sábado, 19 de septiembre de 2015

Escombros de corrupción

Recuerdos del terremoto que hace 30 años derrotó al PRI en la ciudad de México: la gente se organizó sola, no nada más como rescatista sino para dar alimentos a los damnificados y coordinar la vida en las zonas de la ciudad sin servicios básicos. En las calles de la Ciudad Monstruo las brigadas de jóvenes organizados dirigían el tráfico. El pueblo no se esperó a votar por el “menos peor” para ver cómo nos va en el próximo sexenio ni puso a un líder a dar peroratas en las calles. ¡No había tiempo de eso!

El Ejército Mexicano, como siempre —como ahora con el caso de Ayotzinapa— estaba contra nosotros, la población. Con su plan DN Quién Sabe Para Qué, empezó a acordonar las zonas donde los rescatistas espontáneos, los “topos”, habían salvado tantas vidas. El Ejército llegó a impedir que la población salvara más vidas. El Ejército se robó la ayuda humanitaria que nos llegaba desde el extranjero.

Yo sé que muchos jóvenes ya no lo saben pero, en aquel entonces, nosotros los capitalinos no teníamos derecho de votar por nuestro propio gobernante. Cada sexenio nos imponían a un regente peor que el anterior (entre esos pésimos regentes priistas estuvo Manuel Camacho Solís bajo las órdenes de Salinas de Gortari: algo que ya tampoco se recuerda). Nuestra organización y nuestra protesta se ganó el derecho al voto por nuestro propio Jefe de Gobierno. Lo más increíble es que toda esa lucha haya servido para terminar defendiendo a Rosario Robles, a Camacho Solís, a AMLO, a Ebrard con todo y sus playas ridículas para tapar su corrupción, a uno de los peores alcaldes de Nueva York (Giuliani), a Mancera, al narcotráfico, a los narcogobernadores del resto del país, con un Zócalo nuevamente acordonado por el Ejército y llorando la muerte… ¡de Zabludovski! Es como si todas esas vidas perdidas, esa desesperación, esa lucha organizada en las asambleas de barrios para denunciar a los peritos corruptos y obligar a que el regente renunciara, hubieran sido en vano. ¿Qué falló?

Yo pienso que los capitalinos en el poder se durmieron en sus laureles a costa de la gente más desprotegida, por más que digan que “primero los pobres”. Se sirvieron con la cuchara grande del presupuesto como viles priistas y perdieron memoria. A mí me tocó ver el futuro en los ojos de la gente más ambiciosa. Hoy celebran su triunfo: la permanencia de la corrupción. A su nombre, como premio, se bautizan trenes y monumentos.

Por eso me cuido tanto cuando veo el mismo proceso en los jóvenes o en organizaciones emergentes. Prefiero no ser parte de eso porque ya sé para dónde va.

Lo mejor que nos puede pasar es que algo haya fallado. Porque eso quiere decir que se puede analizar y corregir.

2 comentarios:

  1. creo en el 85 la gente no se dio cuenta que logro tomar las riendas de la ciudad (y en un sentido figurativo, de su propio destino); porque lo que se propuso fue hacerle frente al problema sin pensarlo, de manera expontanea y eficiente, organizada, ante una tragedia de tal magnitud que no tuvo otra. Pero en esa ocasion se hizo gobierno, y eso fue maravilloso. Por eso vale la pena encontrar y corregir lo que fallo. Entre otras cosas creo que el neoliberalismo aprovecho la sacudida y establecio entonces su proyecto. Recuerdese, en ese momento del temblor Carlos Salinas era uno der los principes del gobienro del primer presidente tecnocrata, y quien mangoneaba los dineros en la Secretaria de Hacienda y Presupuesto. Ahi creo yo dieron el golpe de mando, y lo demas es historia. Hasta llegar a los pateticos personajes de ahora. Has hecho en tu comentario, Malu, una buena suma de los da~nos del proyecto neoliberal.

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  2. Que buena frase, Malu: "A mí me tocó ver el futuro en los ojos de la gente más ambiciosa. "

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