miércoles, 17 de septiembre de 2014

17 de septiembre en Nueva York, hace tres años


“He aprendido cosas que deberían enfurecernos a todos. Cuando paso frente a un HSBC, yo no veo un banco con fines prácticos para la gente. Veo a una empresa lucrativa que admitió lavar millones de dólares para los narcotraficantes mexicanos y para grupos terroristas ligados con Al-Qaeda, pero que pagó una multa insignificante en 2012 como “costo por hacer negocios” para que ningún ejecutivo de alto nivel pudiera ir a la cárcel… Siempre que me paro enfrente de la Reserva Federal cerca de Wall Street, sé que no es una dependencia gubernamental federal sino un banco central de propiedad privada, retenido por el cartel de bancos que son lo suficientemente ricos para pertenecer al sistema de la Reserva Federal. Soy consciente de que estos bancos pueden tomar dinero prestado con un descuento enorme de interés, tan sólo el 0.75%, mientras que los estudiantes pagan casi cinco veces esa cantidad en intereses de sus préstamos universitarios*. Las élites de este mundo han jugado con el sistema para hacerlo funcionar para ellos, que son una pequeña minoría, y cuentan con el hecho de que la mayoría de nosotros no lo notará”: Marni Halasa, abogada, patinadora de hielo profesional y activista, sobre el tercer aniversario del movimiento antisistémico Occupy Wall Street (hoy).

*Los préstamos estudiantiles debido a la privatización de las universidades en Estados Unidos son una forma de esclavitud para la juventud. Hay quienes, a los 54 años, se dan cuenta de que terminarán de pagar sus deudas estudiantiles cuando cumplan 80. Por eso en México fue tan importante y benéfica la defensa de la gratuidad de la educación superior en la UNAM durante la huelga de 1999-2000 (para quienes no tienen ninguna cultura sindical aunque hagan películas sobre sindicalismo, esto es un escándalo, pero hay huelgas que duran cinco años y de todas formas cosechan algo que vale la pena). Por eso yo no felicito a la Academia Mexicana de Cine por seleccionar a una película que se burla de la huelga de la UNAM  y la descontextualiza, contando sólo "la verdad a medias" (Güeros, Alonso Ruizpalacios, 2013) para competir por los premios Oscar y los Goya. Por eso, también, están haciendo tanto esfuerzo por premiarla sin que los mexicanos la hayan visto.

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