El Ejército Mexicano, como siempre —como ahora con el
caso de Ayotzinapa— estaba contra nosotros, la población. Con su plan DN Quién
Sabe Para Qué, empezó a acordonar las zonas donde los rescatistas espontáneos,
los “topos”, habían salvado tantas vidas. El Ejército llegó a impedir que la
población salvara más vidas. El Ejército se robó la ayuda humanitaria que nos
llegaba desde el extranjero.
Yo sé que muchos jóvenes ya no lo saben pero, en aquel
entonces, nosotros los capitalinos no teníamos derecho de votar por nuestro
propio gobernante. Cada sexenio nos imponían a un regente peor que el anterior
(entre esos pésimos regentes priistas estuvo Manuel Camacho Solís bajo las
órdenes de Salinas de Gortari: algo que ya tampoco se recuerda). Nuestra
organización y nuestra protesta se ganó el derecho al voto por nuestro propio Jefe
de Gobierno. Lo más increíble es que toda esa lucha haya servido para terminar
defendiendo a Rosario Robles, a Camacho Solís, a AMLO, a Ebrard con todo y sus
playas ridículas para tapar su corrupción, a uno de los peores alcaldes de
Nueva York (Giuliani), a Mancera, al narcotráfico, a los narcogobernadores del
resto del país, con un Zócalo nuevamente acordonado por el Ejército y llorando
la muerte… ¡de Zabludovski! Es como si todas esas vidas perdidas, esa
desesperación, esa lucha organizada en las asambleas de barrios para denunciar
a los peritos corruptos y obligar a que el regente renunciara, hubieran sido en
vano. ¿Qué falló?
Yo pienso que los capitalinos en el poder se durmieron
en sus laureles a costa de la gente más desprotegida, por más que digan que
“primero los pobres”. Se sirvieron con la cuchara grande del presupuesto como
viles priistas y perdieron memoria. A mí me tocó ver el futuro en los ojos de
la gente más ambiciosa. Hoy celebran su triunfo: la permanencia de la
corrupción. A su nombre, como premio, se bautizan trenes y monumentos.
Por eso me cuido tanto cuando veo el mismo proceso en
los jóvenes o en organizaciones emergentes. Prefiero no ser parte de eso porque
ya sé para dónde va.
Lo mejor que nos puede pasar es que algo haya fallado.
Porque eso quiere decir que se puede analizar y corregir.
creo en el 85 la gente no se dio cuenta que logro tomar las riendas de la ciudad (y en un sentido figurativo, de su propio destino); porque lo que se propuso fue hacerle frente al problema sin pensarlo, de manera expontanea y eficiente, organizada, ante una tragedia de tal magnitud que no tuvo otra. Pero en esa ocasion se hizo gobierno, y eso fue maravilloso. Por eso vale la pena encontrar y corregir lo que fallo. Entre otras cosas creo que el neoliberalismo aprovecho la sacudida y establecio entonces su proyecto. Recuerdese, en ese momento del temblor Carlos Salinas era uno der los principes del gobienro del primer presidente tecnocrata, y quien mangoneaba los dineros en la Secretaria de Hacienda y Presupuesto. Ahi creo yo dieron el golpe de mando, y lo demas es historia. Hasta llegar a los pateticos personajes de ahora. Has hecho en tu comentario, Malu, una buena suma de los da~nos del proyecto neoliberal.
ResponderEliminarQue buena frase, Malu: "A mí me tocó ver el futuro en los ojos de la gente más ambiciosa. "
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