Ave
quiso ser la mosca
que
defendió a Poniatowska
la
serpiente que se enrosca
en
su prosa torpe y tosca.
Cargada
de premios a su contentillo
todos
otorgados por sus monaguillos
fue,
de nuestras letras,
la
Elba Esther Gordillo...
Salvo
que en la cárcel una terminó,
mientras
que, a la Poni, el diablo la salvó,
y
con sus cuernos humeantes
a
ella le dio hasta el Cervantes,
para
que, en adelante,
todos
estos galardones
tan
preciados y galantes,
en
otro tiempo importantes,
tórnense insignificantes.
¡Calaverita!
ResponderEliminar¡TOTALMENTE CIERTO!
ResponderEliminarTe vas a ir al infierno, Malú.
ResponderEliminarSegunda entrada que leo en tu blog y me parece que eres medio incendiaria, pero, esta bien, hay que tratar de oir todas las voces... :D
ResponderEliminarOye, Malú --más compas y detractores que se sumen--, anoche vi la ceremonia donde a la Poni, vestida de piñata, le entregan el premio ése. La Ñoña casi le besa la mano al reyesuelo. Esto en un contexto social-político-económico que priva en el Estado español contra --a través de los movimientos sociales-- la monarquía y el lucro, léase capitalismo. Y ahí está la princesa Poniatowska, feliz de la vida. Por eso es princesa, nieta y "haiga sido lo que haiga sido" de un súper reaccionario polaco. Ya no lean La Jornada. Hace daño.
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