sábado, 30 de enero de 2021

Adiós a los cárteles: una buena noticia para Latinoamérica en tiempos de pandemia

 No sólo es que la pandemia ha perjudicado al narcotráfico tanto como a cualquier otro negocio, sino que, en las elecciones de noviembre de Estados Unidos, se aprobó la siguiente piedra angular en el único camino eficaz y pacífico para acabar con el crimen organizado y que es  convertir la venta de drogas en una industria legal y regularizada, tal como nos demostró el fin de La Prohibición. Eso no acabó con los borrachos, pero evitó que los jóvenes ingresaran y dieran la vida en un ejército clandestino sólo para que alguien pudiera ponerse hasta las chanclas en un Speakeasy (bar camuflado) de Nueva York.


Del mismo modo, la venta de drogas comercial y pacífica no disminuirá su consumo, pero sí acabará con la principal razón de existir de los cárteles latinoamericanos como los nuestros, y de los narcogobiernos a su servicio. ¿Se imaginan un mundo sin un matarife como el inconcebible alcalde de Iguala, José Luis Abarca, quien preparaba una fiesta la noche en que desaparecieron a los 43 de Ayotzinapa con la ayuda del Ejército mexicano, y hasta del secretario de Defensa de aquel entonces, Salvador Cienfuegos, sólo para vender unas toneladas de heroína en Chicago?



Ese mundo es ya posible. Como todas las buenas noticias importantes, ésta también quedó enterrada por el berrinche y la consecuente la revuelta del Demonio Anaranjado con sus supremacistas blancos. Pero será quizás menos fortuita de lo que parece: el estado de Oregon legalizó el consumo y venta, con fines recreativos, no sólo de la mariguana, sino de todas las drogas.

Es el principio del fin: pese a todos los cabildeos impulsados por la industria armamentista, al igual que con la marihuana, cada vez más estados aceptarán que el turismo drogo puede ser tan redituable como las guerras por drogas, y que hay una mina de oro en hacer la paz que los hippies de los sesentas pregonaban. Y, sobre todo, que Oregon le está haciendo la competencia comercial a California.



Será así finalmente como se acabe con el absurdo de tener a México convertido en una fosa común y un campo sacrificial de periodistas, sólo para que un gringo se inyecte o inhale o ingiera su nirvana*. Lo que, además, representa otro disparate en el desquiciado discurso oficial del país que se precia de ser la tierra de las oportunidades, la libertad y los derechos para todos: si tan felices son los gringos, ¿por qué necesitan drogarse tanto? Si las vidas de los famosos de Hollywood y las estrellas de pop son el paraíso, ¿por qué sólo pueden sobrellevarlas con estupefacientes?

América Latina es la distopía real y necesaria para la felicidad norteamericana que, de suyo, no existe.


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*Como en redes es preciso aclarar obviedades, apunto: no tengo prejuicios morales contra las drogas. He consumido drogas y seguiría haciéndolo, si no fuera porque me di cuenta de que era una contradicción oponerse al narco y, al mismo tiempo, hacerle el gasto 👀.


Traduciendo para Chomsky y Sicilia.


6 comentarios:

  1. Parece que "la nota" se encuentra en las fotografías, pero tienen pésima calidad

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    1. En efecto, la fotografía de Abarca fue tomada de sus propias redes sociales, y la nota es, desde luego, qué hacía en el consulado de Chicago en Estados Unidos el alcalde de una ciudad pequeña, que ni siquiera es la capital del estado. ¿De vacaciones? ¿En visita oficial? Si es lo segundo, ¿qué la justifica?

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  2. Ojalá y así sea!Habrá amnistía para los narcos cuando esto ocurra?...

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    1. Lo que ya no habrá es manera de resucitar a los periodistas mexicanos asesinados a manos de los narcos, Anónimo. Porque ellos sí firmaban con su nombre.

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  3. Malú ¿qué opinión tienes de la relación de Sicilia con LeBarón y de la relación de éste último con la secta Nxivm?

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    1. Me parece que Sicilia debería pintar más su raya con ese señor, por más agradecido que esté por la solidaridad que mostró hacia él cuando otros le dieron la espalda. Dudo muchísimo que tenga cualquier negocio secreto con LeBarón y sigo pensando que su relación no va más allá que lo que se ve en público: la solidaridad con toda víctima del crimen organizado, independientemente de su religión (así sean los mormones). Creo que Sicilia debería deslindarse más, pero que no lo va a hacer porque, para bien o para mal, es muy necio. Hay cosas que hace Sicilia que dices: “¿Pero qué necesidad, si ni vela tiene en este entierro?”. Por ejemplo, lo que hizo de organizar la parada frente a la Estela de Luz durante su marcha. ¿Para qué, si ese monumento es el símbolo del calderonismo? Aunque, como todos vimos, pocos confrontaron y combatieron a Calderón tanto como Sicilia. Es el único que le dijo sus verdades en su cara, más que AMLO. Por eso hace ese tipo de cosas que rayan en la provocación y en la necedad. Pero así es él, aunque genere mucha polémica. Es delicado, porque, como tú mencionas, está la relación de LeBarón con la secta espantosa de Keith Reniere, y otros nexos que se le atribuyen de dudosa procedencia. Yo no creo que Sicilia esté metido en nada de eso, pero, por lo mismo, creo que debería fijarse y dejar más clara la diferencia. Es sólo mi opinión.

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