miércoles, 14 de diciembre de 2011

Traducción completa al español SICILIA EN REVISTA TIME: "Por qué protesto"

Sicilia forma parte del “protestante” mundial que aparece en la portada del nuevo número de la revista Time como el “hombre del año”. Aquí les dejo  la traducción completa de la entrevista:
Por qué protesto: Javier Sicilia de México
Para TIME MAGAZINE, miércoles 14 de dic. de 2011

Por Tim Padgett / Mexico City Wednesday, Dec. 14, 2011
Cuando el hijo de 24 años de Javier Sicilia, Juan Francisco estudiante de administración de medicina, fue brutalmente asesinado por narcotraficantes —lo que ocurrió en marzo—, el hecho atrapó los titulares de las noticias porque Sicilia, de 55 años, es uno de los más conocidos escritores y poetas de México. Pero la tragedia le hizo a Sicilia darse cuenta de qué tan anónimas han sido la mayor parte de las 50 mil víctimas de la sangrienta guerra del narcotráfico en México. Considerando que la campaña militar de 5 años del presidente Calderón contra las narco-pandillas simplemente ha exacerbado la violencia, él creó el Movimiento por Paz con Justicia y Dignidad, que es informal y popularmente llamado “¡Hasta la madre!”, para poner un alto  al derrame de sangre de la mafia y a las nuevas estrategias y reformas contra el crimen. Las filas de sus manifestaciones y marchas rápidamente crecieron de cientos a miles, culminando en junio en una caravana por docenas de ciudades donde las familias sostenían fotografías de sus parientes ultimados. Al darles nombre, rostro y voz a los muertos de la guerra de las drogas en México, Sicilia ayudó a hacer que Calderón realizara una conferencia en el Castillo de Chapultepec de la ciudad de México durante el verano para debatir sobre la clase de instituciones judiciales modernas e inversión social a las que la clase política mexicana ha ignorado durante demasiado tiempo: pero que pueden ser la única forma de acabar con la narcopesadilla de México.
Sicilia, izquierdista spiritual católico romano (aparte de su poesía mística ha escrito una novela sobre San Juan Bautista), todavía se ve como el bohemio intelectual barbón que era al inicio de su campaña. En la ciudad de México tuvo una plática con el directivo de la Oficina para Latinoamérica de la revista TIME, Tim Padgett. El tema fue la conversión del horror personal en esperanza nacional:
 “Recibí la horrible noticia del asesinato de Juan Francisco mientras estaba en una conferencia en filipinas. Cuando llegué a Cuernavaca (el pueblo al sur de la ciudad de México donde su hijo y seis amigos habían sido torturados y asesinados por gángsters enojados de que dos de los jóvenes hubieran reportado a la policía a miembros de su pandilla), estaba con un enorme dolor emocional. Pero cuando llegué al crematorio tuve que lidiar con los medios de comunicación. Les pedí a los reporteros que tuvieran algo de respeto; les dije que me reuniría con ellos al siguiente día en la plaza de la ciudad. Cuando llegué ahí, me encontré con que habían puesto afuera una mesa [para una conferencia de prensa] para mí, y me di cuenta de que aquello iba a ser más grande de lo que anticipé.
“Nunca había pensado en empezar un movimiento ni ser vocero de nada. Soy poeta, y los poetas son más conocidos por trabajar con intuiciones más obscuras. Pero en esos momentos se me recordó que la vida del alma puede ser también poderosa. Mi principal intuición entonces fue que teníamos que darle nombre y forma a esta tragedia y de alguna forma poner eso en acción con verdaderos ciudadanos, como una forma de decirle al gobierno: ‘Necesitamos algo nuevo. Especialmente necesitamos nuevas instituciones para luchar contra nuestra falta de leyes y la corrupción y la impunidad, no nada más la de las pandillas de narcotraficantes sino la del Estado’
“México tiene una larga historia de movilización, desde la Revolución hasta las manifestaciones de 1968 hasta el levantamiento zapatista [de 1994]. Confrontar nuestra crisis de seguridad, los asesinatos y los secuestros y las extorciones, fue más difícil. Pero como con cualquier movilización, teníamos que alcanzar a la clase media y poner las muertes y las desapariciones en la conciencia nacional: hacer visible el rostro de nuestro dolor nacional. Las estadísticas de la guerra de las drogas estaban escondiendo esos rostros; los poderes impuestos estaban tratando de decirnos que todos aquellos que estaban muriendo eran sólo criminales, sólo cucarachas. Teníamos que cambiar esa mentalidad y ponerles nombres a las víctimas para empezar un cambio. Y eso quería decir los criminales muertos así como los inocentes muertos como Juan Francisco. También tenemos que enfocarnos en la pobreza y la falta de oportunidades económicas que ayuda a alimentar el crimen.
“Así que ese primer domingo después de la muerte de Juan Francisco, yo publiqué una carta abierta a los políticos de la nación y dije: “Estamos hasta la madre”. Quedé sorprendido de la reacción que obtuvo, pero no debí haberlo estado. Por otra parte, sí, “hasta la madre” es un coloquialismo mexicano, pero también tiene un componente muy religioso. La ‘madre’ como la Virgen de Guadalupe [la patrona católica romana de México] es sagrada. Decir que ‘estás hasta la madre’ significa que han insultado a tu madre protectora; que han cometido un sacrilegio. Es muy fuerte, muy mexicano, pero también muy poético a su manera. En todo caso, resonó de maneras que rebasaron mis expectativas.
“El día más memorable entonces resultó ser el de la primera marcha de Cuernavaca a México, en mayo. Pareció que empezábamos con 200 personas y para cuando llegamos al Zócalo [la plaza principal] aquí en la capital, éramos más de 100 mil. Recuerdo que llegué a la ciudad de México, cerca de la UNAM, y oí que tocaban el Requiem de Mozart en uno de los edificios de la universidad. Pero luego en el Zócalo podías sentir la promesa de vida otra vez. Se sentía como el milagro civil que necesitábamos.
“Aún así, el éxito del movimiento me sorprendió un poco. Mi intención al principio fue sólo señalar el horror de los crímenes cometidos y la fallida reacción del gobierno. Hice sólo lo que mi corazón me estaba diciendo que hiciera. Fue una gran sorpresa para mí ver la respuesta nacional. Como católico, yo pienso mucho en la gracia, y fue tan sorprendente como la llegada de la gracia de Dios. No lo esperas, pero fue como la respuesta a mi dolor. Calmó el dolor de la muerte de mi hijo”.


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