En una economía de guerra siempre hay despilfarro y avaricia. En el sangriento sexenio de Calderón, antesala del retorno virtual de Salinas de Gortari a la silla presidencial, el monumento a las más de 60 mil víctimas que cobró la falsa “guerra contra el narcotráfico”, es la llamada Estela de Luz: símbolo de dispendio, por una parte, pero también de mezquindad hacia las víctimas de la guerra, a quienes el gobierno no sólo no ha querido indemnizar, sino por quienes no destina ningún recurso para destituir a los funcionarios probadamente liados con el narcotráfico e implicados en asesinatos.
Carmen García Bermejo,
una de las mejores periodistas culturales de México (y por lo tanto de las
menos reconocidas), documentó desde 2010 a 2012 el dispendio de este
"monumento a la ignominia" -como acertadamente lo llama ella-, que
aumentó hasta en un 1000% (sí, leyeron bien: un mil por ciento) su presupuesto
original. Con permiso de la autora, Cibertertulia
reproduce aquí sus dos extensos y acuciosos reportajes:
Leer "La oscura historia de la Estela de Luz" de Carmen García Bermejo
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