sábado, 27 de julio de 2013

Sobre el polémico reclamo de los intelectuales becados por el SNC

A mí lo que me parece fabuloso de esta carta es que muchos de quienes la firman estén tan alevosamente confiados de que no son unos tramposos acaparadores. ¿Ustedes están de acuerdo en que Naief Yehya, por ejemplo, quien reside holgadamente en Nueva York desde hace más de dos décadas, tenga beca vitalicia? ¿Carmen Boullosa (quien también vive en Nueva York desde hace una década) se muere de hambre? Los lee uno y pareciera que habla la integridad encarnada, indignados porque “no podrán renovar el estímulo de manera inmediata”, cuando en realidad hay aquí una alarmante cantidad de personas inescrupulosas cuya obra, lejos de ser una “contribución” a la cultura, es una vergüenza en espera de que la posteridad las olvide. Y a la protesta se suman (del lado derecho) otra cincuentena de foncarios. Para eso sí son buenos manifestándose y reclamando. ¿Me pueden mencionar un solo gran libro que haya escrito la grillaza Mónica Lavín y por qué hay que perpetuarle sus ingresos de por vida? Y todavía quieren que los igualen con el Sistema Nacional de Investigadores, donde sí tienen que probar que son lo que dicen ser (es lo bueno de las ciencias exactas: no fácilmente pasas por físico cuando no sabes sumar). Al contrario: mientras no limpien completamente ese sistema y sigan en él pagando unos cuantos justos por pecadores, ojalá que les sigan disminuyendo el presupuesto, no aumentando. Que aprendan a vivir de lo que producen. Porque en esta lista hay quienes casi solamente saben producir corrupción. 


De por qué las comparaciones en ocasiones resultan sofismas, aunque constituyan el argumento favorito de los abogados. Gracias, Nain Martínez, por este recuento de lo que se necesita para ser miembro del Sistema Nacional de Investigadores, que ilustra cuán ridícula es la exigencia de comparación de los becarios del Sistema Nacional de Creadores, muchos de los cuales (y ya di nombres de algunos pillos y pillas, y puedo agregar más), entraron a ese sistema exclusivamente por ser amigos de los jurados, o por haber ganado otros premios espurios:
"Para entrar al SNI tienes que tener al menos un doctorado, actualmente en muchas áreas hay tanta competencia que tienes que tener un posdoctorado o dos, eso implica que viviste los últimos 15 años de tu vida con ingresos menores a los 12 mil pesos mensuales. Después una universidad te tiene que contratar, para ello se realizan concursos donde participan las personas interesadas (en un caso reciente me entere que participaron alrededor de 70 personas). Una vez contratado quedas en un periodo de prueba de dos años, al término se evalúa tu productividad y se decide si continuas. Otro elemento radica en la publicación de artículos. Cada artículo debe de ser un argumento novedoso y relevante en el área de investigación, el cual revisa el grupo académico al que perteneces. Después se envía a una revista, donde un comité editorial propuesto por investigadores de la disciplina evalúa si el texto cumple con mínimos de calidad para ser considerado. De ser positiva esta primera revisión, el artículo es dictaminado por pares bajo la metodología de doble ciego, es decir lo evalúan dos especialistas que trabajan la misma área o tema, que no pertenecen a la universidad del autor o autores, sin conocer la identidad de los autores, y sin que los autores conozcan la identidad de los evaluadores. Para ser publicable tienes que tener dos dictámenes positivos. Se considera el impacto de los textos, cuantas personas lo citaron en otras publicaciones (retoman tu argumento). Cada dos años el SIN evalúa tu productividad académica (cuanto publicaste, donde publicaste, que impacto tuvo) y decide si mantiene el estímulo."
 

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