Antipostales de
Nueva York
La palabra y el
insulto*
ENTREVISTA CON MICHELE KAPLAN
Malú Huacuja del
Toro
Tal vez se necesite a un nuevo Elías Canetti
estudioso de la masa y el poder en la era de la comunicación ciberespacial para
explicar la deshumanización en las redes sociales. O tal vez no. Probablemente
estos fenómenos sean tan antiguos como la prehistoria. El caso es que, entre los enérgicos
defensores tuiteros de que surja Mexicoleaks —la página financiada, en parte, por una dependencia
gubernamental holandesa— es posible que haya quienes antes le gritaron “puto”
al jugador del equipo holandés que hizo perder a México durante la Copa
Mundial, y que hayan defendido con frenesí la teoría semántica del entrenador
de la selección mexicana. Quizás esas personas son también las que tuitearon
cien veces el video de la niña mexicana cantando “puto” al holandés y que se
mofaron cien veces de la niña que le respondió elegantemente desde los Países
Bajos con una bella canción. En cualquier caso, el lanzamiento en marzo de un
sitio de wikifugas mexicanas y la
controversia que la rodea ha colocado nuevamente en primer plano el debate sobre
la libertad de expresión.
Lo cual conlleva el derecho de
felicitar a los holandeses si ayudan a la periodista de su preferencia —Carmen
Aristegui—, pero de decirles “putos” si derrotan al equipo mexicano.
En
esa disputa, la libertad puede tomar la forma de un ángel o de un insulto
vulgar a un sector de la población —como las mujeres, las y los homosexuales,
las y los indígenas— , pues lo que se defiende es el derecho de hablar y no el
significado ni el contexto de lo que se dice.
Mientras el debate se limite a ese nivel
tan elemental, la palabra característica de nuestro país seguirá siendo “puto”,
y la de Holanda, “libertad”.
Para ilustrarnos más sobre este
fenómeno le he pedido una entrevista a una de las mujeres más capaces hacerlo:
Michele Kaplan. Paradójicamente, las estadísticas demográficas la denominan
como lo contrario, “incapacitada”, pues vive desde hace cuatro años en una
silla de ruedas.
Michele Kaplan en apoyo a Ayotzinapa |
Quizás porque de joven quería ser
poeta y estudió literatura, lo suyo es la liberación de los conceptos, las alas
de las palabras, y su opuesto: las cadenas.
Kaplan es, además, la iniciadora del activismo sobre ruedas del
movimiento antisistémico Ocupa Wall Street. Gracias a su trabajo educativo, los
protestantes empezaron a preocuparse por incluir a la comunidad de
discapacitados y a cuestionar el capacitismo
(gente en pleno uso de sus capacidades físicas que discrimina).
“En los primeros días del movimiento
—cuenta en un documento que se ha convertido en un clásico del activismo, donde
se transcribe una de las clases que dio en las sesiones de Ocupación activista sobre ruedas—, pregunté en un foro: ¿cómo puede
ser el movimiento más incluyente para la gente que anda en silla de ruedas? Acampar
no es accesible para nosotros. La respuesta que recibí fue: ‘No me jodas. Esto
es una revolución. ¿Qué más quieres? ¿Una mesa de masaje?’. Pero me di cuenta
también que esa respuesta no representa a todo el movimiento ni a la izquierda.
Además, en la mayoría de los casos, se concreta en un asunto de perspectiva. Si
tú no usas una silla de ruedas, es muy común y natural ver unos escalones como
simples escaleras, no como un obstáculo. Igual que si eres millonario, no
tendrías la perspectiva de alguien que no tiene qué comer, y viceversa”.
Kaplan preguntó a su audiencia: “¿Cuántos
saben que solamente se requiere un escalón para impedir que una persona en
silla de ruedas entre a un edificio?”. En seguida, puso un ejemplo de una
manifestación que se iba a hacer “muy a la John Lennon / Yoko Ono”, cuenta, el
día de San Valentín, con un colchón adentro de una fuente seca donde la gente se iba a sentar y a acostar.
“El problema es que la fuente estaba rodeada de escaleras... Levanté mi letrero
que decía: La revolución ES accesible
para los discapacitados”. Se acercaron algunos organizadores a preguntarle
qué podían hacer, y el resultado mejoró el performance,
pues al poner el colchón de la protesta
afuera de la fuente, quedó más visible. “Participaron más personas que tal vez
no se atrevían a hacerlo cuando estaba dentro de la fuente”, cuenta.
Kaplan es, además, fotógrafa,
dibujante, y gran aliada del México rebelde: entre el contingente de la
manifestación que dio la bienvenida al profesor de Ayotzinapa Felipe de la Cruz
en la legendaria plaza Union Square en marzo, al centro se divisaba su menuda
figura tomando fotos, como lo ha estado en otras protestas del pueblo frente al
consulado de México por el asesinato del maestro zapatista Galeano.
—Cuéntanos de tu esfuerzo por concientizar sobre lenguaje y
discriminación…
—Si lo señalas, muchas veces la gente se
queja de que “limites su libertad de expresión”. Pero, en realidad, están
confundiendo “libertad” para hablar con las consecuencias del lenguaje. Son dos
cosas distintas. Técnicamente, tú puedes decir todo lo que quieras, pero eso
será hiriente para una comunidad y sonarás como un ignorante. Hay una
diferencia entre la libertad de expresión y la consecuencia que tiene el uso de
las palabras.
”A veces te preguntas: ¿por qué la
gente nada más despotrica? ¿Y estoy yo siendo excesiva en el cuidado de mi
lenguaje? Pero por supuesto, al mismo tiempo, si nada más pierdes la calma y
nunca educas a nadie, las cosas jamás cambiarán…”
—Has sido atacada por señalar la
utilización de palabras insultantes u opresivas, incluso por gente que defiende
el derecho de decirlas si la propia población a la que alude las emplea.
—
Creo que si una comunidad oprimida decide reclamar una palabra, ésa es su
prerrogativa. Pero otras personas piensan que “no es justo, que si tú puedes
utilizarla, yo también”, lo cual realmente pide que uno les pregunte: ¿qué tan
seguido estabas usando esta palabra denigrante como para que llegues a sentir
que le pone una abolladura a tu vocabulario si no la dices?
—Recuerdo
que alguien te reclamaba por amigos tuyos que se dicen a sí mismos lames (cojos).
—La palabra lame es un ejemplo específico de esto en el idioma inglés: la gente
no tiene idea de lo denigrante que puede ser pues, de hecho, tiene dos
significados. Uno se refiere a una persona a la que una enfermedad o lesión le
impactó una pierna. Pero también significa “malo”. Muchas veces oyes decir:
“Esa película está tan lame” para
decir que es mala. Lo mismo con la palabra gay,
que quiere decir homosexual pero también algo negativo. “Ese libro es tan gay”, para decir que es malo.
”No creo que la gente siempre
entienda esto, pero el problema es que si los poderes fácticos pueden
justificar la opresión a un grupo de la población, pueden justificar la
opresión a todos (incluyendo al de la gente que se queja de que se critiquen
algunas palabras). Al menos es lo que pasa en Estados Unidos: el poder trabaja mucho
para mantener a la gente separada. Hay la idea de que no hay lo suficiente para
vivir y que más te vale conseguir lo tuyo antes de que tu vecino lo obtenga. Y esto muchas veces conduce al activismo en
torno a un solo problema, por lo que los diferentes grupos necesitados pelean
por separado por sus derechos. El poder muchas veces dirá: bueno, te
concederemos estos derechos, pero sobre las espaldas de este otro grupo y en
detrimento suyo. Creo que saben que si hubiera unión, no podrían conservar el
poder que tienen”.
—Pero, si bien fuiste “activista
desde los 15 años”, no siempre viviste en una silla de ruedas. ¿Cómo te las
ingenias para mantener la calma cuando alguien defiende su derecho a insultarte
en nombre de la libertad de expresión?
—Por supuesto hay muchos casos en los
que las personas son conscientes de que están discriminando, pero me gusta por
lo menos darle a la gente una oportunidad de ponerse de pie y evolucionar. El
truco es educar y explicar de una manera atenta: de una manera en la que uno no
nada más empiece a gritar y a regañar gente. Lo que tienes en mente es lo que
tú quieres lograr, y entonces eliges un lenguaje que funcione para alcanzar ese
objetivo. Eso es muy importante pero es más fácil decirlo que hacerlo. A menudo
tengo que respirar hondo muchas veces antes de empezar a contestar (risas).
Pero creo que, cuando haces eso, encuentras gente que está dispuesta y
que quiere aprender. Gente que simplemente no sabía lo que hacía y que quiere
mejorarlo. Pienso que en nuestra sociedad (por lo menos en la de Estados
Unidos, aunque esto puede ser universal) hay tantos ejemplos de opresión,
tantas palabras y dichos discriminativos, que éstos ya no solamente son vistos
como algo socialmente aceptable por completo, sino que están incrustados en el
inglés cotidiano, ahí donde la gente ni siquiera se da cuenta de lo que está
diciendo. Siempre encontrarás gente que diga: “¿Por qué tanto drama?”, o “No
seas tan sensible”, y que te va a decir que les estás limitando su libertad de
expresión. Pero he descubierto que, mientras más le informo a la gente, más son
los que alzan la voz, y entonces no soy sólo yo… He ahí una razón más por la
que debemos apoyarnos los unos a los otros, independientemente de si la
discriminación nos afecta o no. Y pienso que, a menos que la gente levante la
voz y diga algo, nada va a cambiar nunca.
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*La
versión condensada se publicó en La Digna Metáfora el 15 de abril de 2015.
¡Eres un asco de persona, Malú! Utilizar a una persona que ya no está para atacar a otra, para difamar, para herir a alguien que alguna vez fue tu amigo. No tienes ninguna moral.
ResponderEliminarTodas las personas a las que se refiere este artículo están vivas y ninguno de los individuos es mi amigo. No sé si te diste cuenta. Pero, por lo demás, sí, no te preocupes: soy "un asco de persona" y no tengo ninguna moral. ¡Ninguna! Por eso firmo con mi nombre y me responsabilizo de todos mis actos, buenos o malos, pugno por la transparencia y pago por todo lo que hago y digo, hasta con intereses y recargos que yo no causé, ¿verdad, “Anónimo”? A diferencia de ti, tan recto en todas tus acciones que no tienes que ocultar tu identidad.
EliminarAnonimo, por lo visto no entendiste que Michele no quiere atacar a nadie, si es que a ella te refieres cuando dices "a una persona que ya no está para atacar a otra...". Ademas, una persona que ya no esta para esto o para la otro es volver a errar. Estar en silla de ruedas no hac a la gente estupida ni inutil o incapacitada. No me queda claro tampoco a quien te refieres cuando dices "...para atacar a otra, para difamar, para herir a alguien que alguna vez fue tu amigo". Te refieres a los miembros de OWS? Porque si es asi debieras enterarte que pude tratarse de Dios, cuando discrimina por ejemplo a quienes andamos en silla de ruedas se convierte automaticamente en sujeto de critica. Creo que deberias imitar un poco la humildad de Michele, y respirar profundo un poco antes de insultar. Si, hace falta la critica -a quiien resulte necesario- para mejorar y aspirar a un movimiento revolucionario y a un mundo mas incluyente. La opinion de Malu es clara y abierta, respaldada con su firma para constatar que se esta responsabilizando de lo que dice. La entrevista y la entrevistada son excelentes. .
EliminarQué entrevista tan sugerente. Seguro levanta más de un chichón. Gracias
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