de las bugambilias.
      En el jardín cultivaba crisantemos, pensamientos, violetas de los Alpes, begonias y heliotropos. Mientras yo regaba las plantas, los niños se entretenían buscando gusanos entre las hojas. A veces pasaban horas, callados y muy atentos, tratando de coger las gotas de agua que se escapaban de la vieja manguera.
      Yo no podía dejar de mirar, de vez en cuando, hacia el cuarto de la esquina. Aunque pasaba todo el día durmiendo no podía confiarme. Hubo muchas veces que cuando estaba preparando la comida veía de pronto su sombra proyectándose sobre la estufa de leña. Lo sentía detrás de mí… yo arrojaba al suelo lo que tenía en las manos y salía de la cocina corriendo y gritando como una loca. Él volvía nuevamente a su cuarto, como si nada hubiera pasado
      Creo que ignoraba por completo a Guadalupe, nunca se acercaba a ella ni la perseguía. No así a los niños y a mí. A ellos los odiaba y a mí me acechaba siempre.
      Cuando salía de su cuarto comenzaba la más terrible pesadilla que alguien pueda vivir. Se situaba siempre en un pequeño cenador, enfrente de la puerta de mi cuarto. Yo no salía más. Algunas veces, pensando que aún dormía, yo iba hacia la cocina por la merienda de los niños, de pronto lo descubría en algún oscuro rincón del corredor, bajo las enredaderas. «¡Allí está ya, Guadalupe!»; gritaba desesperada.
      Guadalupe y yo nunca lo nombrábamos, nos parecía que al hacerlo cobraba realidad aquel ser tenebroso. Siempre decíamos:
      —Allí está, ya salió, está durmiendo, él, él, él..
      Solamente hacía dos comidas, una cuando se levantaba al anochecer y otra, tal vez, en la madrugada antes de acostarse. Guadalupe era la encargada de llevarle la bandeja, puedo asegurar que la arrojaba dentro del cuarto pues la pobre mujer sufría el mismo terror que yo. Toda su alimentación se reducía a carne, no probaba nada más.
      Cuando los niños se dormían, Guadalupe me llevaba la cena al cuarto. Yo no podía dejarlos solos, sabiendo que se había levantado o estaba por hacerlo. Una vez terminadas sus tareas, Guadalupe se iba con su pequeño a dormir y yo me quedaba sola, contemplando el sueño de mis hijos. Como la puerta de mi cuarto quedaba siempre abierta, no me atrevía a acostarme, temiendo que en cualquier momento pudiera entrar y atacarnos. Y no era posible cerrarla; mi marido llegaba siempre tarde y al no encontrarla abierta habría pensado… Y llegaba bien tarde. Que tenía mucho trabajo, dijo alguna vez. Pienso que otras cosas también lo entretenían…
      Una noche estuve despierta hasta cerca de las dos de la mañana, oyéndolo afuera… Cuando desperté, lo vi junto a mi cama, mirándome con su mirada fija, penetrante… Salté dé la cama y le arrojé la lámpara de gasolina que dejaba encendida toda la noche. No había luz eléctrica en aquel pueblo y no hubiera soportado quedarme a oscuras, sabiendo que en cualquier momento… Él se libró del golpe y salió de la pieza. La lámpara se estrelló en el piso de ladrillo y la gasolina se inflamó rápidamente. De no haber sido por Guadalupe que acudió a mis gritos, habría ardido toda la casa.
      Mi marido no tenía tiempo para escucharme ni le importaba lo que sucediera en la casa. Sólo hablábamos lo indispensable. Entre nosotros, desde hacía tiempo el afecto y las palabras se habían agotado.
      Vuelvo a sentirme enferma cuando recuerdo… Guadalupe había salido a la compra y dejó al pequeño Martín dormido en un cajón donde lo acostaba durante el día. Fui a verlo varias veces, dormía tranquilo. Era cerca del mediodía. Estaba peinando a mis niños cuando oí el llanto del pequeño mezclado con extraños gritos. Cuando llegué al cuarto lo encontré golpeando cruelmente al niño. Aún no sabría explicar cómo le quité al pequeño y cómo me lancé contra él con una tranca que encontré a la mano, y lo ataqué con toda la furia contenida por tanto tiempo. No sé si llegué a causarle mucho daño, pues caí sin sentido. Cuando Guadalupe volvió del mandado, me encontró desmayada y a su pequeño lleno de golpes y de araños que sangraban. El dolor y el coraje que sintió fueron terribles. Afortunadamente el niño no murió y se recuperó pronto.
      Temí que Guadalupe se fuera y me dejara sola. Si no lo hizo, fue porque era una mujer noble y valiente que sentía gran afecto por los niños y por mí. Pero ese día nació en ella un odio que clamaba venganza.
      Cuando conté lo que había pasado a mi marido, le exigí que se lo llevara, alegando que podía matar a nuestros niños como trató de hacerlo con el pequeño Martín. «Cada día estás más histérica, es realmente doloroso y deprimente contemplarte así… te he explicado mil veces que es un ser inofensivo.»
      Pensé entonces en huir de aquella casa, de mi marido, de él… Pero no tenía dinero y los medios de comunicación eran difíciles. Sin amigos ni parientes a quienes recurrir, me sentía tan sola como un huérfano.
      Mis niños estaban atemorizados, ya no querían jugar en el jardín y no se separaban de mi lado. Cuándo Guadalupe salía al mercado, me encerraba con ellos en mi cuarto.
      — Esta situación no puede continuar —le dije un día a Guadalupe.
      — Tendremos que hacer algo y pronto – me contestó.
      — ¿Pero qué podemos hacer las dos solas?
      —Solas, es verdad, pero con un odio…
      Sus ojos tenían un brillo extraño. Sentí miedo y alegría.
      La oportunidad llegó cuando menos la esperábamos. Mi marido partió para la ciudad a arreglar unos negocios. Tardaría en regresar, según me dijo, unos veinte días.
      No sé si él se enteró de que mi marido se había marchado, pero ese día despertó antes de lo acostumbrado y se situó frente a mi cuarto. Guadalupe y su niño durmieron en mi cuarto y por primera vez pude cerrar la puerta.
      Guadalupe y yo pasamos casi toda la noche haciendo planes. Los niños dormían tranquilamente. De cuando en cuando oíamos que llegaba hasta la puerta del cuarto y la golpeaba con furia…
      Al día siguiente dimos de desayunar a los tres niños y, para estar tranquilas y que no nos estorbaran en nuestros planes, los encerramos en mi cuarto. Guadalupe y yo teníamos muchas cosas por hacer y tanta prisa en realizarlas que no podíamos perder tiempo ni en comer.
      Guadalupe cortó varias tablas, grandes y resistentes, mientras yo buscaba martillo y clavos. Cuando todo estuvo listo, llegamos sin hacer ruido hasta el cuarto de la esquina. Las hojas de la puerta estaban entornadas. Conteniendo la respiración, bajamos los pasadores, después cerramos la puerta con llave y comenzamos a clavar las tablas hasta clausurarla totalmente. Mientras trabajábamos, gruesas gotas de sudor nos corrían por la frente. No hizo entonces ruido, parecía que estaba durmiendo profundamente. Cuando todo estuvo terminado, Guadalupe y yo nos abrazamos llorando.
      Los días que siguieron fueron espantosos. Vivió muchos días sin aire, sin luz, sin alimento… Al principio golpeaba la puerta, tirándose contra ella, gritaba desesperado, arañaba… Ni Guadalupe ni yo podíamos comer ni dormir, ¡eran terribles los gritos…! A veces pensábamos que mi marido regresaría antes de que hubiera muerto. ¡Si lo encontrara así…! Su resistencia fue mucha, creo que vivió cerca de dos semanas…
      Un día ya no se oyó ningún ruido. Ni un lamento… Sin embargo, esperamos dos días más, antes de abrir el cuarto.
      Cuando mi marido regresó, lo recibimos con la noticia de su muerte repentina y desconcertante.

martes, 28 de enero de 2020

sábado, 16 de noviembre de 2019

Ya de regreso a Nueva York


 De regreso a Nueva York después de un festival muy productivo y feliz, en el que disfruté lo que Poniatowska y demás tramposos y tramposas nunca podrán conocer por más premios que reciban: la satisfacción.  




Se hizo una lectura dramatizada de mi nuevo guión, quedé en la terna de finalistas de voces innovadoras e hice la presentación concisa (pitching) ante productores y directoras. También en esa sesión me enorgulleció mucho hacer tan buen papel y quedar finalista (según supe, me contó una pajarita), pues no soy directora y además no hablé en mi idioma natal. 









Por supuesto, usé el rebozo que la periodista Carmen García Bermejo me regaló, y no “engrapado” para la foto, como acertadamente señala la actriz y poeta Isabel Benet respecto a una cierta figura pública, je, je.



Las discusiones plantearon cuestiones realmente interesantes, como es el hecho de que la industria quiere poner la clasificación “F” al cine dirigido por mujeres, y eso plantea dilemas, ya que la letra “F” en inglés, resuena a la calificación de “reprobada”  (“Failed”) en la escuela, además de que aleja al público potencial que cree que “femenino” va a ser “cine romántico” o de queja. Por otra parte, como dijeron algunas colegas, a veces es difícil encontrar (en Netflix, por ejemplo), cine de mujeres, y la clasificación sí ayuda. Es como arma de dos filos.




Ahora aprovecho el sábado para mandar mi guion a los productores y directoras que me lo pidieron. En el video se puede ver parte de la lectura dramatizada con el fantástico actor Thomas Gough en el papel de Satanás.  

jueves, 24 de octubre de 2019

LO QUE NO TE CUENTAN EN MÉXICO QUE PASÓ AYER EN RELACIÓN CON TUS DECISIONES EN FACEBOOK


Qué lástima que nuestro caudillo supremo AMLO decidió aliarse con Trump y con los supremacistas blancos a los que representa, y no con las causas progresistas de Estados Unidos, como la autoproclamada socialista diputada Alexandria Ocasio-Cortez, quien ayer demostró su superioridad intelectual, ni más ni menos que frente a quien se considera a sí mismo un genio:  el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg.
   
 Ella es más joven que él, y, al comparecer ante la audiencia del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, el multimillonario programador de informática tuvo problemas para explicar su nuevo plan de medios sociales sobre anuncios políticos de verificación de hechos y datos.
Facebook anunció recientemente que, para proteger el discurso político, ya no va a verificar los anuncios de los políticos, lo que esencialmente permite que las campañas le paguen a Facebook para difundir la desinformación.
     Zuckerberg dijo que la política de la compañía era eliminar las publicaciones de cualquier persona que llame a la violencia o que intente suprimir la participación electoral o la participación en el censo, pero cuando la joven boricua lo interrogó, ya no fue tan claro y, de hecho, lo único claro era que estaba mintiendo.
      A pocas diputadas la han calumniado tanto como a Alexandria Ocasio-Cortez, precisamente por su claridad y sus ideas más progresistas (AMLO la llamaría “conservadora” y “fifí” por atreverse a criticar al sistema, pero es al revés). Ella quiso saber si, por ejemplo, su equipo de campaña podría hacer en Facebook lo mismo que hacen los supremacistas contra ella:
     —¿Podría publicar anuncios dirigidos a los republicanos en las primarias diciendo que votaron por mi propuesta de nuevo pacto verde? —lo retó Ocasio—. Digo: si no estás verificando los anuncios políticos, sólo estoy tratando de entender los límites aquí de lo que es un juego justo…
      —No tengo la respuesta a eso en la cabeza ahora —dijo Zuckerberg—. Creo que… sí. Quizás.
     —¿Notas que hay aquí un problema potencial con la falta total de verificación de hechos en anuncios políticos?
     —Bueno, congresista, creo que mentir es malo —contestó el magnate blanco que se acaba de reunir con los supremacistas blancos para no quedar mal con ellos—. Y creo que si publicaras un anuncio que mintiera, sería malo. Pero no es el papel de Facebook evitar que tus electores o personas en una elección vean que has mentido.
     —¿Entonces no derribarás mentiras o sí derribarás mentiras? —preguntó Ocasio-Cortez—. Creo que es una respuesta bastante simple de sí o no.
     —En una democracia, creo que las personas deberían poder ver por sí mismas lo que dicen los políticos por los que pueden o no votar y juzgar su carácter por sí mismas.
     —Entonces, ¿estás diciendo que las publicaciones ligadas al supremacismo blanco necesitan un parámetro rutinario de verificación de datos [nada más]?
Zuckerberg no contestó nada y ella le dio las gracias con visible desinterés, como diciendo: “Me lo imaginaba. No me esperaba menos de ti”. En otro momento, Zuckerberg le dijo que él no tenía el menor conocimiento de lo que estaba haciendo Cambridge Analytica durante las elecciones, antes del reporte del periódico The Guardian en diciembre de 2015, y ella ironizó: “El mayor escándalo en que ha estado involucrada tu compañía sobre difusión de noticias falsas, que tuvo catastróficos resultados en las elecciones de 2016, ¿y tú [el fundador de Facebook] no tenías ni idea?”. Él contestó bordando especulaciones, como todo un político… O como el especulador que siempre ha sido.


Para más información sobre Cambridge Analytica, pueden ver esta película en Netflix: https://www.youtube.com/watch?v=HVHKYXJq7qo

viernes, 11 de octubre de 2019

Socios de Giuliani (el aliado de Ebrard y AMLO) "canalizaban" dinero efectivo extranjero



'La punta del iceberg': los fiscales alegan una gran conspiración delictiva por parte de los socios de Giuliani para canalizar efectivo  extranjero a las arcas de Trump y el GOP



ARTÍCULO de Jake Johnson PUBLICADO ORIGINALMENTE EN INGLÉS en AlterNet aquí.

A los ojos de un fiscal, esto realmente se parece cada vez más a una gran artimaña, supervisada por Trump y Giuliani [a quien AMLO contrató para "acabar con el crimen" en la CDMX cuando fue Jefe de Gobierno, N. de la Trad. y R.] para obtener asistencia ilegal de Ucrania en las elecciones de 2020.
Los fiscales federales acusaron el jueves a dos socios de Rudy Giuliani, el abogado personal del presidente Donald Trump, por haber tramado un extenso plan para expulsar al ex embajador de Estados Unidos en Ucrania canalizando dinero extranjero en los cofres de campaña de Trump y de un congresista no identificado que se cree es el ex representante republicano Pete Sessions. 
"Estas acusaciones no son cualquier tecnicismo ni una infracción al código civil o algún error en un formulario. Esta investigación es sobre el comportamiento corrupto, la violación deliberada de la ley ", dijo el jueves William Sweeney, director asistente a cargo de la oficina de trabajo de base de la FBI en Nueva York, durante una conferencia de prensa que detalla las acusaciones de financiamiento de campaña contra Lev Parnas e Igor Fruman.
Los dos hombres fueron arrestados el miércoles por la noche en el Aeropuerto Internacional Dulles en Washington, DC, mientras esperaban abordar un vuelo sólo de de ida a Frankfurt, Alemania.
Parnas y Fruman, ambos testigos en la investigación para hacer juicio político a Trump- iniciada por la Cámara de Diputados de mayoría demócrata-, habían almorzado con Giuliani en el Hotel Trump International en Washington, unas cuantas horas antes de que fueran arrestados el miércolessegún el Wall Street Journal .
CNN informó que "los fiscales no tenían la intención de revelar la acusación contra los asociados de Giuliani" el jueves, pero "su intento de abandonar el país les forzó la mano".
Geoffrey Berman, el fiscal federal del Distrito Sur de Nueva York, dijo durante la conferencia de prensa del jueves que Fruman y Parnas "violaron la ley para ganar influencia política al evitar revelar quién estaba haciendo las donaciones y de dónde provenía el dinero".
"Buscaron influencia política no sólo para promover sus propios intereses financieros", dijo Berman, "sino para promover los intereses políticos de al menos un funcionario extranjero, un funcionario del gobierno ucraniano que solicitó el despido del embajador de Estados Unidos en Ucrania [Marie Louise Yovanovitch ] ".


viernes, 4 de octubre de 2019

“Rencor tatuado”: inclinando la balanza hacia abajo en la ciudad de los asesinatos


Otra traducción de otra reseña de la película del maestro Julián Hernández, cuyo guion tuve el honor de escribir y que se proyectará próximamente en Nueva York:

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Rencor tatuado: inclinando la balanza hacia abajo en la ciudad de los asesinatos


POR ANTHONY FRANCIS
19 de septiembre de 2019
Irving Peña y Diana Lein en
"Rencor tatuado" (Julián Hernández, 2018)
La ciudad de México en los años noventa era un lugar donde los crímenes más severos quedaron impunes debido al dinero y a una fuerza policial corrupta.
Aida (¡una actuación excelente y atormentada de Diana Lein, una actriz que hay que ver!) sirve de venganza para las mujeres jóvenes que han sido violadas y maltratadas y que no pudieron encontrar una solución por sí mismas.
Trabaja en la parte trasera de un club nocturno y las mujeres acuden a ella con la frase clave: “¿Está la mujer que hace los tratamientos faciales? Traje mi propia crema”, llevándole sus súplicas de la justicia.
Al aceptar sus tareas, Aida les dice a las mujeres que debe saber exactamente qué fue lo que atrajo a los hombres hacia ellas. De la misma manera que Will Graham (Graham es el agente del FBI que atrapó a Hannibal Lector y The Tooth Fairy en la novela Red Dragon de Thomas Harris) debe convertirse en la víctima tanto mental como físicamente para atraerlos. Aida se disfraza, seduce y droga a los violadores, y los marca con un enorme tatuaje, asegurando que nunca olviden el dolor que causaron.
Todo esto trae a Aida enemigos muy peligrosos y poderosos que planean descubrir y exponer su verdadera identidad y destruirla.
El personaje de Aida se presenta como un arma de acero frío que atraviesa los callejones y clubes de la Ciudad de México. Una torturada mujer, especie de Llanero Solitario, dispensando justicia para las que no son escuchadas. Diana Lein la interpreta inteligentemente como un enigma que contiene el oscuro recuerdo que la llevó a recorrer este camino de venganza.
Irving Peña es convincente como Vincente, un reportero de televisión que está investigando una historia que puede llevarlo a descubrir quién es esta Vengadora y por qué está sucediendo esto. El actor tiene una forma natural y fácil que lo hace identificable. Vincente se convierte en nuestra guía a través del misterio de quién es Aida.
Escrito por Malu Huacuja del Toro y dirigido por Julián Hernández, este thriller crudo e interesante fue filmado en blanco y negro (con colores apagados utilizados para las secuencias de flashback) y usa la proporción 4: 3, dándole un aspecto único para una película de este tipo.
El director de fotografía Alejandro Cantú usa recorridos lentos y permite que su cámara capte a los personajes y sus alrededores sin llamar la atención sobre su estilo, y la misteriosa partitura de Arturo Villela y Ángel Sanchez Borges se suma a la desconcertante atmósfera de la película.

Rencor tatuado es una historia de misterio muy buena que está enormemente bien dirigida y contiene momentos de verdadero suspenso y sexualidad sin vergüenzas, similar a los grandes thrillers de Brian De Palma. Esta es una película inteligente y llamativa, con la audaz actuación de Diana Lein como el pegamento que lo mantiene todo unido.




miércoles, 2 de octubre de 2019

Querido vándalo de la Librería Gandhi


Te escribo estas líneas en caso de que sí seas un vándalo espontáneo y no un golpeador pagado que se bajó de uno de los camiones cuyas fotografías aparecieron en redes. Te escribo para decirte que no soy de las que no entienden la diferencia entre lo que es una biblioteca y una librería. De hecho, desde que vivo en Estados Unidos, no dejo de se ganarme enemigos hipersensibles (o sea, casi todos los norteamericanos) recordándoles a las y los descendientes de latinoamericanos que la traducción de la palabra library no es “librería” sino biblioteca.
            Lo que no entendí es tu mensaje, y no fui la única. No es que yo no simpatice con el anarquismo, sino que precisamente una de las primeras enseñanzas de los anarquistas para una protesta, del tipo que sea, es tener bien claro el objetivo del mensaje y el mensajero. En el movimiento antisistémico Occupy Wall Street nos fuimos a hacer acciones directas contra los bancos y las oficinas de las grandes empresas transnacionales (haz click aquí para ver una, con uno de los personajes más satanizados por el hoy supremo Presidente: Javier Sicilia), no contra las pocas librerías locales. Y no porque éstas no sean parte del sistema capitalista, ni porque a los empleados no los exploten igual en una librería, ni porque los revoltosos no entendieran la diferencia entre “biblioteca pública” y “tienda de libros”, sino porque al atacar lo segundo corres el riesgo de que todo tu esfuerzo se pierda en obnubilar sobre el verdadero objetivo de tu acción. Librerías Gandhi ya no es lo que era antes, pero fue fundada por un mexicano rebelde al sector empresarial en el que se crio, que abrió un espacio para los artistas en un tiempo en el que no había Secretaría de Cultura ni Fonca ni cine mexicano ni festivales de cabaret pagados por el gobierno, ni teatros donde se pudieran presentar artistas sin dinero, ni nada. Puso su habilidad como negociante al servicio de la cultura dentro de un sistema comercial abriendo un espacio en el que si tú pedías un foro para montar una obra de teatro te lo daban sin consultar tus simpatías políticas, ni con quién vivías, ni tus antecedentes penales, ni nada, y sin cobrarte renta. Mauricio Achar, el fundador de Gandhi, hizo la carrera de cantantes que hoy están con el gobierno y hasta cantan con la esposa del Presidente, pero que en su momento fueron contestatarias, que no pagaban "payola" para estar en la radio, a las que no podías escuchar porque Televisa las tenía prohibidas, y cuyos discos, a diferencia de los Sanborns’, en Gandhi siempre estaban en los escaparates.  Lo mismo nos sucedió a los escritores.
            Y aunque Gandhi no es ya lo que fue, sí carga con ese legado, para bien o para mal. En cambio Sanborns’ es propiedad de uno de los hombres más ricos y más injustos del mundo, Carlos Slim, quien hizo su fortuna gracias a que su hermano estaba en la Federal de Seguridad y a que Salinas de Gortari le regaló un monopolio con una ventaja de 8 años frente a cualquier competencia. (Para más información, puedes ver mi artículo aquí.) Mauricio Achar nunca tuvo un privilegio así ni un hermano así. Si te hubiera conocido, y si realmente eres un protestante y no un golpeador pagado, no te habría odiado. Creo que habría hecho una broma sobre sí mismo: “¿Por qué a mí? ¿Por qué no a la competencia?” Ja, ja. Así era Mauricio.
En fin. Sólo unas reflexiones sobre la claridad del mensaje en este dos de octubre.  Porque poner a la gente a hablar de otra cosa (como discutir sobre las diferencias entre librería y biblioteca, en lugar de las razones de la protesta), es justamente trabajar para la clase empresarial y el Estado.  Cuando decidas vandalizar bancos y no librerías, cuenta conmigo. 😉🙏



jueves, 26 de septiembre de 2019

Traducción de la reseña de Armond White sobre "Rencor tatuado" de Julián Hernández


Aquí la traducción de la reseña de la película cuyo guion tuve el honor de escribir para el maestro Julián Hernández, Rencor Tatuado (2018)

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“No hay justicia”, dice un estafador del inframundo en Rencor tatuado. Es un buen comienzo para la nueva película de Hernández porque no hay justicia en una cultura postcinéfila que ignora sus obras maestras, mientras que ese trío banal de piratas comerciales ganadores del Oscar —Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro— son celebrados como los principales cineastas de México.

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 Rencor tatuado convierte nuestra crisis espiritual moderna en film noir

20 de septiembre 2019 6:30 AM



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Diana Lein en Rencor tatuado (Breaking Glass Pictures/Imagen de los avances via YouTube)

En el submundo bohemio de Julián Hernández, el sexo, la política y la moral se mezclan perturbadoramente.
Al final del melodrama de Julián Hernández sobre gente que toma la justicia por su propia mano, Rencor Tatuado, un galán (Vicente Colmenares, interpretado por Irving Peña), y una mujer andrógina (Aída Cisneros, interpretada por Diana Lein) se unen en un beso apasionado. La simbólica fusión de las búsquedas románticas masculina y femenina (continuación desde los anteriores y premiados filmes de Hernández Mil nubes de paz, Cielo dividido, Rabioso sol, rabioso cielo y Yo soy la felicidad de este mundo) no es un mero final feliz.

     Su rareza queer representa un triunfo personalizado contra el crimen, el engaño, la violencia y la decadencia que enturbian al México actual. Rencor tatuado es un thriller erótico que plantea un reto a los espectadores milenials con un subtexto moral y político.

      Hernández explora nuestra pesadilla contemporánea creando su propia mitología personal: el estudiante de cine Vicente está fascinado con una serie de ataques de revancha firmados por la misteriosa Vengadora, quien tatúa un gran alacrán en los torsos de los hombres acusados de violación, y después publica las humillantes imágenes en la prensa. Las fotos de La Vengadora le recuerdan a Vicente el arte de vanguardia de la feminista radical Aída Cisneros, quien presuntamente cometió suicidio después de haber sido atacada violentamente. La leyenda de Cisneros es explotada por una charlatana, Divinidad Martínez (Itatí Cantoral), en el programa de radio La locutora sensual, cuyas incursiones en supersticiones de ocultismo, transmitidas por la XEZ, cautivan “a todos los rincones de Latinoamérica”.

      En esta vertiginosa narrativa, Hernández emula y enaltece la intensidad obsesiva del film noir. Rencor tatuado  hace eco, específicamente de La chica del dragón tatuado, como si esa franquicia grotesca pero popular fuera reiniciada por un concienzudo realizador de cine de arte. La investigación de Vicente ("Está todo borroso, pero es tan absurdo como mi vida. Nadie entiende su propia vida de todos modos") tiene lugar paralelamente a  las misiones secretas de Aída. La imaginería del procedimiento en profundo y brilloso blanco y negro (vista en viejos marcos de proyección de diapositivas anticuados) se alterna con escenas de culpa y deseo imaginados en tonos acentuados emocionalmente, más flashbacks a todo color.

     El caleidoscópico cruzamiento interseccional de tipos bohemios, del submundo y de los medios de comunicación, es tal festín sensual que evoca los perturbados temperamentos del desorden social de hoy. Hernández es uno de los estilistas visuales más logrados de la historia del cine (en este siglo sólo comparable a Zack Snyder). Su habilidad para conectar imagen con significado, emoción con política y conducta con moralidad es altamente sofisticada… aunque delirante. Tal como el desarrollo visual de Aída y su interpretación estética responde al caos del siglo XXI, el magnífico cinefotógrafo de Hernández, Alejandro Cantú, hace giros y descubre las dimensiones espaciales de la intimidad y el alejamiento.

     Rencor tatuado se anuncia como un “thriller de empoderamiento femenino” porque ésa es la cruda manera como venden los filmes estos días, pero Hernández sueña su cuento moral contra la inmoralidad juvenil de la mayoría de los medios de comunicación contemporánea. Avanza desde el profundo romanticismo de sus primeros filmes, en los que parecía hechizado por la belleza extática de capturar hombres jóvenes mientras se enamoran y se relacionan con el sacrificio abierto de las mujeres y el peligro emocional. Sin embargo, Hernández no es un traficante de corrección política, incluso cuando se ahonda en el mundo partido de drag queens y transexuales; él ve el inframundo como parte de una sociedad al revés. La heroína de Rencor toma la ley en sus propias manos, igual que los políticos corruptos mezclados con redes de narcotráfico y pornografía operan con impunidad, y los grupos de medios de comunicación que utilizan fuentes no identificadas saquean la cultura y ponen en peligro el orden social, tal como revela esta película sorprendentemente actual, al estilo de codificación de Costa-Gavras.

     “No hay justicia”, dice un estafador del inframundo en Rencor tatuado. Es un buen comienzo para la nueva película de Hernández porque no hay justicia en una cultura postcinéfila que ignora sus obras maestras, mientras que ese trío banal de piratas comerciales ganadores del Oscar —Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro— son celebrados como los principales cineastas de México.

     (También se pasan por alto autores notables como Sergio Tovar Velarde [Cuatro lunas] y Alonso Ruizpalacios [Güeros].)

     Opera el código moral privado de Hernández al igual que su estilo visual característico de ver el mundo de manera sensual y ética. Su expresión personal es interesante como identidad cultural: el glamoroso modelo de moda de Vicente y sus tenis blancos (se desliza cuando camina) contrastan con la ferocidad amazónica de Aída (con trenzas coronando su cabeza), mientras que la informante drag queen, Marta (César Romero Medrano) inspira la empatía e impaciencia de ellos. La compasión sexual de Hernández sigue siendo relativamente conservadora, por tanto aún impactante para los progresistas que también se enfrentan a sus arquetipos indoeuropeos: todas las cuales continúan siendo razones por las que este cineasta magistral sigue siendo relativamente desconocido para los cinéfilos estadounidenses.

     Pero el arte de Hernández es también sensible a la crisis spiritual moderna. El rango de su expresión cinematográfica recuerda  The Eyes of Laura Mars, The Bride Wore Black, y Caught in the Web (clásicos que exploran el tema de la venganza) y por último se establece en un territorio de casa, haciendo referencia al reto moral surrealista de Luis Buñuel con la película El (1953). A su modo, Rencor tatuado es la única película contemporánea que reacciona ante la corrupción en México y ante la nuestra.

Rencor Tatuado de Julián Hernández (2018)
Escrita por Malú Huacuja del Toro
Producida por Roberto Fiesco


ARMOND WHITE, crítico de cine que escribe para National Review y es el autor New Position: The Prince Chronicles@3xchair



viernes, 5 de julio de 2019

No, no es Virgilio Piñera

En el artículo de David Huerta titulado Los delatores (El Universal, 3 de julio de 2019) que Alberto Ruy Sánchez califica de «histórico» se dicen varias cosas ciertas de Silvio Rodríguez, aunque, otras, bastante exageradas, y todo lo que se señala de la infantil directora de Notimex está comprobadísimo. Sin embargo, tanto Ruy Sánchez como David Huerta pecan de lo que tan inaceptable es en AMLO y en los morenistas, esto es, su falta de autocrítica y de pudor, su incapacidad para reconocer una equivocación y pedir perdón. Pues he aquí que ser becario durante 18 años sí es mucho tiempo, sobre todo si sólo se dedican a la escritura, esto es: si sus disciplinas artísticas no requieren costosas —e igualmente necesarias— producciones, como las de las artes escénicas, por ejemplo. Podrían empezar por reconocerlo y ya. Además, es muy chistoso que cobren como artistas 18 años del gobierno de México, cosa que siempre fue pública, y ahora por ese hecho el poeta David Huerta se crea todo un Virgilio Piñera. Ah, qué tramposón, oiga…

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martes, 2 de julio de 2019

Mis dedicatorias

Creo que a mi verdadero amor no le he dedicado nunca ninguna novela hasta ahora*.
     Supongo que así son los verdaderos amores para algunas escritoras: no precisan ni exigen dedicatorias. Y las que fuimos constantemente espiadas, marginadas pero imitadas, protegemos lo que amamos más que nuestra vida.
     Los escritores heterosexuales de mi país, en cambio, son tan infieles y mentirosos, que convierten la primera página de su libro en una componenda por tantos años de mentiras, ausencias y maltratos, mientras que el interior del libro, con su novela o poemario, va dedicado a sus diferentes concubinas, algunas de ellas, verdaderos amores.
     Retratadas con nombres falsos, siempre llevan alguna impronta con la que pueden localizarse sin que la esposa las identifique. Y se creen privilegiadas, o así las hacen sentir. Tal vez lo sean con respecto a la esposa abandonada. Pero ni ellas ni la mujer "de planta" experimentarán el interminable placer de escribir y concluir su propio libro,  que es lo que sí hacen los escritores. Y aún si llegasen a emprender esa locura, el único libro que aprendieron a escribir en su vida es acerca de su locura.


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*Aunque sí le dediqué uno, de narrativa corta, intitulado El suicidio y otros cuentos. 

Más de los libros que no le dediqué a mi amor →

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lunes, 1 de julio de 2019

Gracias por aclararlo

Gracias por tomarse la molestia de aclarar esto a un centro de poder político (que no periódico) que ayudó en gran parte a crear el infierno actual para las comunidades indígenas. Otro mundo sería posible si, antes de que San Andrés llegara a la presidencia,  esto se hubiera hecho con todos los encabezados mentirosos (que eran muchos). Pero, "ay, qué flojera". O "ay, no están hablando de mí, qué importa"...



domingo, 17 de marzo de 2019

Celebrating Billions' Season 4 - A Real Villain with Billions

This is an old-not-so-old morbid story about the obscenely rich Mexican billionaire who decides your destiny in Wall Street. It was published when season 1 started. The situation hasn't changed much.
(Ir a versión en español aquí.)

As Not Seen in “Billions”: the Untold Story of Top New York Times’ Shareholder, Mexican Tycoon Carlos Slim

Opening with a surprisingly kinky sex scene, Showtime’s new TV series “Billions,” loosely based on NY Attorney General Eliot Spitzer’s sex scandal, scores more than one million viewers each Sunday. It revolves around men and their egos on Wall Street, with hedge fund manager and billionaire Bobby Axelrod (Damian Lewis) being chased by US Attorney for the Southern District of NY Chuck Rhoades (Paul Giamatti), who has a perfect track record of putting away deep-pocketed crooks exploiting the system that broke the economy in 2008.
There are plenty of symbolic scenes reverberating in the show, from a dog marking its territory by pissing on the millionaire’s carpet to Axelrod’s paying a fortune to stamp his name on a Metropolitan Museum’s Hall (a clear reference to the Koch Brothers carving their names on Lincoln Center’s and the Museum’s fountains), to the lead character watching “Citizen Kane” in his private screening room after the purchase of a flashy Southampton mansion.
However well-crafted, reality always proves more obscene than sex and intriguing plots though. “Billions” doesn’t top the real-life coarse irony that financial New York Times columnist Andrew Ross Sorkin is its creator. He is also the founder and editor of Deal Book, a financial news service published by the New York Times, whose main shareholder is Mexican tycoon Carlos Slim as of January 2015.
Lewis’ character Axelrod challenges justice with showy purchases. Carlos Slim marks his territory right in front of the Metropolitan Museum of Art too, buying the only building on Fifth Ave. still used for residential purposes, but unlike Axelrod, he never had to face, or even fear justice for how he became three times the richest man in the world, according to “Forbes” magazine. And, when Donald Trump attacks Mexican people, he’s not talking about him.
You don’t need to look deeply into the Wikileaks April 2011 files (as published in 2013 by the “Who What Why” Website) to find disclosed emails suggesting his involvement in drug trafficking according to the DEA. All you need to do is look for the most evident, visible information about a man who started with only $5,000 million a fortune rapidly growing to more than $77 billions in a country with 50 million people who live and die far below the US poverty line.
Unlike Rhoader, no Mexican Attorney would dare to make a case against Carlos Slim. And, the one thing that NYT columnist and “Billions” creator wouldn’t tell you is that his brother, Julián Slim, was commander of the Mexican political police, working along with well-known torturer (as described by his victims) and former CIA agent Miguel Nazar Haro during the years of the “war against communists” in the 70’s. According to the tycoon’s most recent biographer, Diego Enrique Osorno,[1] Julian Slim’s college classmate and close friend was former Secretariat of the Interior’s head Mario Moya Palencia, the mind behind the many unpunished murders and crimes committed in Mexico against Government opponents during the 70’s. Actually, on January 22th, 1975, Mathematics professor Manuel López Mateos filed a complaint for kidnapping and torture against Miguel Nazar Haro and Julián Slim, commanders of the fearsome Dirección Federal de Seguridad (DFS, the Mexican equivalent of Homeland Security). The complaint was never investigated.
For alleged reasons of “national security,” the DGS justice system was not too different than a drug cartel’s vendetta. Salvador Corral García, one of the top leaders of a guerrilla group, was arrested in Sinaloa, and then secretly sent to Mexico City, where the main New York Times shareholder’s brother, Julian Slim Helú, interrogated him,[2] on February 1st, 1974. Corral was found dead with clear signs of brutal torture five days later in the same neighborhood of one of his victims, a powerful business man, as a “present” from the Mexican Government to corporate power in Monterrey City (located about 226 miles away from Mexico City).
The New York Times won’t tell you either that Julián Slim’s career fades out when his brother is granted by the Mexican Government the bid that made his fortune grow, Teléfonos de México. It was a parastatal company that the Government privatized following the standard procedure for privatizations, which is, crushing the independent union, bribing everyone else, smearing unionized workers, making the company absolutely inefficient, having the public hate and repudiate the workers, not the company, and then selling the company.
It is not difficult to imagine why the secret political agent took a low profile ever since the purchase. His brother had the only phone company of the country, a key for national security and intelligence strategies, at a time when there were no cellphones, with a special anti-constitutional clause included in the acquisition agreement.
Slim’s PR teams put a lot of time, effort and money into hiding this information, but the bid by which Slim bought Telmex at 30 percent of its value[3] included a provision allowing him the monopoly of the phone service for seven years. This clause gave him all the advantage he needed over any potential competitor. Both Slim’s publicists and the Government keep telling us the bid was “completely legal,” even though monopolies are illegal under the Mexican Constitution. Besides, in pre-digital era, it is hard to ignore the connection between the political police agent and ruling all telecommunication for seven straight years.
Even so, Carlos Slim gives lectures on how to be a successful businessperson. A comparison with Hearst wouldn’t be an exaggeration. He reacts very badly to criticism and protests. That’s why he invested money and resources in all the political parties, including the electoral leftist López Obrador’s, as well as the media and newspapers, including “La Jornada”. In the US, he filed a complaint at the California Fair Political Practices Commission against activists who dared to make fun of him when he was talking about philanthropy. In this country, he lost the case.
Slims partners with President Bill Clinton in philanthropic projects, so there is information that any media he puts his money will hide. Neither the New York Times nor Slim’s partner Larry King will tell you that the priest who celebrated his mass wedding was the infamous pedophile Marcial Maciel, founder of the Legion of Christ and beloved friend of Pope John Paul II. It would tarnish his image. Maciel was found guilty of sexual abuse, drug abuse, and fathering six children. Maciel had many wealthy benefactors. His friend Pope Jean Paul II was also a good ally of President Carlos Salinas de Gortari, who not only privatized the parastatal phone company and granted the bid to Slim, but promoted and signed NAFTA. His brother Raúl Salinas de Gortari was charged, sentenced (and then released when Peña Nieto was made President), for money laundering operations.
Making Invisible the Most Visible
Mexico City’s area known as “Centro Histórico” (Historical Downtown) was, literally, the center of the Pre-Hispanic world, when Moctezuma ruled the Aztec Empire.
It was the New York City of ancient times.
It now belongs to Carlos Slim.
No skillful detective is required to investigate how he persuaded the allegedly progressive Mayor Andres Manuel López Obrador to evict all the street vendors and most of the poor families, low-wage workers and local business. His administration created a Foundation and a Council to “revitalize” the neighborhood with no community representatives at all – not even fake, bribed leaders – and no small-business speakers. Chaired and owned by Carlos Slim, the Council Board members included former TV news anchor who supported the massacre against the students at that very area in 1968, Jacobo Zabludowsky (magically forgiven and politically recovered by López Obrador’s party), and scholars who don’t live there but say yes on command. The only “true” resident was the daughter of a state Governor living in a mansion which is also a historic treasure.
NYC Mayor Rudolph Giuliani was hired to “fight crime,” that is, to remove homeless people from the area, install security cameras, and let Starbucks take over.
It is no secret either that Mr. Slim’s nephew, the son of the political police agent Julián Slim, is now the phone company’s CEO.
You don’t need to be Sherlock Holmes or Bob Woodward (especially the latter) to know that the Mexican tycoon’s son in law, architect Fernando Romero, along with British architect Norman Foster, has been granted the bid to build an airport in Atenco, México State, in spite of the uncompromising opposition of the peasants who own the land in co-op.
Reality turns out to be more obscene and less fun than “Billions” because 28 women of the Atenco rural town opposing to the construction of the airport were sexually tortured by Federal Police Corps in May 2006, as authorized by then Governor Enrique Peña Nieto. The three main leaders of the Peoples’ Front to Defend Atenco Land (FPDT is the Spanish acronym) Ignacio del Valle, Felipe Álvarez and Héctor Galindo, were sentenced to serve 112 years in prison the first one and 67 ½ the other two. They were absolved five years later due to public pressure across the world, especially from the Mexican immigrant community in NYC headed by Movement for Justice in El Barrio, whose members protested inside the Mexican Consulate, forcing officers to shut down the offices in May 4th, 2009.
The raped women of Atenco continued fighting and mobilizing to this day.
Notes. 
[1] “Slim: Biografía política del mexicano más rico del mundo”, Mexico, 2015, Debate.
[2] DFS File #11-235-L6, pages 163-167, according to Diego Enrique Osorno’s book.
[3] “Our Report to Occupy Wall Street: Slim’s Paradox,” by journalist Óscar E. Ornelas.
Originally published: https://www.counterpunch.org/2016/03/07/as-not-seen-in-billions-the-untold-story-of-top-new-york-times-shareholder-mexican-tycoon-carlos-slim/