La estación de trenes Grand Central en NY |
o que, como dice un historiador educado en Standford y entrevistado por Ariel Ruiz en Milenio semanal, mientras ocurría "nadie se enteró" (por lo tanto, lo que atestiguaron los abuelos de muchos de nosotros y que nos contaban, tampoco es cierto: hay que escribir el libro Las mentiras de nuestros abuelos, y decir que mis abuelas, por ejemplo -una de las cuales conoció a Carmen Serdán mientras otra huía de Pancho Villa, a cuya hermana se quería "robar" porque era muy bonita-, son pamplinas). Pero en esto, como en muchas otras contiendas y batallas, les ganaron los norteamericanos: esta semana, en los exquisitos puestos de temporada otoñal de la estación de trenes Grand Central de Nueva York (ver foto izquierda superior), me encontré un grito convertido en marca de bolsas de piel y accesorios de ropa para mujer: Viva Zapata!, así, sin signo de exclamación inicial.
Me acerqué atendiendo el llamado de mi propia novela, La lágrima, la gota y el artificio, que habla sobre la banalización y la comercialización de los acontecimientos históricos. Una rubia y sonriente joven tipo modelo de Vogue se encargaba del puesto.
—Hi! How much?
—That's one hundred —respondió, señalando la bolsa Viva Zapata! más pequeña—. It's very colorfoul.
—Yes! I know.
"Viva Zapata! Bags, Clothing & Much More" |
Los puestos donde se venden las bolsas Viva Zapata! |
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