Con todo respeto (porque yo sí hice algo de gimnasia olímpica de niña y estudié el deporte; no soy una opinadora más), te cuento algunos datos que los medios deportivos del patriarcado siempre omitirán explicarte:
►Nadia y Simone fueron formadas desde niñas por el mismo entrenador, Béla
Károlyi. Pocos recuerdan que, después de Montreal, cuando Nadia dejó de ser
púber y se convirtió en una bella joven a la que llamaban entonces “gorda”,
perdió tan estrepitosamente como Simone: se caía de los aparatos que antes
sobrevolaba y andaba tan angustiada como hoy se ve la cara de Simone. No pudo
aguantar la presión. Lo que no te explicaban en la televisión es que la joven
más famosa de Rumanía era forzada a ser la amante del hijo del dictador Nicolae
Ceausescu, si bien llamaban a su relación “romance” (aunque ahora socialmente
entendemos lo que significa el acoso sexual desde una posición de poder completamente
desproporcionada). Cuando cayó el Muro de Berlín y se empezó a divulgar esta
historia, la "puta" era ella, claro.
►Los gringos todo lo compran y las Olimpíadas son sólo un despliegue de
su poderío económico para hacerse creer en su excepcionalidad como nación. Si
pierden en cualquier deporte, compran a los entrenadores que les ganan y se
convencen de que son los mejores atletas, no los más ricos (de verdad, si
ustedes pudieran ver la televisión de Estados Unidos durante los juegos
olímpicos cada cuatro años, y sobre todo, sus comerciales, se doblarían de la
risa de ver cómo sirve para reforzarles mentalmente su superioridad sobre el
resto del mundo, que ellos suponen “natural” y no meramente financiera y
militar). De modo que, cuando Nadia calificó los primeros diez perfectos en
toda la historia de la gimnasia, los gringos compraron a Béla y lo pusieron a
formar a todas las ganadoras durante dos décadas seguidas —todas púberes
cortadas con el mismo molde—, y a “la mejor gimnasta de toda la historia”:
Simone Biles.
►En el centro de entrenamiento de Károlyi fue donde el médico del equipo
de gimnasia Larry Nassar atacó sexualmente durante 18 años a las púberes
gimnastas, incluyendo a Simone Biles.
►Como vacas ordeñadas por la fuerza, después de la traumática pandemia,
en lugar de utilizar el confinamiento para entrenarse y recibir apoyo
psicológico, los deportistas fueron forzados a competir en estos juegos
olímpicos como si no hubiera pasado nada: como si no hubieran muerto familiares
y amigos y no hubiéramos pasado todos por lo mismo.
►Simone Biles compareció en Tokio bajo la presión de toda esa historia
que el patriarcado te cuenta como “un problema de salud mental” (de ella,
claro), y aprovecha para glorificar “la necesidad de incluir la salud mental en
el concepto de atención médica”.
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