Por estos comentarios en redes sociales (arriba, desde la propia cuenta oficial de la película Güeros), me doy cuenta de que siguen sin entender que no es un asunto personal. Desde la huelga del 99 hasta Ayotzinapa, vivimos una guerra contra la educación pública libre y gratuita. Güeros describe a los "ultras" que defendieron la educación gratuita contra la propaganda de toda la prensa y medios de paga como rabiosos golpeadores que fastidian los experimentos de los biólogos porque cierran los laboratorios y hacen hogueras en las explanadas. Es una historia (que nadie excepto los guionistas sabe bien de qué se trata, pero eso no importa), situada en el contexto de la huelga de la UNAM del 99 que, pese a la intensa campaña en su contr,a dijo acertadamente "no" a las "cuotas bajas" porque, como han demostrado las experiencias de privatizaciones de universidades en todo el mundo—y especialmente en EEUU—, la aceptación de la “cuota baja inicial” es sólo una trampa (como la de las tarjetas de crédito de bajos intereses iniciales) para subir los precios al cabo de un año o dos. Esto que estoy diciendo sí está documentado. El problema del endeudamiento estudiantil en Estados Unidos es tan grave que Obama hace unos meses ha debido proponer un “perdón” (moratoria), cuando en realidad ningún estudiante debería ser “perdonado” por estudiar. Por eso, reitero, desde la huelga del 99 hasta Ayotzinapa, estamos en una guerra contra la educación pública libre y gratuita. Lo de los experimentos científicos arruinados en la película es una mentira y aunque el director fue a decir al Festival de Cine de Morelia que realizó una “investigación sobre la huelga” muy profesional, nada dice de la campaña de propaganda feroz emprendida por intelectuales “de izquierda” que firmaban desplegados para arrestarlos ni de en qué se han convertido los “güeros” que entonces querían obligar a todos a pactar el cobro de cuotas para acabar con la huelga, ni de los estudiantes que fueron a dar a la cárcel injustamente. La película Güeros es una celebración de la apatía ante todo esto (“estamos en huelga de la huelga”) lo que se supone que debe ser gracioso, y del racismo. A la manera de Lorenzo Córdova, se burla del habla de las clases populares retratadas en Los olvidados de Buñuel.
Que el filme gane
arieles en un sistema profundamente corrupto que no me he cansado de denunciar
y que esté programado su reestreno en salas comerciales justo a los dos días de
que ganó es un asunto que no puede sorprenderme ni “enojarme”, pues se trata
solamente de una consecuencia lógica de lo anteriormente descrito. Lo
indignante para mí es todo lo que, por ejemplo, intelectuales "progresistas" como Jaime Avilés escribieron entonces en el
periódico La Jornada (donde hoy en día editorializa el presidente Peña Nieto)
para provocar que un Ruizpalacios termine haciendo esta película y además se
crea “de izquierda” y que nadie tiene derecho a preguntarle dónde estudió él. Una
vez más, “los olvidados” son los que se quedaron. Y digo todo esto no porque esté frustrada,
sino para invitar a los que se quedaron a que cuenten su propia historia.
"Valió la pena el Reclusorio Norte" |
Por lo demás, si yo escribiera una comedia de enredos
de adolescentes enamorados y abúlicos que ocurre en Oaxaca durante la represión
a la APPO, esperaría ciertas reacciones y no todas felicitándome...