Los
malentendidos que son noticia
Malú
Huacuja del Toro*
A los equívocos, a las
coincidencias y a los descuidos debe la humanidad muchas teogonías. De
confusiones se tejen los mitos. Gracias a ellas, por más intolerable que ahora
nos resulte la idea, la imagen universal de nuestro Señor Jesucristo fue
inmortalizada por Leonardo da Vinci tomando como modelo a uno de los hombres
más perversos de la historia: Cesare Borgia, el hijo del depravado papa Rodrigo
Borgia. Y el envilecimiento de la Iglesia Católica en tiempos de los Borgia se
debió precisamente gracias a otra coincidencia, otro gran malentendido: el
"descubrimiento" de América.
Tendemos a atribuirle un valor benéfico a la conjunción
inesperada de hechos, pensando que el orden del cosmos se nos revela con
sucesos paralelos, siempre confiables, y es por ello que, a veces, nos
equivocamos irreparablemente.
Lo que los libros de
texto nunca nos cuentan cuando somos niños es que Cristóbal Colón se topó con
un nuevo continente justo en el año en que el sevillano Rodrigo Borja (cuyo
apellido se italianizó como Borgia) fue elegido Papa: 1492. El viaje del
aventurero italiano había sido financiado por la Corona Española. El Papa era
español. ¿Qué otra prueba irrefutable necesitaba España para confirmar que era
el pueblo elegido de Dios y que lo que hicieran los Borgia en el Vaticano, por
más incestuoso que se viera, era indudablemente católico y virtuoso? Ninguna.
El pueblo no tenía por qué recurrir a la razón. Dios les hablaba con los
hechos. Si no hubo más reformistas en la historia y si la gente no se sublevó
más contra el corrupto Borgia fue porque precisamente durante su papado la
tierra se hizo redonda y la Corona Española apareció en la Revista Forbes
de la época en el lugar de Carlos Slim: como la más rica del mundo.
Si, por una parte —como
se sospechaba— el Papa era un diabólico conspirador asesino, también era cierto
que, cuando él asumió el solio pontificio, Dios favoreció a España. ¿Cómo explicarse
ese suceso si no es justificando la depravación de la familia Borgia como un
milagro?
Los periodistas del momento y sus historiadores futuros no
niegan estos hechos: los ignoran, a veces, por conveniencia, y otras, porque su
época no los entiende. Corresponde a los escritores reinterpretarlos, además de
saber recrearlos. Ésa es la diferencia entre un video instantáneo y la
literatura. O entre un bloguero y un
novelista. La guerra y la paz no se habría contado en Twitter con
cápsulas de video enlazadas a lo que un mal camarógrafo improvisado estuviera
grabando en su telefonito sobre Napoleón, aunque captara millones de espectadores
y hashtags.
¿Pero a cuántas confusiones puede nuestro entendimiento
someterse en la era del malentendido ciberespacial y la incomunicación
instantánea? Eso es lo que a los narradores del futuro les queda por descubrir.
Las posibilidades son interminables. Por ejemplo: precisamente a propósito de
historiadores y novelistas, en el océano de YouTube navega ahora un video** en
el que el famoso escritor Paco Ignacio Taibo II, tras la masacre a los
estudiantes de Ayotzinapa, da una conferencia para promover el voto por su
candidato presidencial, en la cual miente sobre lo que se supone que es un
experto conocedor: la novela policíaca. ¿No es Taibo II el escritor de novela policíaca
mexicana por antonomasia? ¿No es el fundador y director de la Semana Negra de
Gijón (su ciudad natal)? ¿No es él quien instituyó desde 1987 y ganó para sí
mismo en la primera edición del Premio Hammett que otorga la Asociación
Internacional de Escritores Policíacos? Si todas estas respuestas son
afirmativas, es inexplicable que aparezca frente a una manta de Pancho Villa,
Flores Magón y el Che Guevara declarando lo siguiente:
—Decía Sherlock Holmes, que es de izquierda, compañeros, no
se les olvide, que cuando tengas alguna de quién fue, quién mató, tú, follow
the money: sigue el dinero. El camarada Sherlock Holmes, que ha sido
incorporado a nuestras filas gracias a mi habilidad para incorporar a todo lo
chingón a nuestras filas... era sabio.
Pero nada de sabia tiene su afirmación. El parlamento Sigue
el dinero no es de Arthur Conan Doyle, creador del inmortal Sherlock
Holmes. Se atribuye a William Goldman, guionista de la película Todos los
hombres del presidente (1976, Alan J. Pakula), en labios del personaje Garganta
Profunda (el informante secreto que filtró datos sobre el escándalo Watergate
a los periodistas Carl Bernstein y Bob Woodward del Washington Post), y
tiene su primer antecedente en la locución latina citada por Cicerón, Cui
bono, o Cui prodest ("¿Quién se beneficia?"). El autor de Días
de combate le atribuye a Holmes una frase falsa y ser "de
izquierda", porque el chiste de un "detective de izquierda que sigue
el dinero" (que sí existe) lo leyó en otra novela policíaca que no es del
creacionista (que no progresista) Conan Doyle y de cuyo nombre no quiere
acordarse.
¿Qué importa? La
gente está ahí para aplaudirle. Predica a los adoctrinados. Descansa en la popularidad
que se ha hecho como historiador y novelista premiado de literatura policíaca,
y así se urden los malentendidos.
A su vez, la buena fama de la dicha película y del libro Todos
los hombres del Presidente que forjó en gran medida el prestigio del
periodismo norteamericano, ya no es lo que fue en tiempos de Bob Woodward. La
reputación de The Washington Post y deThe New York Times vive de
laureles pasados, y los ha capitalizado desde principios de este milenio, con
los ataques a las Torres Gemelas y la invasión a Irak, cuando ningún periodista
tenía permitido reportear desde los campos de batalla si no viajaba como
“incrustado” del Ejército (esto es: recibiendo los boletines de guerra de las
fuerzas armadas y visitando sólo lo que se le permitiera, a riesgo de perder su
trabajo). En 2009, su columnista Maureen Dowd fue descubierta plagiándose un
análisis de Josh Marshall en el blog TPM,
por no hablar de las acusaciones de plagio de su ex reportero Chris Hedges.
De modo que, desde
que el magnate Carlos Slim tiene acciones en The New York Times, no es de sorprenderse que ciertos reportajes a
su favor comiencen a aparecer (se hablará de la forma como los Murat compraron
inmuebles en Manhattan pero jamás de cómo el propio Slim compró el edificio
enorme, lujosísimo, de The New York Times,
por ejemplo). Hay que “seguir el dinero”, como diría un cierto detective que no
fue Sherlock Holmes.
¿A dónde nos llevará
la falta de rigor literario y periodístico que fomenta la digitalización de la
realidad al servicio de la corrupción? Los comentaristas del video de Taibo II
me dan alguna idea con sus respuestas: uno de ellos dice que me equivoco, que
necesito “haber leído más libros que él” (aunque me temo que ése es el caso), y
“por supuesto, haber recibido más premios que él” (porque el premio, como se
sabe, es prueba de que nadie miente ni plagia).
Otro, para refutarme, cita en inglés un blog en donde alguien pone el célebre
parlamento follow the money en labios
de Holmes… pero no se da cuenta de que no lo escribe Doyle en el siglo antepasado,
sino la bloguera Katharine Trendacosta el 6 de marzo de 2014, según ella misma cuenta…
Aunque digitalizados,
quizás nuestros medios informativos no han evolucionado mucho desde tiempos de
los Borgia…
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*Texto publicado
originalmente en La Digna Metáfora, marzo de 2015
**Canal buzonciudadano.
Nombre del video: #Ayotzinapa VS #EPN: Memoria en Acción - Paco Ignacio
Taibo II. Publicado el 1o. de diciembre de 2014. Enlace al cierre de esta
edición: youtube.com/watch?=SZal-VaErZs.
Riguroso análisis de la inmediatez hecha verdad. Por lo demás, Taibo II sólo apantalla a sus seguidores con sus baladronadas. Es otro gritoncito tipo Noroña.
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