miércoles, 10 de febrero de 2021

Adiós a Jean-Claude Carrière

Les voy a explicar unas coordenadas históricas que no aparecen en los folletos turísticos de los artistas invitados al FIC de San Cristóbal de las Casas: uno de los guionistas de cine más renombrados y experimentados del mundo, Jean-Claude Carrière, le dedicó a Luis Buñuel —para quien trabajó en algunas de sus más famosas películas, como Bella de día El discreto encanto de la burguesía— un libro que versa precisamente sobre Chiapas y, en particular, el origen del nombre de la ciudad donde ahora, cada año, los cineastas brindan con vino rojo y comen opulentamente. Se trata de un nombre compuesto: San Cristóbal no fue de las Casas nunca. La ocupación militar de la Corona Española es su nombre de pila, y la compasión, su apellido, puesto así en honor a "ese nombre tumultuoso" —dice Carrière—, el fraile dominico Bartolomé de las Casas.

            El libro se titula, simplemente, La controverse de Valladolid (La controversia de Valladolid, Belfond - Le pré aux Clercs, 1992, adaptado para la televisión el mismo año). Antes de que se apresuren a buscar el enlace en YouTube, permítanme platicarles algo al respecto para que puedan disfrutarlo. Escrito como solo uno de los mejores dialogadores del mundo puede hacerlo, este libro imagina un encuentro (que históricamente no tuvo lugar) entre los protagonistas de la famosa Controversia de Valladolid en la que la Corona y la Iglesia discutieron si los indígenas son o no seres humanos. Obviamente, a los conquistadores españoles, cuyo vocero fue el doctor universitario, Ginés de Sepúlveda —pues también para eso sirven los títulos universitarios— le convenía demostrar que no lo son, para evitarse lidiar con problemas religiosos al extraer sus recursos naturales —como los que se encuentran en la Selva Lacandona hoy en día, en las Cascadas de Agua Azul, por ejemplo, o en las áreas que destruirá el mal llamado Tren Maya, y como el petróleo— y al tratarlos como animales.
            La contraparte del debate estaba a cargo de "un hombre inevitable", apunta el autor, "ya muy célebre": el gran defensor de los derechos humanos de los indígenas, nacido en Sevilla ocho años antes del "descubrimiento" de América.
            La escenificación ficticia está basada en una disputa epistolar que sí ocurrió entre Las Casas y Sepúlveda en 1550 y que fue retomada en 1551. No es seguro que los adversarios se hayan conocido jamás en persona. Hoy, en la era digital, la Controversia de Valladolid habría tenido lugar en los foros virtuales y se habría hecho resonar en Twitter. El debate es una recreación de los textos intercambiados ("seguí escrupulosamente todo lo que pude leer y aprender —indica Carrière en su prólogo—. No inventé ninguna de las consideraciones teológicas, raciales y culturales"). Sigue, además, una forma de moda en aquel entonces: la del diálogo, que es la que a su vez utiliza Sepúlveda en su libro De las justas causas de la guerra, para dictaminar que los indígenas no tienen alma humana. En la discusión, Sepúlveda se troleaba a Las Casas con una argumentación asombrosamente similar a la que hoy se usa en redes sociales para descalificar la lucha zapatista y seguir defendiendo que a los pueblos originarios se les despoje de sus tierras: “No entienden el bien que les hacemos con nuestro progreso —con nuestros hoteles, con nuestro turismo, con nuestros festivales de cine, con nuestro Tren Maya, diríase hoy—; no son como nosotros, tan civilizados; son violentos —o vándalos, diríase hoy, "radicales de izquierda que para mí no son más que conservadores, anunciaríase hoy—, y practican sacrificios humanos”. Bartolomé de las Casas le responde con lógica igualmente aristotélica al traductor de Aristóteles:
            —Si para vosotros los indígenas no son “humanos”, ¿cómo es posible que practiquen sacrificios “humanos”? Si no tienen alma “humana” y son animales, ¿por qué les cubrís los genitales y pedís decoro?
            Sepúlveda pone en labios de Demócrates justificaciones para las acciones de Hernán Cortés a la manera como hoy los funcionarios de Morena  ponen en boca del "progreso" una justificación para que haya más hoteles en Chiapas y, con “suerte”, en un futuro, casinos que atraigan más narcotráfico, sin cambiar de raíz el sistema que no solamente está acabando con el campesinado mexicano sino con el planeta. Son el rostro “razonable” de la guerra de exterminio.
            La pregunta, una vez más es: si ganan ellos, ¿estarían ustedes dispuestos a asistir al Festival Internacional de Cine del Tren Maya recorriendo las Cascadas de Agua Azul donde les proyecten un re-make de La Controversia de Valladolid muy bien filmado y un documental sobre cómo fue la rebelión zapatista en 1994, pero ya sin los molestos pueblos autónomos y con más pandemias causadas por el cambio climático?
    Descanse con toda la fuerza de su inmensa creatividad, valor y empatía, Jean-Claude Carrière.




 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu lectura y por tu paciencia. Los comentarios para los apuntes que tengan más de dos días requieren moderación.