sábado, 10 de marzo de 2012

Nuestro informe sobre Slim a Ocupa Wall Street

Ayer presenté en el foro abierto de debates de Ocupa Wall Street nuestro informe sobre Carlos Slim, con esta fotografía sobre los dos extremos, en lo que a condiciones de vida respecta, que se pueden producir dentro de un mismo país. Doy las gracias a los mexicanos que sumaron su voz a este mensaje para los indignados en Nueva York. Agradezco muy especialmente al periodista Óscar Enrique Ornelas el informe que nos envió, del cual hice un resumen en inglés y que publico aquí en su totalidad. Éste nos permitió abrir una enriquecedora conversación pues, por ejemplo a los compañeros norteamericanos no les sorprendió la participación del hermano de Carlos Slim en la policía secreta en los tiempos de Nazar Haro, mientras que en México es algo de lo que no se habla o que causa extrañeza. También hubo comentarios sobre el manejo de la prensa que Slim ha comprado y muy específicamente, sobre el caso de La Jornada. Surgieron además preguntas sobre la posible implicación de Slim en el narcotráfico porque, como explicó uno de los participantes que ha estado en Texas y por tanto conoce de los negocios de Bush, “una vez que estás en la cima, hay tan poco espacio ahí que es imposible no estar relacionado con el crimen organizado, de una u otra manera”.
            En la discusión, una compañera colombiana manifestó que el narcotráfico y la narcoviolencia no son asunto ni problema nada más de Colombia o de México y subrayó la necesidad de explicar su relación causa-efecto con informes precisos, no exagerados, que hagan de Ocupa Wall Street una fuente de información confiable y que, a la vez, arrojen una luz explicativa sobre las conexiones que ocultan los medios de información del poder empresarial. En su momento mencioné el movimiento de Javier Sicilia que, para mi sorpresa, ya conocían algunos de los presentes.
            También hablamos  —gracias a la aportación de la psicóloga y escritora mexicana Mercedes Romano— sobre los excelentes maquilladores de imagen de estos magnates y que hacen que haya mexicanos que crean que Slim “les hace un favor” o que existan colombianos convencidos de que sus alcaldes y gobernadores corruptos hacen un gran bien a la población dando entrada a la telefónica de Slim, por ejemplo, o bien, que los neoyorquinos se sientan agradecidos con su alcalde Bloomberg —el hombre más rico de Nueva York— por ofrecer empleos “aunque les suba los impuestos”.
            Reitero mi agradecimiento a todos mis cibercontertulios por sus mensajes y su ayuda para abrir y enriquecer esta conversación que, estamos seguros ya, apenas comienza… a pesar de los periodistas y comunicadores defensores de don Carlos Slim. Reproduzco aquí completo el informe resumido ayer.



La paradoja de Carlos Slim

Óscar Enrique Ornelas

Carlos Slim Helú, el empresario mexicano de origen libanés dueño del Grupo Carso, entre otros muchos activos (corporate holdings) nacional e internacionalmente, vuelve a encabezar la lista de los hombres más ricos del mundo compilada por la revista Forbes. Slim Helú sigue invicto desde hace tres años. Su fortuna asciende a 69 mil millones de dólares. Esta cifra representa una baja de 5 mil millones considerando que en 2011 la riqueza de Slim se calculaba en 74 mil millones de dólares. Según la publicación de negocios estadounidense, Slim es ligeramente menos multimillonario debido a la caída del precio de las acciones de América Móvil.
Sin embargo, la paradoja continúa vigente. Un mexicano resulta ser el hombre más rico del mundo pero el crecimiento económico del país es mediocre comparado con el resto de América Latina, el índice de pobreza es alto y el trabajador mexicano gana hoy menos que hace un lustro. De acuerdo con las cifras más recientes, en 2006 un mexicano ganaba en promedio 206.46 pesos diarios mientras que a fines de 2011 el mismo trabajador registraba un ingreso medio de 199.10 pesos. Esto se debe al deterioro del salario real. Hoy, 8 de marzo de 2012, Día Internacional de la Mujer —dicho sea de paso—, un mexicano gana en promedio poco más de 15 dólares diarios. * que vivimos en un país
Lo anterior indica extraordinariamente desigual donde, además, se padece una política fiscal regresiva que favorece a los más ricos. Tal situación se ha agudizado en los últimos 30 años, pese a que las ventas a crédito y las mercancías baratas —léase neocapitalismo chino—hacen decir a ciertos ideólogos que vivimos en un país "de clase media."
Como señala en una carta reciente la economista Nora Lustig (Samuel Z. Stone Professor of Latin American Economics, Department of Economics, Tulane University, USA), México es prácticamente el único país miembro de la OCDE que omite hacer pública la información sobre ingresos y pagos de impuestos obtenida a través de las declaraciones fiscales. En Estados Unidos está disponible desde antes de la Primera Guerra Mundial. En Alemania, España, Francia, Gran Bretaña, Países Bajos e Italia está disponible desde hace alrededor de 50 años o más, dependiendo del país. En América Latina la información está disponible en los casos de Argentina, Brasil y Chile.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) se niega tozudamente a proporcionar esta información a cualquiera que la solicite, sea la propia OCDE, estudiantes de doctorado en universidades de prestigio, el proyecto Top Incomes —que estudia los ingresos de los más ricos del mundo— y el Banco Mundial. Los motivos que esgrime Hacienda son francamente ridículos, dice Lustig.
Y es en este punto donde podemos intentar desentrañar la paradoja de Carlos Slim y los multimillonarios mexicanos que también forman parte de la lista de Forbes. Detrás de estas fortunas vamos a encontrar salarios bajos, outsourcing, alta rotación laboral, desempleo juvenil y un enorme despotismo empresarial, además de prácticas financieras fraudulentas y la ya señalada estructura fiscal regresiva.
Nacido el 28 de enero de 1940 en la ciudad de México, Slim Helú procede de una familia de inmigrantes maronitas libaneses llegados a este país a finales del siglo XIX y principios del XX. Su padre, Youssef Slim emigró desde el Líbano a la edad de 14 años y cambió su nombre, al mexicanizarse, por el de Julián Slim Haddad. Fue un hombre que supo apreciar las oportunidades de negocios que se dieron en el país de la pos Revolución Mexicana. Se puede decir, sin abusar de la anécdota, que era el típico "abonero árabe" que vendía grandes volúmenes a plazos aunque con bajos márgenes de ganancia, lo que garantizaba —sin embargo— le garantizaba un buen flujo de efectivo. Slim Haddad era una especie de "Baisano Jalil", el tendero libanés interpretado en la célebre película de 1942 por el actor cómico Joaquín Pardavé, quien también dirigió el filme. Al morir en 1953, Slim Haddad dejó a su familia en muy buena situación económica. Según la leyenda, su hijo Carlos aprendió desde niño los oficios financieros de un buen baisano Jalil, ahorrando escrupulosamente sus mesadas dominicales. A los 13 años —cuentan sus admiradores biográficos—, ya había comprado sus primeras acciones en la diminuta e incipiente Bolsa Mexicana de Valores y, tras recibirse de ingeniero civil en la UNAM, se convirtió en un hábil especulador inmobiliario y adquiriente de distintas empresas. Slim es un caso único de un empresario mexicano capaz de hacer negocios durante la época del Desarrollo Estabilizador, sortear las crisis de los años setenta y ochenta adquiriendo empresas y llegar a la era dorada del salinismo donde hizo su verdadera fortuna. En plena crisis de la deuda (1982 y años siguientes) adquirió la tabacalera Cigatam obteniendo un gran flujo de efectivo; participó activamente con Inbursa en esa gran estafa que fue la burbuja especulativa de la Bolsa Mexicana de Valores a finales de los años ochenta, misma que arruinó a miles de pequeños ahorradores, y finalmente adquirió la paraestatal Teléfonos de México (convertida hoy en Telmex). Esta última fue la joya de la corona. Slim se hizo de la telefónica comprándola, según algunas fuentes, en un 30 por ciento de su valor en libros y gozando de una protección por años contra toda competencia.
He aquí un resumen en inglés de las prácticas monopólicas de Telmex según un informe publicado a finales de 2011 por la Asociación de la Industria de las Telecomunicaciones de Estados Unidos (Comptel):
"In the case of Mexico, Comptel states that even after constant requests and complaints from competitors, the Mexican government has not taken precise measures to restrain both subsidiaries of America Movil: Telmex, currently supplying 80% of fixed telephony services, and Telcel, currently supplying 70% of mobile telephony in Mexico; these two companies earned their huge market share not necessarily because of the authentic consumer choice, but more by using business practices considered to be monopolistic.
According to Comptel, the actions issued by the Federal Telecommunication Commission (Cofetel) to sanction Telmex, have not been implemented by the Secretariat of Communications and Transportation (SCT), hindering the development of competition in Mexico.
Furthermore, Comptel highlights the following main anti-competitive activities that Telmex, have been perpetuating since 1991, the year that telephony was privatized in Mexico:
1. Blocking the majority of competitive traffic into the rural half of Mexico.
2. Illegally inserting lengthy recorded messages into calls carried into Mexico by certain competitive carriers, telling U.S. and Mexican customers that future calls may be not completed if they use that carrier.
3. Refusing to allow competitors to install local or long haul facilities that would provide competitive termination for U.S. carriers.
4. Maintaining differential and discriminatory pricing structures for interconnection and termination services.
5. Refusing to provide carriers with interconnection in Non-Equal Access (NEA) calling areas that would represent more competition and better rates for the public.
6. Providing interconnection at a degraded quality level.
7. Failing to consolidate local area codes as ordered by Cofetel so that the calls between two areas would be considered as a local call and not a long distance call, which would result in huge savings for the public and the carriers.
These practices and abuses are already well known by competitors and users, but continue to go unpunished for lack of authority and real regulation by the Mexican government.
Comptel acknowledges the constant complaints presented by the various competing companies to Cofetel, emphasizing the one presented by Marcatel in November 2008 about deficiencies and interconnection practices, and which so far remains unanswered by the SCT.
Also, describes the recordings that in May 2010, when Telmex inserted into calls made through Marcatel from the U.S. to Mexico stating that, "the long distance carrier was not paying the contracted rate to the local operator (Telmex) and, if that continues, then the local operator will no longer complete calls," causing confusion and distrust among users.
Telmex then inserted a second recording to a specific operator in Mexico saying that the long distance operator lost a court decision and allegedly was forced to pay an unspecified amount to the local operator, as a condition to continue providing the service. "This recording affects calls into the three main cities in Mexico and heavily impacts international traffic, particularly calling card traffic from the U.S."
The analysis developed by Comptel was published as a direct appeal to the SCT, the authority responsible for not having resolved these conflicts, all of which, from experience in other countries, have been resolved in a timely manner, making the disposition of the authority prevail.
Comptel requests to facilitate the interconnection for Mexican competitors, to fix prices for call termination and an immediate response to complaints submitted by the competing companies to Cofetel, especially the sanctions issued by Cofetel against Telmex in April 2010, which remain unanswered by the SCT."

Veamos ahora lo que dicen los trabajadores de Telmex.

La privatización de Telmex fue un resultado directo de las presiones del FMI y el Banco Mundial para desmantelar el sector estatal mexicano y conducir eventualmente al fin de lo que podríamos llamar el Estado de bienestar —si bien subordinado y reducido a algunos sectores— que surgió tras la Segunda Guerra Mundial al amparo de la política de sustitución de importaciones. Irónicamente, el libanés Slim Haddad fue un promotor precoz de una política nacionalista de ese tipo.
Un análisis de los sindicalistas democráticos de Telmex sobre la privatización señala lo siguiente:
"En 1988, el recién impuesto por fraude electoral presidente Carlos Salinas de Gortari presenta el Plan Nacional de Desarrollo donde anuncia la privatización de Telmex, entre otras dependencias paraestatales. A partir de ese momento la infraestructura del gobierno y los recursos económicos del pueblo se destinan durante los dos años siguientes a optimizar como negocio lo que se entregaría mediante falaz subasta a Carlos Slim Helú.
El gran pretexto salinista para la privatización de la telefónica fue la incapacidad financiera del gobierno para llevar a cabo su modernización, argumento que repitieron los siguientes dos presidentes de México, Ernesto Zedillo (PRI) y Vicente Fox (PAN), para tratar de justificar la venta de la industria eléctrica, Sin embargo, una vez que fue rematada a Carlos Slim Helú, Telmex triplicó su valor en el mercado al punto de que durante los siguientes tres años la empresa creció en un 12 por ciento mientras que la economía nacional decrecía. El recurso utilizado por la triada “charro-gobierno-patrón” para convencer a los telefonistas de las bondades de la privatización fue un cañonazo de 70 mil pesos por cabeza bajo la forma de un paquete accionario que, a la larga, todos tuvimos que vender. ¿Adivinen quién acaparó las acciones que vendimos?
En lo referente a las relaciones laborales, nuestro secretario general [el sempiterno Francisco Hernández Juárez] firmó todos los convenios que Teléfonos de México le ha presentado, aun los más lesivos para los trabajadores. Tales convenios no sólo son lesivos para los telefonistas sino que afectan indirectamente a otros sindicatos, violando claramente la Ley Federal del Trabajo, deteriorando nuestras condiciones de vida y de trabajo y nuestras posibilidades de participar como organización colectiva en los proyectos de la empresa (de los cuales estamos desplazados por filiales, contratistas y personal de confianza, quienes en conjunto ya duplican numéricamente nuestros puestos de trabajo.)"

Principales efectos de la privatización de 1991 según los sindicalistas democráticos de Telmex: supresión de 10 mil plazas de trabajo; aumento de tarifas entre 1990 y 1999 en un 4 mil 999 por ciento; en el servicio particular se inventó un nuevo cobro llamado servicio medido y la larga distancia sufrió incrementos altísimos en un país con una importante población migrante; también hubo prácticas fraudulentas por parte de la empresa al punto de que se dieron de baja 600 mil clientes, lo que significa que esas líneas se volvieron a vender.
En el aspecto laboral, los trabajadores señalan lo siguiente:
"1. Se mutiló el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT). Para hacer atractiva la compra de Teléfonos de México a la iniciativa privada y sobre todo a los consorcios extranjeros interesados en comprar la empresa, el presidente Carlos Salinas y el secretario general del STRM, Francisco Hernández Juárez, idearon en 1989 un Convenio para la Modernización de Teléfonos de México mediante el cual se mutiló el CCT con la desaparición de 57 convenios departamentales junto con algunas prestaciones económicas y administrativas y sustituidos por 26 perfiles de puesto que no integran toda la materia de trabajo que estaba incluida en los convenios, quitándole la oportunidad a los trabajadores asignados a dichos departamentos de revisar y de nivelar sus salarios en función de las nuevas actividades que genera la modernización.
2. Vacantes naturales anuladas. A partir de la privatización, Francisco Hernández Juárez acordó con la empresa dejar de cubrir las vacantes naturales generadas por jubilación, defunción, renuncia, pases de confianza y despidos, que hasta ese año eran tres mil y para 1999 llegaron a 10 mil. Además, desparecieron cinco mil puestos de trabajo en el Departamento de Tráfico.
3. Desaparición de varios departamentos: Conmutadores, Intendencia, Automotriz, Taller de equipo telefónico, Centros de capacitación, Despensas, Mensajería, Registro de líneas, Larga Distancia Construcción, Cables Construcción; Postería Construcción y Centrales Construcción.
4. Incremento del personal de confianza (no sindicalizado.)
5. Pérdida de Materia de Trabajo. El STRM ha perdido casi el 50 por ciento de su materia de trabajo pues la empresa, de acuerdo con la dirección sindical, la ha trasladado a: empleados de confianza; empresas filiales y del Grupo Carso (Telcel, Sanborns, Imtsa, Cycsa, Telcorp, Comertel Argos, Teckmarketing, Contelmex y otras; contratistas; proveedores (Alcatel, Ericsson, Nec, Philips); personal eventual pagado por honorarios, es decir, sin contrato personal ni colectivo y sin prestaciones.
6. Reubicación de personal. La continua renuncia del CEN del STRM (desde 1976) a la materia de trabajo ha generado la reubicación del personal altamente especializado en un departamento, a departamentos donde desconoce el trabajo y tiene problemas con sus derechos de escalafón; además de enfrentarlo con sus compañeros. Es el caso de las operadoras, los oficinistas técnicos, los técnicos en conmutadores, etcétera."

El análisis recién citado es de hace algunos años. La situación se ha vuelto más lesiva para los trabajadores.

La desigualdad económica
“Casi la mitad de los mexicanos vive al día y sin posibilidad alguna de tener patrimonio, mientras que un 18.2 por ciento vive en la extrema pobreza”, señaló un estudio divulgado hoy por las autoridades.
El informe se realizó considerando los tres niveles de pobreza: la alimentaria o extrema (quienes viven con menos de dos dólares al día); la de capacidades (quienes no tienen acceso a la educación, salud y nutrición) y la de patrimonio (quienes apenas tienen satisfechas esas necesidades y, por lo tanto, no pueden ahorrar.)
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) realizó el reporte, que por primera vez proporciona estimaciones a nivel estatal y municipal, en base a una población de 103.2 millones de personas, la calculada en México en 2005, el año de referencia.
Los estados del sureste y pacífico mexicanos tienen el mayor número de población en pobreza de patrimonio, con Chiapas a la cabeza, con el 75,7 por ciento; seguido de Guerrero, con el 70.2 por ciento; Oaxaca, con el 68 por ciento; Tabasco, con el 59.4 por ciento, y Durango, con 59.4 por ciento.
El estudio hace hincapié en el hecho de que se trata de regiones habitadas principalmente por indígenas.
En contraste con esta situación, los estados con menor incidencia de la pobreza en el país se encuentran en el norte, como Baja California, que sólo reporta 9.2 por ciento; Nuevo León, con el 27 por ciento, y Chihuahua, con el 34,2 por ciento; y en el centro, como el Distrito Federal, con el 31,8 por ciento.
La intención de publicar este reporte, explicó el Coneval, es aportar elementos relevantes para el planeamiento y la evaluación del desarrollo municipal, estatal y nacional sobre las condiciones de pobreza de la población.
La información aparece dos días después de que el portal electrónico financiero Sentido Común informara que el magnate mexicano Carlos Slim es el hombre más rico del mundo, por encima del estadounidense Bill Gates, y con una fortuna que ascendería en la actualidad a unos 67 mil 839 millones de dólares."

Nota curiosa 1
Julián Slim Helú, hermano mayor ya fallecido de Carlos Slim Helú, jugó un papel en la Guerra Fría y en las actividades represivas del régimen priista mexicano como miembro de la siniestra Dirección Federal de Seguridad, una mezcla de la CIA, el FBI y la Dina chilena.
No obstante, la historia policiaca de este hermano incómodo de Carlos Slim permanece bien escondida. Al momento de su muerte, ocurrida el 17 de febrero de 2011, CNN dijo, por ejemplo, que era empresario y padre del director de Telmex, Héctor Slim Seade.
He aquí un reportaje del periodista de investigación mexicano Diego Enrique Osorno:
El "olvidado" comandante Slim Helú
DIEGO ENRIQUE OSORNO
El joven profesor de matemáticas Manuel López Mateos entró el 22 de enero de 1975 a las oficinas de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal. Estaba ahí para denunciar a Miguel Nazar Haro y Julián Slim Helú por secuestro y lesiones. Ellos eran agentes del grupo policial de fama más negra en la historia de México: la Dirección Federal de Seguridad (DFS).
Al calor de la Guerra Fría –bajo cuya lógica maniquea toda disidencia era "comunista"– las acusaciones contra aquella poderosa policía a las órdenes de la Secretaría de Gobernación eran inusuales: como primera línea de defensa contra los enemigos del Estado, la DFS era intocable. Todo valía "para garantizar la gobernabilidad".
La denuncia de López Mateos nunca se investigó.
Treinta años después, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió la Presidencia de la República. El Partido Acción Nacional (PAN) llegó al poder. La alternancia puso fin a siete décadas de monopolio partidista y se inició la época actual, de transición política.
Para investigar los asesinatos, desapariciones forzadas y otros delitos cometidos durante el conflicto al que absurdamente se le llama "la guerra sucia" (¿acaso existen "guerras limpias"?), el nuevo gobierno de Vicente Fox Quesada creó una Fiscalía Especial. De forma paralela, buena parte de los archivos de la antigua DFS se abrieron y con base en ellos se produjeron toneladas de notas periodísticas y textos académicos; libros de reflexión sobre aquellos años traumáticos e informes especiales de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Pero de todo ello poco se tradujo en justicia. La impunidad prevaleció, ahora dispersa entre el caos "democrático".
En uno de esos expedientes desclasificados y guardados en lo que habían sido las crujías de la antigua cárcel de Lecumberri –"El Palacio Negro", le decían entonces–, hoy sede del Archivo General de la Nación, está guardada la reseña interna de la denuncia de López Mateos registrada bajo una averiguación previa de efímera duración: la 8430/SC/74.
El informe interno de la DFS al respecto dice:
El 22 de enero de 1975, Manuel López Mateos (Sobrino del ex presidente) presentó denuncia en la Procuraduría General de Justicia y Territorios federales, en contra de Miguel Nazar Haro y Julián Slim Helú, por los delitos de privación ilegal de la libertad y los que resulten, motivo por lo que la mencionada Procuraduría, solicita la comparecencia de ambos Nazar y Slim ante la Mesa 15 a efecto de que rinda su declaración acerca de los hechos referidos en la denuncia.
El tono administrativo de la nota tuvo una respuesta inmediata y enfática. En el mismo documento oficial, marcado con la clave 21–500–75, una nota manuscrita ponía las cosas en su lugar, indicaba las prioridades del Estado y definía lo que tenían que hacer Nazar Haro y Slim Helú ante el citatorio del Poder Judicial:
De ninguna manera se presenten, por orden Superior.
Y así fue.
La memoria en donde ardía
Estreché la mano de Manuel López Mateos a mediados de 2009 en la recepción de un lujoso hospital de la Ciudad de México. Estaba ahí para revisarse el corazón. Aquel joven –que quizá por ser sobrino del expresidente Adolfo López Mateos se atrevió a denunciar a los intocables comandantes de la Dirección Federal de Seguridad– era ahora un hombre calvo y con gafas, que tenía a su cargo la dirección de la recién fundada Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO). Detrás de los lentes, su mirada sugería los episodios trágicos que vivió décadas atrás por los que yo quería entrevistarlo.
López Mateos se recargaba en el brazo de su esposa, que lo acompañaba mientras nos dirigíamos a la cafetería del hospital. Tras charlar de su natal Veracruz, de amigos en común y de la insurrección de Oaxaca en el 2006, le pregunté sobre su denuncia contra Nazar Haro y Slim Helú, quienes –según los archivos desclasificados– lo habían detenido bajo la sospecha de que pertenecía al grupo Unión del Pueblo, una organización armada cuyos fundadores, los hermanos Cruz Sánchez, siguen en la clandestinidad ahora y operan bajo las siglas del Ejército Popular Revolucionario (EPR), uno de los grupos guerrilleros que persisten en el México del siglo XXI, además del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
López Mateos pareció desconcertarse. Volteó a ver a su esposa y le acarició el rostro. Después me compartió su resumen de aquellos años: tras las masacres de estudiantes perpetradas por el régimen del PRI en 1968 y en 1971, aumentó el número de jóvenes que decidían encarar la represión gubernamental con grupos armados inspirados en Fidel Castro y Ernesto El Che Guevara, dijo, aunque el gobierno de Cuba, en esos años, tenía mejor relación con el emblemático policía político de la época, Fernando Gutiérrez Barrios, que con cualquier dirigente guerrillero mexicano. Me habló luego del sueño revolucionario, la liberación de México y las características autoritarias del régimen cuya esquizofrénica naturaleza (revolucionaria pero institucional) hizo que fuera definido por Mario Vargas Llosa como "la dictadura perfecta".
En 1974, alguno de aquellos grupos guerrilleros colocó una bomba en la Facultad de Ciencias de la UNAM, donde López Mateos estudió y apenas empezaba a impartir clases de matemáticas. El acto provocó que varios universitarios fueran detenidos y llevados a los separos de la DFS, sospechosos de ser los dinamiteros. Uno de ellos fue el sobrino del expresidente.
A López Mateos lo golpearon y encerraron a partir de la una de la tarde del 29 de noviembre de 1974 y por 24 horas en la sede policial ubicada junto al Monumento a la Revolución Mexicana. Frente al mausoleo nacional en el que yacen los restos de Pancho Villa y otros héroes de la patria, el agente Miguel Nazar Haro le daba puñetazos al "sospechoso", a quien en los archivos se le clasifica como "elemento revolucionario", aunque durante la golpiza se le decía "pinche revoltoso".
Dos meses después, López Mateos decidió ir a poner la denuncia contra los agentes que lo habían detenido y lo habían golpeado.
–¿Julián Slim Helú también lo torturó? –pregunté.
–¿El hermano de Carlos Slim? –reviró– No, él no me golpeó.
–En la denuncia usted incluyó su nombre –dije mientras acercaba el documento.
–Él también estaba ahí pero él no me golpeó. Sólo fue Nazar Haro.
Tras escuchar su historia fue difícil no pensar en el título (tomado de un verso de Quevedo) de una novela del exguerrillero y escritor argentino Miguel Bonasso… La memoria en donde ardía.
Era la guerra
El principal grupo guerrillero de esos años fue la Liga Comunista 23 de Septiembre. En el otoño de 1973, la organización de inspiración marxista ejecutó las dos acciones más radicales de su breve existencia: el 17 de septiembre el empresario cervecero Eugenio Garza Sada fue asesinado en Monterrey por uno de los comandos de la Liga en un intento de secuestro; un mes después, otro comando guerrillero plagió en Guadalajara al cónsul británico Anthony Duncan Williams y al empresario del almidón Fernando Aranguren Castiello. Garza Sada era un dirigente carismático de Nuevo León –el estado más industrializado del México de esos tiempos–, mientras que Aranguren Castiello era uno de los líderes empresariales más destacados de la zona occidental del país.
La Liga expresó sus demandas: a cambio de liberar a Duncan Williams y a Aranguren Castiello pedían 200 mil dólares y el traslado de 51 opositores presos a Corea del Norte. El gobierno rechazó el emplazamiento a través de un mensaje de radio transmitido en cadena nacional. Un día después, el cónsul británico fue liberado, aunque Aranguren no corrió con la misma suerte: fue ejecutado a sangre fría y su cadáver encontrado en la cajuela de un automóvil abandonado.
Era la guerra.
Los grupos económicos de Monterrey y Guadalajara ya estaban enemistados con el presidente Luis Echeverría Álvarez debido a su discurso nacionalista, a la buena relación que tenía con Fidel Castro y a que había emprendido programas sociales que ellos veían como protocomunistas. Tras los crímenes de Garza Sada y Aranguren Castiello, arreció la disputa entre los empresarios y el régimen. Algunos líderes patronales de Monterrey desconfiaban del gobierno, incluso al grado de sospechar que el presidente Echeverría había ordenado los asesinatos de ambos empresarios y trataba de encubrirlos haciéndolos pasar como una acción de la guerrilla.
La tensión aumentó y la DFS recibió la orden de encontrar de inmediato a los autores materiales e intelectuales de los dos asesinatos para contener los reclamos empresariales y proteger así al titular del Poder Ejecutivo. La cacería de los guerrilleros se desató en invierno y no se prolongó demasiado: en los primeros días de febrero de 1974 aparecieron muertos los dos dirigentes nacionales de la Liga Comunista 23 de Septiembre que habían planeado los secuestros de los empresarios. La geografía de los hallazgos no fue casual: el cadáver de José Ignacio Olivares Torres fue arrojado en el cruce de las calles Altos Hornos y Metalúrgica, de Guadalajara… muy cerca de la casa de la familia del empresario Aranguren. El cuerpo del otro dirigente guerrillero, Salvador Corral García, apareció en un lote baldío de la colonia Fuentes del Valle, de San Pedro Garza García, Nuevo León, el municipio donde residían los deudos del empresario Garza Sada.
Ambos guerrilleros tenían señales de haber sido largamente torturados antes de su ejecución.
Era la guerra.
El tributo
Con la lectura de los archivos desclasificados de la DFS puede conocerse con mayor detalle la forma en que reaccionó la corporación ante los asesinatos de Garza Sada y Aranguren Castiello, y el afán con que buscó a los guerrilleros involucrados.
Los redactores habituales de la corporación eran policías anónimos con un nivel medio de estudios. Algunos tenían inquietudes literarias y una prosa de extravagante precisión, con guiños infrarrealistas. A Salvador Corral García se le describe así en uno de los reportes: "Tiene 26 años de edad. 1.63 metros de estatura. Complexión delgada. Color blanco. Pelo castaño, semiquebrado y abundante (acostumbra peinarse de raya). Ojos negros, vivaces y profundos. Nariz roma, grande. Boca regular. Labios gruesos. Barba cerrada. Mentón agudo. El pabellón de la oreja izquierda, más abierto que el de la derecha. Medio jorobado o de espaldas cargadas. Camina en forma peculiar porque tiene los pies planos. Mueve mucho los brazos al andar".
Un oficio interno del 15 de noviembre de 1973 prueba que Corral García era uno de los principales blancos de la cacería, junto con sus hermanos, de los cuales uno, Luis Miguel, también murió tiempo después bajo una granizada de balas policiales, y el otro, José de Jesús, fue detenido por la DFS el 8 de marzo de 1976. Desde entonces, hace 25 años, José de Jesús se encuentra desaparecido. Su ausencia es testimonio de una verdad: no todos los muertos de la guerra sucia tienen una tumba.
De otro hermano más, Roberto, la Federal de Seguridad consignaba:
Ciudad Juárez, Chihuahua.– En virtud de que se señala a SALVADOR CORRAL GARCÍA, de 26 años de edad, originario de Corrales, Municipio de Tepehuanes, Durango, como uno de los presuntos asesinos del señor Eugenio Garza Sada y de quien se presumía se encontraba en esta población, elementos de esta Dirección Federal de Seguridad y de la Policía Judicial de Monterrey, NL, se abocaron a su búsqueda, localizándose únicamente a su hermano ROBERTO CORRAL GARCÍA, de 28 años de edad, mismo que fue detenido a las 17:50 horas de hoy en su negocio denominado "Ferretería Industrial", ubicado en las calles de Ayuntamiento y Central, de la Colonia Industrial de esta ciudad, el que quedó detenido en el Primer Batallón de Infantería.
Muy respetuosamente
EL DIRECTOR FEDERAL DE SEGURIDAD
CAP. LUIS DE LA BARREDA MORENO.
Otros expedientes de la pesquisa de los asesinos de Aranguren Castiello y Garza Sada tan sólo contienen notas periodísticas plagadas de eufemismos y que ofrecen poca información. Pero hay un documento, asegurado en 2005 mediante una diligencia solicitada por la investigadora Ángeles Magdaleno "para evitar la mutilación de documentos clave en los trabajos de nuestra memoria histórica". Se trata del expediente 11–235–L6, que de la página 163 a 167 consigna la presencia del guerrillero Salvador Corral García en la Ciudad de México el 1 de febrero de 1974, donde fue interrogado "por el licenciado Julián Slim H. quien se desempeñaba como jefe del Departamento Jurídico de la DFS".
Este documento demuestra algo que hace 30 años se dio como un hecho en los círculos opositores al gobierno, pese a que no se conocían las pruebas oficiales que lo probaran: que el guerrillero Salvador Corral García había sido detenido en Sinaloa y llevado a la Ciudad de México para ser interrogado, y que cinco días después fue asesinado y su cadáver acabó siendo arrojado en San Pedro Garza García, Nuevo León, como tributo de sangre ofrendado por el gobierno priista al empresariado mexicano.
Un policía limpio en una guerra sucia
En 2006, tras conocerse los informes con los resultados de las investigaciones especiales de la guerra sucia, tanto de la CNDH como de la Fiscalía Especial, éstos fueron menospreciados y criticados prácticamente por todos los involucrados: por un lado, los funcionarios y exfuncionarios señalados descalificaron las conclusiones al tacharlas de "tendenciosas"; lo mismo pasó con los familiares de las víctimas y los antiguos guerrilleros, para quienes los reportes eran insuficientes y sus conclusiones encubridoras. En suma, la memoria oficial que se trató de hacer de aquellos años turbios recibió pocos comentarios encomiásticos.
En ambos informes hay reportes internos y cientos de testimonios recogidos después de 30 años. En esos documentos están las voces contundentes que confirman, una tras otra, secretos que ya no se pueden negar: el hecho de que en la DFS la tortura era un método común de investigación policial, que la DFS era la principal máquina represiva del poder y que hubo cientos de testigos y víctimas de sus atrocidades.
Luego de ser detenidas –la mayoría de las veces sin órdenes judiciales de por medio– las personas eran interrogadas con los ojos vendados y se les obligaba a firmar declaraciones y confesiones a base de amenazas, golpes y tortura con toques de corriente eléctrica en los genitales. O se les desaparecía para siempre. Son tantos los casos y tan vasta la documentación al respecto que se necesitarían entre 800 y 900 notas a pie de página para incluir a cada una de las víctimas en este reportaje.
También aparecen los nombres de casi un centenar de policías que participaron en esta guerra sucia: Arturo Durazo Moreno, Salomón Tanús, Jorge Obregón Lima, Francisco Sahagún Baca, Luis de la Barreda Moreno, Francisco Quirós Hermosillo, José Guadalupe Estrella, Florentino Ventura, Miguel Nazar Haro… Sin embargo, un nombre que nunca se menciona en los informes históricos de la CNDH ni de la Fiscalía Especial es el de Julián Slim Helú, quien ni siquiera fue citado a declarar como testigo, como sí sucedió con la mayoría de los policías de la DFS.
Después de tener en mis manos los documentos oficiales en los que se revelaba que Slim Helú había interrogado a Corral García antes de que fuera asesinado y tirado en una calle de San Pedro Garza García, Nuevo León, pregunté a varios sobrevivientes de esos años, como los exguerrilleros Héctor Escamilla Lira, Elías Orozco, Alberto Sánchez, Manuel Saldaña, si habían oído hablar del policía Slim Helú. Ninguno lo recordaba bien. Sólo alcanzaban a señalar que podría tratarse de un pariente –"primo o tío lejano de Carlos Slim Helú"– que después de haber estado en la DFS al parecer se había ido de comandante a la Procuraduría General de la República y del que luego no se volvió a saber nada.
El apellido Slim Helú sí ocuparía un lugar en la memoria nacional, pero en los noventa y por la venta de Telmex, la empresa paraestatal más importante de todas las que privatizó el régimen priista en su recta final, antes de que llegara el 2000 y la transición democrática a México.
El comandante Slim
El 27 de mayo de 2008, a través del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) solicité a la PGR el expediente laboral de Julián Slim Helú sin la certeza de que realmente existiera. El 3 de julio, la Unidad de Enlace de la PGR me respondió: sí había un expediente de un policía con ese nombre, pero no podía entregarlo debido a que era información confidencial. Apelé la decisión de la PGR con el argumento de que el policía Slim Helú ya no estaba en funciones y habían transcurrido los 20 años reglamentarios para mantener bajo reserva cualquier documento catalogado como confidencial.
Convencida de que debía hacerse pública dicha documentación, la comisionada del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), María Marván Laborde, tomó el caso y me ayudó a ganar el recurso de revisión, un año después. El IFAI exigió a la PGR entregarme el expediente donde constaba que Julián Slim Helú había iniciado labores como primer comandante de la PGR el 16 de junio de 1983 y había renunciado el 7 de junio de 1984, una semana después de la muerte del entonces columnista político más influyente de México, Manuel Buendía Tellezgirón, asesinado por un pistolero contratado por la DFS.
De acuerdo con el expediente, Julián Slim Helú tenía el cargo de primer comandante de la Policía Judicial Federal. Estaba adscrito al aeropuerto internacional de la Ciudad de México y su clave de cobro era la No. 17007011500.0. Recibía un sueldo mensual de 21 mil 240 pesos y un sobresueldo de 7 mil 434 pesos. En el rubro de "Percepciones extraordinarias variables" puede leerse que además le pagaban una "compensación adicional por servicios especiales" de 47 mil 326 pesos", es decir, una cantidad mayor que la cifra conjunta del sueldo y sobresueldo que recibía. En total sus ingresos alcanzaban la cifra de los 76 mil pesos mensuales. Los cheques que cobraba estaban firmados por Carlos Madrazo Pintado, hermano de Roberto, candidato presidencial priista en 2006. Además, el comandante Slim Helú contaba con un seguro de vida por 1 millón de pesos, contratado con la Aseguradora Hidalgo.
De acuerdo con el documento que conseguí vía la Ley de Transparencia, Slim Helú recibió su cartilla militar el 18 de marzo de 1952, tras acudir a 50 sesiones del Ejército Mexicano y ser calificado positivamente por su conducta, aplicación y aprovechamiento. Asimismo, la cédula profesional 106050 lo acreditaba como licenciado en derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Sin embargo, la precisión de algunos datos contrasta con la oscuridad de otros. Los motivos de su salida de la PGR no quedan claros. En su expediente laboral existe una carta de renuncia fechada el 7 de junio de 1984 y dirigida por el comandante Slim Helú al entonces procurador general de la República, Sergio García Ramírez:
Estimado señor Procurador y dilecto amigo:
Lo saludo cordialmente con la expresión de mi más caro aprecio ligado a mi gratitud por el alto honor que tuvo a bien conferirme al ser designado, el 16 de junio de 1983, Primer Comandante de la Policía Judicial Federal.
Durante el desarrollo de mi función, que siempre entendí como una gran responsabilidad, más que como un privilegio, invariablemente me vi alentado por el aseguramiento de su confianza, simpatía y afecto, lo que reafirma una vez más los atributos de su calidad humana que siempre he estimado del más alto rango.
Considerando haber cumplido con la delicada encomienda que se designó asignarme, ruego a usted se sirva, sí para ello no hay inconveniente, relevarme de tan señalado cargo.
Me valgo de la ocasión para reiterar a usted las seguridades de mi solidaria amistad y consideración.
Julián Slim Helú.
El columnista de Reforma Miguel Ángel Granados Chapa, amigo de Buendía y uno de los hombres que conoció a detalle las investigaciones del crimen del principal columnista del país, unos meses antes de fallecer me dijo en entrevista que la renuncia de Slim Helú a la Policía Judicial Federal nada tenía que ver con el asesinato, pese a que ocurrió en ese contexto.
De acuerdo con Granados Chapa –que preparaba un libro sobre el caso y planeaba presentarlo en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2011– Buendía fue asesinado por órdenes de José Antonio Zorrilla, quien había llegado a la dirección de la DFS en 1982 en sustitución de Miguel Nazar Haro. Zorrilla tenía pactos con capos del narcotráfico de los cuales supo Buendía Tellezgirón. Durante una reunión en casa de Zorrilla, el periodista lo encaró sobre el tema, lo que provocó que el todopoderoso jefe policiaco dictara una sentencia de muerte en su contra. El asesinato lo ejecutó un motociclista que le disparó al columnista cinco veces por la espalda.
–Julián Slim Helú renunció unos días después del asesinato de Buendía. ¿Su renuncia no tuvo nada que ver con este caso?
–No.
–Don Miguel: ¿Por qué nadie sabe nada del policía Slim Helú? Parece que ni siquiera existió.
–Hay zonas del delito que no son tan glamorosas y quizá por eso no sonaba mucho el nombre de Julián Slim. Tal vez él se movía en una de esas zonas.
–¿Cuáles son esas zonas del delito no tan conocidas?
–Como delitos arqueológicos o algo así; pero efectivamente, de Julián Slim Helú no sabemos nada. Es uno más de nuestros misterios.
La buena y mala fe
Julián Slim Helú nació en 1938 en la Ciudad de México. Fue el primer varón que tuvo su padre Julián Slim Haddad, oriundo de la aldea de Jezzine, Líbano, de donde viajó a México en barco a principios del siglo XX. Al poco tiempo de su llegada, Julián Slim Haddad se asoció con su hermano José para abrir La Estrella de Oriente: una tienda de telas en el centro histórico de la Ciudad de México. Más tarde se casó con Linda Helú, hija de migrantes libaneses nacida en Parral, Chihuahua.
Cuando Julián Slim Helú tenía 15 años de edad, su padre murió de un problema en el corazón. Tiempo después, el primogénito de la familia entró a estudiar leyes y contrajo nupcias con Magdalena Seade, cuyo padre –Carlos Seade– había sido junto con Luis Farah, de Guadalajara, uno de los primeros inmigrantes libaneses en graduarse como médico en México.
Una revista de la comunidad libanesa que circulaba en aquella época reseñó la boda entre Julián y Magdalena. En la nota de sociales aparece una foto donde se ve a Julián de traje, con una ligera sonrisa en el rostro y la mano izquierda descansando en su pecho, mientras que con la otra abraza a su esposa Magdalena, vestida de blanco.
Recién egresado de la Facultad de Derecho de la UNAM, el 22 de junio de 1960 Julián asumió la secretaría de la Asociación Libanesa Internacional, un proyecto lanzado por el empresario del calzado Antonio Domit, cuya "alta meta", de acuerdo con un manifiesto difundido en publicaciones libanesas en México, era "lograr la unificación y organización de los libaneses residentes en cada país, fomentando entre ellos el compañerismo y la amistad sincera y desinteresada, así como entre las comunidades libanesas de todo el mundo". El documento iba acompañado de una fotografía en la que aparecen los ocho "hombres de prestigio y completa solvencia moral y material" que conforman la directiva. Al centro puede verse a Julián Slim Helú vestido con traje oscuro, junto a Domit, quien era el presidente de la naciente organización.
Julián tuvo cinco hermanos: Nour, José, Alma, Linda y Carlos. Todos ya fallecidos, con excepción de Carlos, presidente del grupo Carso y dueño de más de 200 empresas de diversos ramos, a quien la revista Forbes calificó como el hombre más rico del mundo, mientras que un análisis de la revista Sentido Común calculaba en 2010 que su fortuna ascendía a 75 mil millones de dólares.
La relación entre los hermanos Julián y Carlos se afianzó tras la muerte de su padre. En 1966, el primogénito Julián acompañó al altar a su hermano Carlos, durante el matrimonio de éste con Soumaya Domit –hija de Antonio Domit–, oficiado por el sacerdote Marcial Maciel, a la postre fundador de la Legión de Cristo.
De acuerdo con su expediente en la PGR, Julián fue miembro de la generación de 1957 de la Facultad de Derecho de la UNAM. Sin embargo, del mismo modo en que su nombre no aparece en los reportes de la CNDH y de la Fiscalía Especial, en la Facultad de Derecho su tesis ("Efectos de la buena y mala fe en el derecho civil mexicano") tampoco es fácil de encontrar. Es mucho más fácil localizar en la Facultad de Ingeniería la de su hermano Carlos, de nombre "Aplicaciones de programación lineal a algunos problemas de ingeniería civil", la cual inicia con la dedicatoria: "A mis hermanos".
Siguiendo la pista de los documentos consultados, da la impresión de que la carrera policial de Julián iba en ascenso, pero justo cuando su hermano Carlos empezó a ser conocido en el mundo empresarial, Julián desapareció del escenario público. En 1991, cuando Carlos ganó la licitación de Telmex –la empresa de mayor importancia estratégica para la seguridad nacional de todas las que se privatizaron durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari– el comandante Julián Slim Helú prácticamente abandonó el servicio público y se convirtió en una especie de leyenda.
Al especialista en temas de seguridad nacional Fernando Montiel T., a quien relaté la historia de los hermanos Slim Helú, le recordó en cierta forma el mito de los hermanos Rómulo y Remo bajo el cual se construyó Roma: uno de los hermanos (Remo) es sacrificado para que el otro hermano (Rómulo) pueda ser el rey y así levantar después uno de los mayores imperios de la historia.
Otra analogía, menos elevada, es la del expresidente Carlos Salinas de Gortari y su hermano Raúl, bautizado en una legendaria portada de la revista Proceso como "el hermano incómodo", tras ser denunciado, detenido y procesado por actos de corrupción ocurridos en la década de los noventa, durante la administración de su poderoso hermano.
Las patas de los caballos
Fructuoso Pérez Galicia, amigo de Carlos Slim Helú desde que ambos estudiaron en la Facultad de Ingeniería Civil de la UNAM, me contó durante una larga entrevista en 2009, en su oficina de San Miguel Chapultepec, que entre Julián y Carlos había una excelente relación de hermanos, que Julián se dedicó en los noventa a trabajar en un despacho de abogados y que ofrecía asesorías de seguridad a las empresas de su hermano Carlos, además de que tenía un rancho en Veracruz donde pasaba largas temporadas.
–¿Usted conoce a Julián Slim?
–Sí, claro. Yo estimo mucho a Julián.
–¿Cómo es?
–Es abogado. Y bueno, toda la familia Slim son gente muy decente, muy sencilla. Sencillísimos, una cosa que nadie cree, de verdad.
–¿Cómo se llevan Julián y Carlos Slim?
–Perfecto. Se llevan muy bien.
–¿Qué hace Julián actualmente?
–Julián tiene un despacho y aparte creo que tiene unas, vamos a decir, asesorías, así entre comillas, para su hermano Carlos.
–¿Cómo es físicamente Julián?, ¿se parece a Carlos?
–Se parecen mucho. Julián es muy tranquilo. Una gente muy culta.
–¿Cómo cree que lleva Julián el que su hermano menor sea más reconocido que él?
–No, para nada hay envidias ni nada de eso. Hay un verdadero entendimiento de quién es Carlos.
–¿Y cómo son los otros hermanos de Carlos?
–El único que le queda es Julián.
–¿Y Julián participa de alguna forma en los negocios?
–Yo no sé qué tanto, pero yo me imagino que algo. Por ejemplo, el hijo de Julián es Héctor Slim Seade, el actual director de Telmex. Y otro hijo de Julián, Beto Slim Seade, es el que maneja los hoteles Calinda.
–¿Qué dice Carlos de la época de juventud en la que Julián estuvo como policía en la DFS y en la PGR?
–Carlos nos platicaba que era muy inquieto y que andaba en ese medio porque eso le gustaba.
–Pero era un mundo de muchos riesgos.
–No, pues sí, el mundo es peligroso siempre para todos los que andan entre las patas de los caballos.
Un buen policía… a la mexicana
Gustavo Hirales Morán fue uno de los dirigentes de la Liga Comunista 23 de Septiembre. Junto a Ignacio Salas Obregón, Ignacio Olivares y Salvador Corral García formaba parte de la dirección colectiva del principal grupo guerrillero de los setenta. De todos, es el único que no está muerto o desaparecido.
Hace dos años el escritor Héctor Aguilar Camín me presentó a Hirales Morán en el restaurante Seps de la colonia Condesa, en la Ciudad de México, donde nos vimos para platicar sobre el Ejército Popular Revolucionario (EPR). El motivo de la reunión fue un reportaje que publiqué en Milenio sobre la fuga de un guerrillero del Campo Militar Número Uno, pero no en los setenta, sino en los noventa. Hirales Morán apoyó la crítica que me hacía Aguilar Camín por creer la versión del eperrista, la cual ambos consideraban rotundamente falsa.
Después de aquella ocasión, Gustavo Hirales y yo nos escribimos algunas veces. En julio de 2011 le pedí una cita y nos vimos de nuevo en la plaza principal de Coyoacán, el mismo fin de semana en que cerró la cafetería y librería El Parnaso. Caminamos a otra cafetería cercana. Mientras lo hacíamos me habló de lo que piensa de la actual guerra contra el narco, de algunos de los libros que ha escrito y de sus polémicas con excompañeros guerrilleros. Hirales, pese a ser uno de los dirigentes históricos de la guerrilla de los setenta, no goza de buena reputación entre la izquierda mexicana. El diario La Jornada dice que se trata de "un guerrillero arrepentido y enemigo jurado de la causa que defendió en su juventud".
Busqué a Hirales no sólo por su participación y su conocimiento directo en la guerra sucia, sino también por la fama de su imparcialidad a la hora de analizar aquellos hechos. Sobre todo quería hacerle una pregunta que me asaltaba con respecto al comandante Slim Helú, cuya historia yo llevaba cuatro años reporteando.
La pregunta que me rondaba era: ¿Se podía ser un buen policía estando en la Dirección Federal de Seguridad?
Primero hurgué en los recuerdos de Hirales sobre Salvador Corral García, el dirigente guerrillero que apareció muerto en San Pedro Garza García, Nuevo León. Hirales me dijo que Corral García era chaparrito, de cuerpo macizo y que, serio y cauteloso a la hora de hablar, sus formas no correspondían a las del estereotipo norteño. Me dijo también que había tenido "una muerte muy hija de la chingada" porque había sido sacrificado en honor de los industriales de Nuevo León. Para precisar, le pregunté si creía que la DFS había matado a Corral. "¿Quién más? –me respondió un poco agitado–. Si yo lo tengo y luego aparece muerto… ¿si no fui yo, entonces quién?".
Entonces mencioné a Julián Slim Helú. Y me dijo que el hermano de "Don Carlos" era uno de los libaneses de la policía política (otros eran Nazar Haro, Tanús…), pero que al igual que ahora, en aquellos años Julián no era un policía muy conocido.
–¿Por qué cree que no era tan conocido?
–Retrospectivamente pienso que Julián Slim se cuidaba mucho para no afectar a su hermano que ya empezaba una carrera empresarial.
–¿Se podía ser un buen policía en la DFS?
–Mira, por ejemplo, muchos dicen que Luis de la Barreda, director de la DFS, fue un buen policía porque él no torturaba directamente. O sea, era un buen policía con el que llegabas a hablar después de que te pasaban por cuatro vías distintas de tortura que otros realizaban. Eso me pasó a mí, nadie me lo contó. Hay muchos casos conocidos. Por ejemplo, delante de Luis de la Barreda colgaron herido de un disparo a José Luis Moreno, hasta que se le pudrió el brazo y se lo tuvieron que cercenar. Si eso es la medida para ser buen policía, entonces él era un buen policía, pero en esos años quien fuera policía de la DFS torturaba, por lo menos.
–¿Pudo haber salido un buen policía de la DFS?
–La DFS fue la cantera de los jefes del narco. Miguel Félix Gallardo, Amado Carrillo, muchos capos de la droga estuvieron ahí… ¿Dónde están los buenos policías? Yo no sé.
Nadie se acuerda de Julián
Julián Slim Helú falleció la tarde del jueves 17 de febrero de 2011, a la edad de 74 años. Su cuerpo fue velado en su propia residencia ubicada en calle Sierra Leona, de la colonia Lomas de Chapultepec, en el Distrito Federal. La noticia de su muerte tuvo escasa repercusión en los diarios de circulación nacional, enfocados al día siguiente en la tristeza diaria que hoy es el país a causa de la llamada guerra del narco, en más de un sentido ligada a la guerra sucia que vivió México en los setenta.
En aquella fecha, Milenio, El Universal, Reforma y La Jornada publicaron en sus portadas fotos de las 30 mil velas que se encendieron en la explanada de la UNAM, tras la primera marcha que hubo en el Distrito Federal por los (en ese momento) 30 mil muertos desde el 1 de diciembre de 2006 en que tomó protesta el presidente Felipe Calderón. Los columnistas políticos tampoco mencionaron la muerte de Julián Slim Helú. En cambio, algunos resaltaron las promesas del secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna, de depurar a los corrompidos cuerpos policiales del país para remontar, ahora sí, la guerra fallida.
Fue Excélsior el diario que dedicó el mayor espacio a la noticia de la muerte de Julián Slim Helú, así como a los eventos luctuosos que le siguieron. De acuerdo con la crónica firmada por la redacción, en el velorio del antiguo comandante lo mismo pudo verse al exsecretario de Gobernación Manuel Bartlett que al presidente de Banamex, Alfredo Harp Helú; al rector de la UNAM, José Narro, y al presidente de Kimberly Clark, Claudio X. González; al jefe de la policía del Distrito Federal, Manuel Mondragón, y al cantante Chamín Correa.
Héctor Slim Seade, el cuarto hijo de Julián Slim Helú, actual director general de Telmex, así como su tío Carlos Slim Helú, fueron los deudos más abrazados y consolados. El sábado 19 de febrero, ambos entraron juntos al Panteón Francés, donde una carroza fúnebre transportó, a las cuatro en punto de la tarde, el cuerpo de Julián Slim Helú en un ataúd de caoba. Tras una breve ceremonia de despedida y ante pocas personas, el cuerpo del policía fue acomodado en un mausoleo.
Localizado a la entrada del panteón, el monumento sobresale por el busto esculpido de Julián Slim Haddad, el patriarca de la familia de Carlos, el hombre más rico del mundo, y de Julián, el policía de la guerra sucia del que nadie se acuerda.
Proceso
02/01/2012
Nota curiosa 2
En medio de la guerra antiterrorista y de la histeria antimexicana no faltan gringos idiotas en Internet quienes creen que Carlos Slim es un fundamentalista islámico y así lo publican. Slim estaría espiando para Al Qaeda a través de sus empresas. Ver para creer.

                        Óscar E. Ornelas, México, 9 de marzo de 2012

* De una nota de la agencia EFE (8 de marzo de 2012) con base en un informe del Coneval.


2 comentarios:

  1. Lo mas diáfano, imposible, si piensas, y esas ideas las manifiestas, para el cartel en el poder eres menos que una molécula de polvo estelar, mas que aterrador!!

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    1. ¿Será cierto eso? ¿Entonces por qué Slim cuida tanto su imagen de nuestras críticas, compra a tanta gente del ambiente "intelectual y artístico" que lo puede legitimar y de hecho trató de demandar a los activistas que se burlaron de él en público? Mira aquí el video: https://www.youtube.com/watch?v=k61RdVVY1P0
      Además, perdió la demanda.

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