Sabes que te rogué, te expliqué, te insistí, te demostré que yo no ganaba nada con ayudarte. Tú decidiste afincarte en esa locura. Ahora que tu mentalidad es ridícula, que no sabes cómo enlazar sujeto con verbo y predicado porque entiendes que alguna de las tres partes de la oración miente y que por eso cobras tu quincena, volteas a verme desde esta ventana en la que no asomo ni media parte de mi vida y pides auxilio cuando ya no puedo ni remendarte una neurona. Y sí: las redes sociales también sirven para envidiar.
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Bien sabes que nunca conduje mi vida por el camino de la estabilidad económica. Yo no entierro mis romances pasados para construir sobre ellos catedrales a la seguridad. Por el contrario, de mis pasos más firmes aprendí a tropezarme mejor. Hay cosas que no habrías preguntado si no las hubieras olvidado. Y sí: las redes sociales también sirven para amar.
Bien sabes que fui una de tus más entusiastas
defensoras y activa promotora de tu obra. Pero en cuanto te invitaron a la
Feria del Libro de Guadalajara, tú no dudaste en ir, aun cuando sabías que el
Premio Juan Rulfo le sería otorgado ese año a un plagiario. Desde entonces sé
que no somos la misma clase de escritores. Yo procuro avalar mis palabras con
mis actos, no con más y más palabras. Y sí: las
redes sociales también sirven para deslindarse.
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Lavanderos y lavanderas: Cuando Myriam Moscona empezó
a trabajar en televisión, "se apantalló" literalmente. Muchos
técnicos pueden dar cuenta de la transformación de poeta en diva obsesionada
con su apariencia física. El narcisismo cobró las extravagantes exigencias que
lo acompañan. A las muchachas que trabajaban tras las cámaras casi les
arrancaba sus collarcitos o aretes para ponérselos, si le gustaban. Pero las
asistentes de dirección no ganaban la muy abultada cantidad de dinero que ella
se estaba metiendo a la bolsa por leer ante las cámaras los guiones que yo le
escribía en los inicios del noticiario Nueve
treinta. Bien podía comprarse sus propios ornamentos. Desde entonces sé que
las poetas no son todas tan indiferentes a los bienes monetarios ni a las
vanidades del poder mediático. Y sí: las redes sociales también sirven para contar
chismes.
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Señoras y señoritas: El galardonado trabajo fue antes
de su enamoramiento de la Vaca Sagrada y su romance con la isla de Cuba. Como
dicen ustedes: no confundir. De hecho, la relación con Cuba empezó su etapa
"seria" cuando estaba ya terminando su obra. Los mexicanos no saben
con quién se meten. Los cubanos, sí. México se las ingenia muy bien para ser el
traspatio de los Estados Unidos y de Cuba. Traspatio por doble partida sin obtener ni un beneficio de ninguno. Y sí:
las redes sociales también sirven para aclarar.
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Yo sé que tú quieres que aplauda tus textos
farragosos. Pero si lo hago, no te ayudo tanto como debiera una verdadera
amiga. Además, llegado el día en que realmente aprendas, no me respetarás, pues
habrás descubierto que me estuve burlando de ti. No quiero darte gusto un día y
causarte un perjuicio toda la vida. Yo no hago eso. Y sí: las redes sociales
también sirven para educar.
En este país, por cada 100 profesionistas hay un premio. Para distinguirse en cada ramo sólo hace falta no ganar ninguno
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