miércoles, 18 de septiembre de 2013

El campanazo para especular con nuestras vidas

Creo que nunca he explicado esta foto: estamos frente a la bolsa de valores de Nueva York a las 9 de la mañana, a la hora en que se da el campanazo para que todos los corredores comiencen a especular con nuestras vidas. Nosotros damos también nuestro propio “campanazo”, aunque la mayor parte de nuestro público sean como tres filas de policías (unos de ellos, montados a caballo), y nos dejen una avenida completamente vacía para que la gente no nos pueda ver, como fosa de castillo feudal.
          De ahí marchamos por todo el distrito financiero. Esto fue después de haber ido a las 8 de la mañana a saludar a los huelguistas de McDonalds, donde les entregamos flores y les cantamos (no Las mañanitas porque aquí los compañeros no se la saben, pero íbamos con un trombonista, un flautista y unos percusionistas muy animados). Después del distrito financiero hicimos una marcha larguísima hasta Washington Square. Los pocos medios de comunicación que cubrieron esto dijeron que éramos como 100 personas, pero si tal era el caso no sé cómo le habríamos hecho entonces para llenar tantas y tantas cuadras a lo largo de la avenida Broadway. A lo mejor fuimos 100 magos, entonces. A mí me tocaba estar atrás ya muy cerca de la policía repartiendo volantes a la gente que venía en sentido contrario huyendo del barullo.
          —¿Quiere saber por qué protestamos? —les preguntaba.
Para mi asombro, la mayoría de los transeúntes —empleados de oficinas, trabajadores de construcción, empleados de ventas y turistas— asentía y tomaba un volante e incluso hubo quienes me preguntaron qué era eso del Tratado Transpacífico (TTP). Yo les entregaba los testimonios de mexicanos que preparamos de “cómo el TLC me arruinó la vida” y les explicaba lo que fue.
En Washington Square hablé de que el TLC se firmó a escondidas de los mexicanos, de que nos opusimos durante cinco años y al final ya nada más pedíamos: “déjennos saber qué están firmando” y que fue entonces cuando se inventó la “vía rápida”. Expliqué que los zapatistas le declararon la guerra al gobierno el día en que entró en vigor el TLC y eso se llevó la mayor ovación entre el personal, así como los saludos que mandaron desde México todos los amigos y compañeros que me ayudaron en este esfuerzo y un resumen del mensaje que envió a Occupy Wall Street desde las montañas de Puebla Movimiento Independiente Obrero Campesino Urbano y Popular, Coordinadora Nacional Plan de Ayala.
Me gustó el muñeco que hicieron de Obama tratando de jugar con tres bolos que se le caen, y que dicen: verdad, fuentes de empleo y paz. Este muñeco y la movilización dedicada a la lucha contra el TTP se hicieron a pesar de los activistas que están pagados por Obama y que hicieron todo lo posible durante un mes para que no habláramos del TTP, jugando traviesamente la carta del “racismo” esta vez invertida, diciendo que “el TTP no tiene nada qué ver con la población de Harlem” (porque no saben lo que les espera), argumento  que con la presencia de los mexicanos y de lo que el TLC fue para México quedó anulado, a menos que “racismo” quiera decir “sólo contra los negros”.
En lo personal, de estas jornadas disfruté poder explicar al público que los dos últimos premios Nobel de Literatura de Latinoamérica han sido precisamente furibundos defensores de los tratados de libre comercio que empobrecieron a sus países, haciéndolos aún más dependientes: Octavio Paz y Mario Vargas Llosa, porque es la verdad. Esto invariablemente encendió al público, que respondía diciendo, la mayoría de las veces, algo así como: “¿Y qué tal Obama, el Premio Nobel de la Paz?”.

Agradezco muchísimo a los compatriotas que participaron en este esfuerzo informativo, pero más lo agradecerán los jóvenes mexicanos de hoy si logramos impedir otro TLC. A los que no tuvieron ni diez minutos para ayudarme o que no les interesa, o que no quieren verse asociados conmigo porque los desprestigia, o que ni siquiera están de acuerdo porque leen a Aguilar Camín y creen que el TLC fue benéfico para nuestro país, sólo se me ocurre responderles lo que dijo el representante del movimiento contra Monsanto (miembro de la organización Comida No Bombas), quien mandó saludos a todos los mexicanos que luchan contra el TTP y dio un buen consejo a los asistentes a nuestra manifestación: “Yo no doy consejos. No les digo qué tienen qué hacer. Sólo les pido que averigüen bien qué es eso del TTP, no a través de lo que dicen los medios de comunicación pagados por Monsanto, y que, si les parece, piensen en una manera creativa de oponerse”.

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