Ayer
aparecieron formando una cadena humana “contra el poder” (#NoMasPoderAlPoder) artistas
que serían incapaces de confrontar a Rafael Tovar y de Teresa, uno de los
principales y más antiguos operadores del gran poder de Salinas. Vi en fotografías formando
cadenas humanas a personas que han ayudado activamente a dar más poder a un
poder ya ilimitado, desde el sector cultural, desde la discrecionalidad, la
falta de transparencia (no sólo como beneficiarios sino como jurados que
reparten “apoyos” a incondicionales que les consta que no satisfacen los
requisitos), e incluso desde el incumplimiento visible de lo poco que deja
expuesto su obscuro sistema de canonjías. Gente que, por otra parte, se ha burlado abiertamente
de mí durante más de una década por protestar o por exigir en nuestros
proyectos compartidos un nivel elemental de congruencia con el contenido de lo
que queremos expresar; gente que ha contribuido a
la maledicencia y la descalificación por aspirar a una mínima norma de coherencia
(ni siquiera muy radical o revolucionaria), y que ha alabado públicamente a
muchos de los funcionarios culturales y artistas forjadores del muy injusto
México moderno, ayer formó una cadena humana “contra el poder”.
Nunca es tarde para cuestionar la
impunidad y la corrupción que han convertido a nuestro país en un infierno para
los más, pero es difícil creer en estos gestos cuando ninguno de los
participantes levanta un dedo para señalar las descaradas arbitrariedades del Presidente
de Conaculta, quien ha contribuido desde la década de los 90 a forjar uno de
los sistemas más corruptos e impunes de distribución de becas, y quien hace
apenas una semana repartió medallas de Bellas Artes a personajes que ellos sí
saben muy bien que no las merecen y por qué se las dan. ¿Dónde estaban sus
cadenas humanas de #NoMasPoderAlPoder en Bellas Artes o cuando se volvió a
nombrar a Tovar y de Teresa, o cuando se decidió la repartición del Centro
Histórico en un comité presidido por Slim y el hermano de Tovar y de Teresa
(Guillermo) sin ninguna representación de gente que efectivamente viviera en el
Centro Histórico? En la protesta de ayer había personas que han fomentado la formación
de incondicionales otorgando apoyos del erario sin más criterio profesional o
artístico que el tráfico de influencias, y de quienes aún estamos esperando
rendición de cuentas de fondos que se les han otorgado. ¿Con esos individuos y
sus seguidores en Twitter se va a construir un México menos injusto?
Perdonen el
escepticismo, pero me cuesta mucho trabajo creer que quien no es exigente con su propio desaseo lo puede ser con el de los diputados y senadores o con el Presidente. Espero equivocarme y, sobre todo, espero un cambio verdadero en
la conducta de muchas de las figuras públicas que ayer anunciaron su voluntad de no
seguir contribuyendo a dar más poder al poder. Pero si los veo aplaudiendo en
la próxima entrega de medallas o premios de su gremio bajo las órdenes de uno
de los más antiguos y eficaces brazos del poder de la censura, o si los veo a ellos mismos favoreciendo arbitrariedades, ¿cómo creer en
las buenas intenciones anunciadas?
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