domingo, 2 de febrero de 2014

Escándalos

No seré yo quien defienda a un señor (por genial que sea) que muestra un comportamiento incestuoso (aunque ya sé que no era su hija adoptiva directa ni vivía con la mamá y que tenía 19 años, pero desde pequeña la conoció y era la hija de su novia o aparejada o amante o lo que sea).
 De todas formas tengo que estirar muchos puntos de coordenadas lógicas para entender que Woody Allen, justo cuando se peleaba la custodia de los niños, tras el escándalo mundial y bajo los reflectores, se haya ido a meter a una casa en Connecticut llena de gente y de varias niñeras a abusar de la hija de siete años. Pero todo puede pasar entre los ricos y famosos. Por ejemplo: Mia Farrow se casó a los 21 años con Frank Sinatra de 50, igual que su hija adoptiva Soon-Yi a los 19 con Woody Allen de 55, lo que indica que lejos de escapar de la mamá, esta última la estaba emulando. ¡Qué horror! No logró rebelarse ante el modelo que le impuso la mamá de casarse con hombres 30 años mayores (el sexo debe haber estado de güeva, franchement).


     Pero nada de eso es tan escandaloso como la denuncia de la agresión que sufrieron bases de apoyo zapatistas del ejido 10 de abril del municipio autónomo en rebeldía 17 de noviembre, Chiapas, México. Si de indignarse y protestar se trata, mejor por algo que merezca la protesta y al respecto de lo cual se puede hacer algo, creo yo...

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