miércoles, 12 de octubre de 2016

Un robot mexicano premiado por la NASA, hecho con educación pública

El galardón al robot hecho por estudiantes de la Facultad de Ingeniería y los logros de la huelga de la UNAM 1999-2000 expuestos por primera vez sin mentiras para su difusión en Estados Unidos, en la reconocida revista CounterPunch (con más de un millón de suscriptores). La siguiente es la traducción al español. Puede consultarse la versión original en inglés en este enlace.  


Un robot mexicano premiado por la NASA, 
hecho con educación pública
Por Malú Huacuja del Toro

El Equipo UNAM Space, un grupo de estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, ganó un premio máximo del concurso NASA Sample Return Robot Challenge 2016*, según se anunció este 5 de octubre de 2016. Bromeando, algunos periódicos y medios de comunicación han criticado la campaña de Trump contra los mexicanos mencionando este logro extraordinario.
     “Los admiradores de Donald Trump ya pueden empezar a sacarse de onda: los mexicanos están invadiendo el programa espacial norteamericano”, dijo un columnista de remezcla.com. Es ciertamente irónico que Ana Buenrostro, Érik Gutiérrez, Genaro Marcos, Bryan Pérez, Luis Gerardo Gutiérrez, Yessica Reyes, Eduardo Solís y Luis Ángel Castellanos de la UNAM y César Augusto Serrano del IP hayan recibido el Premio Hans von Mulan de la NASA y el Instituto Politécnico Worcester  precisamente en el año en que un magnate norteamericano ha ganado la nominación presidencial republicana, en parte, gracias a que impulsó su campaña insultando a los mexicanos.
     Sin embargo, la ironía va mucho más allá de la narrativa de campaña presidencial al estilo de “los marcianos nos invaden” y de un robot mexicano capaz de realizar tareas parecidas a las del Curiosity en Marte.
     Estos estudiantes de las carreras de computación, ingeniería electrónica y mecánica industrial que comenzaron a construir su robot en 2012, estudiaron en una universidad pública (no semipública ni parcialmente subvencionada, que es la única forma que se conoce ya en Estados Unidos).  Eso significa que no tienen préstamos estudiantiles que pagar. No llegarán a la edad para jubilarse con una deuda universitaria pendiente que tienen que remunerar, como sí es el caso de mucha gente en EEUU. 
     Su colegiatura es completamente gratis dentro de un sistema capitalista. Sus excelentes maestros en una de las mejores universidades del mundo —la más grande de América Latina— no les costaron ni un centavo, y la mayoría de los estudiantes proviene también de escuelas públicas primarias y secundarias.
     Eso no significa que su colegiatura gratuita no tuvo absolutamente ningún precio para nadie. Como dice el muy respetado historiador mexicano Alfredo López Austin durante su discurso magistral al inaugurar la carrera de Antropología en agosto de este año, “la gratuidad de la educación significa muchas cosas. No simplemente no cobrar a los que entran. Es ver en la educación algo que no es una mercancía. Es algo que debe pertenecer a todos, y es algo que paga el pueblo, no el gobierno. Pero, sobre todo, al repartir el conocimiento con todos, la educación pública nos compromete”.
      A muchos maestros de la UNAM como él les llevó más de una década llegar a reconocerlo, pero al final de las cuentas algunos lo hicieron. Si los ganadores del concurso Sample Return Robot Challenge 2016 pudieron estudiar independientemente de cuál sea el ingreso mensual de sus padres, de su situación financiera, de su clase social, su raza o su religión (factores todos que influyen en el acceso a las universidades privadas), eso no sólo se debe a que son brillantes y disciplinados, sino también  gracias a que sus predecesores sí pagaron el precio de mantener el carácter público de la UNAM.
      Algunos de ellos —más de 600— estuvieron dispuestos a ir a la cárcel y confrontar a maestros eméritos tan renombrados como el propio López Austin durante la huelga más larga (del 20 de abril de 1999 al 7 de febrero de 2000) y más intensamente difamada con el cierre de las instalaciones universitarias, sólo para impedir que el Consejo Universitario impusiera a los estudiantes el pago de una cuota baja, lo que en el idioma privatizador se traduce en “nosotros te invitamos gratis el primer mes, solamente para imponerte aumentos de intereses galopantes por el resto de tu vida”, como hacen las tarjetas de crédito.
      Muchos estudiantes de bajos ingresos supieron eso y se negaron a pactar el truco de “solamente una cuota baja”. Por ello emprendieron una batalla muy desigual al final del milenio, recibiendo el año 2000 en las guardias de huelga. Como decía una de sus emblemáticas mantas, Cerramos hoy la UNAM para que mañana se abra para todos. Su lucha contra las reformas privatizadoras del gobierno no contaba con los recursos del activismo en redes sociales en aquel momento pero estaba destinada a beneficiar a las generaciones mexicanas del nuevo milenio, mientras que sus contrapartes en universidades norteamericanas privadas especializadas, sin educación integral, enfrentan ahora préstamos que a algunos de ellos les llevará décadas terminar de pagar.
     Era muchísimo lo que había en juego en aquella lucha de transición entre la era analógica y digital. Rindió grandes frutos, pero también enfrentó nuevos enemigos y nuevas formas de ataque. Al igual que todos los demás movimientos estudiantiles en defensa de la educación pública en la historia de México, éste se vio con infiltrados de la policía, tácticas de espionaje para dividir al movimiento, campañas de calumnias del sector empresarial y sacerdotes de la Iglesia Católica prometiendo que quienes apoyaran la huelga se irían al infierno. Eso no era nuevo. Pero, a diferencia de cualquier otro, estos estudiantes debieron enfrentar una forma inédita de “fuego amigo”: la de las generaciones pasadas. Los legendarios dirigentes del 68 que sobrevivieron la mal afamada masacre del 2 de octubre eran ahora funcionarios públicos, jefes de información de los periódicos, miembros de las mesas directivas de las editoriales, columnistas famosos e intelectuales galardonados que querían mantener sus asientos en el Congreso o en las mesas directivas editoriales haciendo un trato en corto con el gobierno y siendo “los heroicos” que lograran poner fin a la huelga. Estos herederos del 68 tenían en sus manos los medios de comunicación progresistas para retratar como “buenos y moderados” a los estudiantes que quisieran hacer concesiones, mientras que que los huelguistas no eran nada mejor que unos “infiltrados”, “irracionales”, “violentos” y temibles chavos que habían secuestrado las instalaciones para destruirlas. Hasta su sobrenombre era amenazador: “los ultras” en contra de “los moderados”, como si la defensa de la educación universitaria para todos fuera la cosa más sectaria que se pueda hacer.
      Cuando los huelguistas se negaron a aceptar una propuesta inverosímil de un “aumento voluntario”, las notas diarias comenzaron a describirlos como a unos indolentes invasores que no querían exámenes más rigurosos.  La prensa norteamericana publicaba como “imágenes capturadas desde dentro” fotografías de basura y ratas que podían haber sido tomadas en cualquier tiradero. Aún ahora, más de una década después, una película premiada en Cannes (Güeros, que quiere decir “rubios” y que defiende a la gente rubia: no es broma), los retrata en hogueras dionisíacas y arruinando la investigación científica al cerrar los laboratorios (lo cual no fue cierto, pues los huelguistas permitieron el acceso a los laboratorios para que los estudiantes de ciencias pudieran continuar sus experimentos).
      El “tiro de gracia” contra su imagen de movimiento estudiantil legítimo provino de periodistas, académicos y escritores frecuentemente asociados al periódico progresista La Jornada, o miembros de su mesa directiva, cuya reputación los precedía como emblemáticos defensores del movimiento estudiantil del 68, como Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis. No solamente se sumaron a la campaña de calumnias contra los huelguistas sino que firmaron una carta pidiendo el ingreso de las fuerzas del orden a las instalaciones y el arresto de los estudiantes. Sin embargo, aquellos líderes que fueron llamados “moderados” son ahora funcionarios públicos, y uno de ellos, Carlos Ímaz, estuvo implicado en un muy conocido videoescándalo de corrupción.
     ¿Dónde están ahora los “ultras” tenaces y temibles que hicieron posible la educación pública durante otros más de 15 años? ¿Valió los resultados el tiempo que pasaron en prisión? La ex estudiante de Letras Hispánicas, Guadalupe Lezama, quien fue arrestada durante la huelga, tiene una hija que acaba de ser aceptada en el sistema escolar preparatorio a la UNAM. Zara, de 14 años, que acaba de pasar su examen, a menudo es llamada por su madre “la hija de la huelga”.
     “Nunca fui privilegiada —explica al ser entrevistada para CounterPunch—. Nunca fui hija de papi, nadie de mi familia estuvo en el 68 y después militó en el PRD ‘de izquierda’. Soy de los resentidos, a los que nos echan las sobras y ahí las dejamos, de los que no entramos en su canon de comportamiento, de los que no podíamos comprar los libros y ahí estábamos, dándole mal aspecto a la Universidad. Así nos presentaban los medios de comunicación. Después de 10 meses sin dormir bien, sin comer bien, con la moral destruida, cualquiera se lumpeniza, nos llevaron al límite, a los 10 meses de lucha, no nos importaba morirnos ahí por un ideal. ¿Qué esperaban? ¿Que oliéramos a Channel?
Guadalupe Lezama con "la hija de la huelga".

     —Muchos maestros, específicamente de tu Facultad, los retrataban como obtusos, ridículos y peligrosos. Incluso escribieron libros para burlarse de ustedes. ¿A los estudiantes de Letras no les daba miedo que sus maestros tomaran represalias y que pensaran todo eso de ustedes después de la huelga?
     — Eso lo pensaban desde antes de la huelga, yo recuerdo su discriminación en la Facultad, recuerdo sus regaños por no tener los libros, su mirada ante la ropa humilde… No hace falta una huelga para saber todo eso.
     —¿Y los famosos intelectuales que podrían ser un obstáculo para ustedes en el futuro, especialmente para los estudiantes de Letras?
     —A los huelguistas no nos daba miedo su opinión. De hecho, en una entrevista con conferencia telefónica con ellos, Monsiváis, soltó su discurso sobre por qué éramos una peste, en vivo, en una entrevista en la XEW. Yo estaba ahí, le reviré; él me insultó mucho y colgó. Ese día, yo gané el debate.
     Guadalupe fue arrestada el 11 de diciembre, durante la protesta de los huelguistas por la liberación de Mumia Abu Jamal. “Nos acusaron ilegalmente de motín y nos mandaron al Reclusorio Norte por presuntamente haber roto un escudo y una bota de un granadero. Gracias Gracias a los abogados del CGH y la movilización y boteo de los compañeros, salimos a los cinco días”.
     Dieciséis años más tarde, ex miembros del CGH y ex estudiantes de Derechos como el ahora abogado Jorge Miranda, de 35 años, cumplen ahora una función crucial en la liberación de los presos políticos injustamente condenados en la Ciudad de México. Miranda pertenece a la Liga de Abogados Primero de Diciembre (en honor a la fecha de la protesta por la que se fundó, que ha logrado con éxito defender y liberar a presos políticos como los estudiantes que habían sido condenados por protestar contra la ceremonia de toma de posesión del presidente Peña Nieto y a los dirigentes sociales de San Bartolo Ameyalco que lucharon contra la construcción de un sistema hidráulico para los privilegiados (mientras que ellos no tienen agua corriente).
     “La historia nos ha dado la razón, es una verdad innegable que, gracias al Consejo General de Huelga, hasta el universitario más  reaccionario ha podido estudiar de manera gratuita la Universidad y tener una mejor calidad de vida —informó Miranda a CounterPunch—. La mayoría de nuestros detractores se ha tenido que guardar sus palabras y amenazas, pues la generación de la huelga está enfrentando y resolviendo muchos de los problemas que genera el terrorismo de Estado y el capitalismo en nuestro país.
     La Liga de Abogados de Miranda acaba de ganar una gran victoria en el terreno legal para los presos políticos, después de que el Tribunal Supremo dictaminó que es “inconstitucional” el nuevo Artículo 362 sobre “ataques a la paz pública” para la Ciudad de México y por tanto debe ser anulado.
     —Fue un esfuerzo colectivo, no nada más mío —explica Miranda—. Por vez primera en la historia de México, por medio del juicio de amparo, se allana el camino para prohibir estigmatizar y criminalizar la protesta social.  Esta ley fue propuesta por el ex jefe de Gobierno Andrés Manuel López Obrador y aplicada en su momento por sus sucesores Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera. Dicho artículo que fue declarado inconstitucional por el Máximo Tribunal en México, contenía elementos normativos que no definían con claridad los conceptos de "violencia”, “violencia extrema” y “paz pública”, dejando al arbitrio de interpretación de las y los operadores de justicia en turno su aplicación indiscriminada. La ambigüedad del delito permitía que la autoridades pudieran imputar dicho delito a toda persona que se manifestara en la capital del país; enviando un mensaje disuasivo a la población sobre el "riesgo que implica participar en actividades políticas o manifestaciones", generando con ello, violaciones a la libertad de expresión.
     “Nosotros ayudamos legalmente a los presos políticos sin contraprestación, pues es una manera de regresarle a la gente el apoyo que nos dieron en la huelga de diez meses, ya que la Universidad se sostiene de recursos públicos, que pagan los mexicanos.”
     Si alguien considera “radical” esa clase de asistencia, Miranda diría que es importante recordar dónde terminaron trabajando los “moderados” ahora.
     —Están en puestos de bajo nivel y medios —explica—. Fueron premiados por su función oportunista, divisionista  y de esquirolaje por los partidos de falsa izquierda de entonces y ahora como el PRD y Morena. Algunos de ellos son también académicos y siguen trabajando para el desmantelamiento de la educación pública en la UNAM. Tuvieron sus cuadros incrustados en el fallido movimiento Yosoy132; quienes  de manera antidemocrática forzaron a estos nuevos grupos de estudiantes a  proscribir el legado del CGH. Es un legado por el que aprendimos distintas formas de pensamiento y de organizarnos. Para mí fue leer a todo tipo de autores, conocer y vivir los procesos de conversión del Estado mexicano al fascismo, del uso de los medios de comunicación y de paramilitares para fortalecer al terrorismo de Estado, acentuar la intervención de los E.E.U.U. en México y aplicar las políticas del FMI y del Banco Mundial, todo con el fin de convertir a México en un país maquilador.

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*Reitero que se trata del Premio Hans von Mulan a Mejor Equipo, otorgado por la NASA y el Instituto Politécnico Worcester. Lo aclaro porque me escribieron de la NASA, donde al parecer no están muy contentos de que haya destacado el hecho de que la UNAM es una universidad pública gratuita y —sobre todo— el porqué. Disfrazando de «corrección» algo que no lo era, trataron de minimizar la importancia del galardón porque me atreví a subrayar que el nivel de los ganadores se equipara con los de universidades privadas en Estados Unidos. Me indicaron que los equipos de la UNAM han tratado de competir otras veces y han perdido (no miento: eso pusieron). Les expliqué que para eso son los concursos y por eso el suyo se llama acertadamente Challenge (reto), y que, según tengo entendido, el principio fundamental de la ciencia es, en efecto, intentar muchas veces algo con distintas variantes hasta acertar (creo que se llama «ensayo y error»). Me pusieron los nombres de todos los anteriores ganadores. De todas formas les dije que si no ganaron el premio que ganaron en el año que anuncié (Premio Hans von Mulan a Mejor Equipo 2016, otorgado por la NASA y el Instituto Politécnico Worcester, tal como puse ahí desde la versión original en inglés: información que tomé no sólo de uno sino de cinco medios distintos), que me avisen y que con gusto les pido a mis editores que hagan la corrección, pues no querría proporcionar información falsa. Ya no me contestaron. Sigo esperando respuesta.












martes, 20 de septiembre de 2016

También se llamaba REGIS el hotel de NY donde este 19 de septiembre PEÑA fue repudiado


La ironía acaso sólo la captamos los capitalinos que vivimos el terremoto del 19 de septiembre de 1985 y la movilización posterior contra la corrupción, que incluso contribuyó a hacer el Jefe de Gobierno de la CDMX fuera electo por votación y no por designación del Presidente. Pero eso fue lo que sucedió: paradójicamente, Peña Nieto organizó en Nueva York, en un hotel que se llamaba St. Regis, precisamente el 19 de septiembre de 2016, una cena  de mil dólares el boleto para hablar sobre «liderazgo mundial». Y ahí estuvimos para recordarle que no representa al pueblo de México y que el repudio por Ayotzinapa lo perseguirá a donde quiera que vaya. La protesta fue encabezada por don Antonio Tizapa, padre de uno de los normalistas de Ayotzinapa a los que queremos que nos devuelvan vivos, porque vivos se los llevaron.

La policía impidiéndonos acercarnos más a Peña Nieto.

Nota para el diario gobiernista La Razón que nada tiene de ella y que todavía no nos pide disculpas: no somos narcotraficantes.

Mi letrero: "Este hombre debería ser declarado 'persona non-grata' en este hotel".
¡COSTABA MIL DOLARES EL BOLETO PARA IR A OÍR A ESE CRIMINAL!
¿Y quién autoriza ese dinero y a qué se destina?


Se hizo de noche y seguíamos ahí...

jueves, 8 de septiembre de 2016

"¿Quién le paga los viajes a Omar García?": cuidado con las mentiras de María Cabadas

La reportera del diario La Razón, María Cabadas, nos debió haber preguntado a los mexicanos que vivimos en Estados Unidos antes de publicar esta calumnia sugiriendo que a uno de los estudiantes de Ayotzinapa sobrevivientes de la masacre y desaparición forzada, Omar García (seudónimo de protección), le pagan sus viajes los narcotraficantes de Guerrero. Eso es rigurosamente falso y me consta, pues al menos a los Estados Unidos, los viajes de los padres y voceros de los estudiantes de Ayotzinapa los pagamos ni más ni menos que nosotros, la comunidad de mexicanos residentes en Estados Unidos, mediante colectas que organizamos con eventos culturales, rifas de artesanías que donamos entre todos, convivios con comida mexicana, venta de ropa, tokines de rock, punk, y más. Para comprobarlo, puede usted verme en este video de uno de los colectivos a los que pertenecí, entregando el dinero de una de nuestras colectas:



Aquí aparezco yo en Nueva York entregando el dinero en bolsa TRANSPARENTE a cámaras.

Marcha por Ayotzinapa en Nueva York, marzo de 2015.
Fue así como logramos traer a algunos de los padres de los estudiantes de Ayotzinapa a Nueva York, organizando la marcha más grande que haya habido de mexicanos en la ciudad de los rascacielos. Y así llevamos entre todos ya casi dos años, protestando cada mes frente al consulado. Si esta reportera pagada por el órgano de propaganda del gobierno se interesara realmente en hacer periodismo, habría encontrado los muchos videos de nuestras recaudaciones y hasta de nuestras entregas del dinero a los representantes de los padres, porque aquí hay además varios colectivos que se interesan en hacer los procesos transparentes. (No todos, pero sí varios, y cabe decir que algunos de nosotros combatimos a los activistas que están constantemente pidiendo demasiado dinero y no rinden cuentas de a quién se lo entregan, por lo que nos hemos ganado su repudio pero no nos importa, pues queremos que los procesos sean totalmente confiables.)
            A menos de que la mentirosa María Cabadas demuestre que somos narcotraficantes los mexicanos que hemos donado dinero para los viajes de los padres de Ayotzinapa y de Omar García, exijo una disculpa pública de ella y / o del diario La Razón por su injuriosa sugerencia. 
LA MENTIRA DE QUIEN DICE TENER LA RAZÓN

En la marcha de los padres de estudiantes de Ayotzinapa en Nueva York junto con los diferentes colectivos, entre los que también se encontraba el colectivo prozapatista Movimiento por Justicia para el Barrio del Este de Harlem.



lunes, 5 de septiembre de 2016

Eugenia León canta "Un Dios para Cordelia"

Qué bueno que no soy funcionaria cultural porque me correrían por haber escrito una novela acerca de la mala calidad de la música impuesta por los monopolios televisivos y por recordarlo hoy. En esta semana en la que he decidido celebrar a los buenos compositores mexicanos les comparto este video en el que Eugenia León generosamente canta durante la presentación de mi novela el tema de Un Dios para Cordelia, música y letra de Gerardo Peña. Escúchalo aquí.

viernes, 2 de septiembre de 2016

Del funcionario metido a articulista o viceversa

Nicolás Alvarado se creyó que tenía el poder de Poniatowska y Monsiváis, quienes nunca detentaron un cargo público. Son ellos los que ponen y quitan funcionarios, pero no al revés porque —bien lo sabía Monsiváis— un funcionario de medio rango que no tenga el poder absoluto que ostenta un narcopresidente o alguno de sus operadores integrados al sistema tiránico del narcotráfico,  de vez en cuando tiene que rendir cuentas a las instituciones, y opera bajo regulaciones que los intelectuales creados por el PRI (tanto de derecha como de izquierda electoral) detestan. Por eso se inventaron su propia desregulada institución, el Conaculta, donde deshicieron las letras y a la crítica especializada corrompiendo hasta investigadoras de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y a cuanto reseñista se les cruzara en el camino de la beca, y también por ese motivo se opusieron durante 20 años a la creación de una Secretaría de Cultura, ahora a cargo del mismo administrador de la corrupción en el Fonca de hace 25 años. La regla de oro para gozar de tanto poder es no ser funcionario.
La renuncia del clasista confeso Nicolás Alvarado no solamente nos revela hasta dónde llega el legado del Tigre Azcárraga —capaz de crear ídolos que componen música mediocre para opacar a mejores compositores y hacer que las masas los defiendan más allá de la muerte—, sino un asunto en el que poco se piensa: la línea divisoria entre el articulista y el funcionario.
No debe asombrarnos que, como si no les bastara con dar el servicio para el que fueron contratados desde su cargo, los políticos siempre harán uso del cuarto poder  para ejercer el suyo, y ahí es donde el periódico Milenio tiene también algo de responsabilidad, pues se ha ofrecido como tapete para dar tribuna y rehabilitar políticos en desgracia, tales como Rosario Robles y el propio Carlos Salinas de Gortari, convirtiéndolos en articulistas o columnistas (como ahora lo hace El Universal con Margarita Zavala, la esposa de Calderón), a manera de trampolín para su retorno al Poder Ejecutivo.
En otras ocasiones ocurre lo contrario: el periodista o escritor o artista que tiene una columna en un periódico es contratado como funcionario. ¿Y dónde puede aprender los límites que, como servidor público, no puede rebasar? Se dan muchos talleres de literatura y periodismo, pero ninguno de ética porque en nuestro país eso no es un valor asociado con las letras.

martes, 23 de agosto de 2016

México resurgente, por Quincy Saul

México resurgente
Por Quincy Saul*

*Publicado originalmente en inglés en la revista 
CounterPunch con el título Resurgent Mexico (evocando
el libro de John Reed, Insurgent Mexico) el 25 de julio de 2016, 
y traducido al español con permiso del autor.

México está viviendo y muriendo por los pecados de la economía global. El precio de la ropa barata, las drogas baratas y la mano de obra barata lo pagan cientos de miles de muertos y desaparecidos tan sólo en la última década. Desde el Norte, un imperio proyecta sus sombras del final del mundo. Pero desde el Sur brilla una antítesis del imperio y surge el principio del mundo como una estrella resplandeciente cuyas cinco puntas reflejan los cinco continentes.
El mes pasado tuve el privilegio de ser un estudiante en las montañas del sureste mexicano. Esa escuela no da títulos ni diplomas, pero ha inspirado y transformado a millones alrededor del mundo. Esta escuela es el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y sus bases civiles de apoyo, cuyo gobierno autónomo administra a aproximadamente la mitad del estado de Chiapas. 
Durante las dos últimas décadas, han estado construyendo y defendiendo una de las mejores esperanzas del mundo.
En 1994, el levantamiento zapatista despertó al mundo hacia una reinvención de la política revolucionaria. Más de dos décadas después, sus lecciones son más relevantes y reveladoras que nunca. A medida que atravesamos calendarios y geografías entre el final y el principio, entre el derrumbe y el resurgimiento, estas lecciones se quedan con nosotros más allá de la coyuntura caótica, rumbo al horizonte holístico. He aquí algo de lo que aprendí en la escuela; seis tesis para la regeneración de la humanidad a largo plazo.

1) La cura de la máquina feminicida es el huerto forestal

El sistema mundial capitalista culmina en la frontera norte de México, donde el modo de producción se ha convertido en un modo de destrucción. Tres años después del levantamiento Zapatista, Ciudad Juárez acuñó la palabra feminicidio. Fue un producto de lo mismo contra lo que los zapatistas se sublevaron: el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica; un pacto neoliberal que generó un auge de explotación laboral en la frontera y, en su estela, una plaga de asesinatos. Sergio González Rodríguez describe cómo el encuentro de maquiladoras y machismo, junto con la congregación de narcotráfico y comercio de armas, ha dado luz a lo que llama “la máquina feminicida”.
          La cantidad y calidad de los asesinatos son de proporciones pesadillezcas, que resisten el razonamiento. Pero Rodríguez pone las piezas dentro de una perspectiva histórica, económica y política, hasta que podamos ver al hombre y al sistema tras la cortina y los asesinatos: el capitalismo y el patriarcado van de la mano, personificados en la figura del asesino serial cuyos crímenes no son ni perseguidos ni castigados. “Negar el exterminio es parte del exterminio”. (Rodríguez 84.)
          Podemos entender la máquina feminicida como parte de lo que Raquel Gutiérrez Aguillar llama “las ambiciones dolorosas y crueles —no sólo militares— de reinstalar un orden simbólico masculino totalmente dominante y enfermo”. (Aguilar). Como ISIS, como Trump, como Putin, como Modi y muchísimo más, la máquina feminicida en México y sus funcionarios diversos expresan la desesperación asesina de un orden patriarcal confrontado con sus propias contradicciones.
          Lo que está matando a las mujeres en Juárez es nada menos que un modo de producción. Puede que las políticas lo reduzcan; puede que las burocracias ofrezcan curitas. Pero la justicia para los muertos y los afligidos, junto con la esperanza y la dignidad para los vivos, requieren una solución a la medida del problema. “Contra una forma sin precedentes de totalitarismo —escribe Javier Sicilia— se hace necesaria una forma de lucha sin precedentes”. (Sicilia)
          Por suerte, el antídoto está listo, es radical y resurgente. La cura y la antítesis de la máquina feminicida es el bosque forestal maya. Ejemplos vitales de este antiguo modo de producción están todavía vivos en los huertos forestales, que además son focos de biodiversidad, a lo largo del sur de México, Guatemala y Belice. Y los zapatistas están entre sus guardianes. Lo leí en un libro reciente y revelador titulado El huerto forestal maya de Anabel Ford y Ronald Nigh. Aunque no mencionan a los zapatistas, conocen el territorio: “El sistema agrícola Lakuntun […] es por tanto un vislumbre del pasado: un ejemplo paradigmático del excelente funcionamiento de la milpa”. (Ford y Nigh, 65.) Hacen una crónica de un calendario que se remonta a ocho milenios, cuando poblaciones mayores que las existentes hoy día se mantenían en armonía con la diversidad biológica y donde “el modo dominante de producción era el huerto forestal de la milpa”. (Ibíd, 124.) También le eché un vistazo cuando estaba trabajando en una milpa con algunos adolescentes zapatistas: no sólo el pasado sino el futuro.
          El huerto forestal produce y prefigura todas las soluciones que necesitamos, ecológica y políticamente: produce comida de alta calidad, regenera los bosques, evita la erosión, aumenta la fertilidad del suelo, preserva y propaga biodiversidad, limpia y maneja eficazmente el agua, no genera desperdicios, no usa combustibles fósiles ni pesticidas artificiales ni fertilizantes artificiales, y retiene carbono en el suelo. Las relaciones sociales de producción en el huerto forestal requieren asociación libre y descentralización, lo que substituye el trabajo enajenado y la mecanización, mediante la “intensificación de mano de obra especializada y el conocimiento ecológico”. (Ibíd, 69.) Las consecuencias políticas del huerto forestal fueron reconocidas por los conquistadores, para los cuales la destrucción de las mismas fue un aspecto clave de la contrainsurgencia. [1] Hoy, la misma lucha continúa. Es la milpa versus Monsanto y extinción masiva; el huerto forestal versus la máquina feminicida.

2) El caracol de la cosmovisión rebasa la velocidad de la locomotora de la historia
El símbolo de la resistencia zapatista es el caracol. “Lento pero avanzo” es su lema y credo. Las más altas autoridades en el gobierno autónomo civil zapatista, conocidas como “Consejos de Buen Gobierno” están localizadas en territorios bases llamados “caracoles”. El símbolo representa las conchas que alguna vez fueron utilizadas para llamar a encuentros; asimismo, la espiral que representa el tiempo y el infinito, y por último invoca “la velocidad de la democracia” de la que se quejaron amargamente los negociadores gubernamentales de los Acuerdos de San Andrés: todo se mueve lentamente, a la velocidad de la conversación y el consenso, poco a poco o kun kun en tsotsil. Lento pero seguro. Y he ahí la paradoja: en la Lacandona, en el Sur, donde todo se mueve lentamente, la organización política parece ser mucho más avanzada, mientras que en el Norte, en las metrópolis del mundo, todo se mueve rapidísimo, y sin embargo, nuestras organizaciones y nuestras políticas parecen retrógradas.
De alguna forma, ¡el caracol rebasa a la locomotora! La cosmovisión imaginativa que toma sus metáforas de la naturaleza supera a la historia determinista que se ve a sí misma en el espejo de la producción industrial. El 22 de diciembre de 2012, mientras 20 000 zapatistas en perfecto silencio llenaron las calles de San Cristóbal de las Casas para anunciar el final y el principio del mundo, la locomotora pierde la carrera. ¿Escucharon?
El calendario de la locomotora se mueve a la velocidad de la producción, mientras que el del caracol se mueve a la velocidad de la reproducción. El tren corre a una velocidad de años luz, artificial, que corresponde al ciclo de los negocios, mientras el caracol se arrastra a las velocidades naturales de los ciclos estacionarios, solares, lunares y galácticas. Y, de pronto, el caracol se desliza llevando la delantera.
A esto se añade algo más; lo vi en una pintura en la Universidad de la Tierra, donde se reúne la juventud indígena para aprender de todo —desde arte hasta arquitectura, y desde tejido hasta análisis de los sistemas del mundo—: la pintura, arrinconada en una esquina junto con otras docenas más, mostraba un gran sol rojinaranja que brillaba por encima de árboles muertos, pareciendo invocar la muerte por calor del planeta a miles de millones de años de este momento, mientras la Tierra orbita en espirales hacia su fin, implorando con letras negras en toda la parte inferior: “Hazlo ahora. El futuro no le pertenece a ninguna persona”. El caracol no se mueve con menos urgencia que la locomotora. Imaginen que todos nos moviéramos hacia el futuro distante con la misma urgencia con la que lo hacemos para mañana.

3) “Los ricos son automáticamente pobres”
Estudiando a los zapatistas, aprendemos que hay dos diferentes formas de decir riqueza en tsotsil (una de las por lo menos cinco lenguas que se hablan en territorio zapatista): takin y skulejal. Takin significa dinero, o más ampliamente, riqueza artificial. Skulejal significa riqueza natural, medida en vida, en comunidad, en felicidad.
Cada forma de riqueza es producida por una forma diferente de trabajo. Los dos verbos para trabajo son kanal, que significa trabajo por dinero y para un jefe, individual y enajenado, y a’mtel, que ellos definen como verdadero trabajo, colectivo y libremente asociado, su propia recompensa.
Las dos clases de riqueza y trabajo no solamente son distintas sino antagónicas. Trabajar individualmente para tener riqueza artificial socava la búsqueda colectiva de riqueza natural. Al hablar de las implicaciones, surgió la cuestión de los ricos que son pobres: “¡Automáticamente no son ricos!”, dijo nuestro maestro acerca del 1% de los más adinerados.
Este antagonismo no es nuevo en la historia mexicana. Hace más de 100 años Pancho Villa proclamó e invitó: “Las tortillas de los pobres son mejores que el pan de los ricos. ¡Vengan!” (Reed, 74). Y estamos yendo, gradualmente, hacia nuevas formas de trabajo y riqueza, en aproximaciones sucesivas a nuevas teorías del valor.
Recientemente, John Holloway escribe que la gente se revela no sólo por su pobreza sino por su riqueza: su riqueza natural, su comunidad, su dignidad, su historia, etc., que se niegan a venderse o a someterse. Y esto se puede ver y creer en Chiapas, donde la riqueza natural está levantándose contra la riqueza artificial. Donde los pobres son ricos.
La vida es mejor más allá del capital y este sentido común culmina en el hospital zapatista, donde los cirujanos también cocinan y limpian; donde se prescriben tinturas de hierbas preparadas en el lugar junto con medicinas alópatas; donde los doctores duermen en el segundo piso, tienen sólo ocho días de vacaciones cada tres meses, y no reciben ningún salario, pero son felices y están orgullosos de hacer su trabajo colectivo, debido a su conciencia y a su amor por su comunidad. Cada semana, ahí nacen entre dos y cinco bebés, quienes crecerán ricos en tortillas y dignidad.

4) Un ambientalismo que premedita el ecofascismo
“Lo importante es entender que somos parte de la naturaleza, no algo aparte”, explicó nuestro maestro tsotil. Y en un mural del edificio de junto se lee: “En las escuelas autónomas zapatistas, los niños son educados con el espíritu y la concepción del mundo colectivos. Nuestra filosofía es el ser humano como parte de la naturaleza”.
Ante los espectros de un cambio climático catastrófico y la extinción masiva acechando al mundo entero, en todos los continentes están candentes las preguntas sobre la relación de la humanidad con la naturaleza. Pero mientras que los zapatistas creen que somos parte de la naturaleza, otros tienen una perspectiva bastante opuesta. Por ejemplo, el Partido Verde, el programa ProArbol REDD y la Ley de Bioseguridad, todos los cuales expresan la ideología dominante de ambientalismo en México. Las políticas ecológicas llegan a un punto convergente en Chiapas, donde “las prácticas contemporáneas de conservación de los bosques tropicales han dependido de la perspectiva occidental: remover al elemento humano de la ecuación”. (Ford y Nigh  174.)
El resultado inevitable de una filosofía que entiende a la humanidad y a la naturaleza como algo fundamentalmente distinto e incluso antagónicos es un mundo donde uno debe morir para que el otro sobreviva. Ya sea destruir los bosques para construir ciudades, o destruir poblados para preservar a los bosques. Tal ecologismo, ya sea de buena fe o por mal gobierno, premedita y prepara el ecofascismo.
Esta paradoja señala el camino del giro profundo que es necesario hacer en nuestra forma de entendernos a nosotros mismos y a la naturaleza. La antítesis y el antídoto del ecologismo y ecofascismo están muy enclavados en la gramática y el vocabulario tsotsil y de otros idiomas indígenas en los que no hay objetos, sólo sujetos, y en los que la humanidad es entendida como una parte inseparable de la naturaleza. Y esto está encarnado y prefigurado en las instituciones zapatistas de autogobierno, que reflejan al huerto forestal de la milpa como modo de producción y reproducción.

5) El buen gobierno es natural
La reinvención zapatista de la democracia es una de las lecciones políticas más importantes e inspiradoras que concluyeron el siglo XX y dieron el salto de inicio al XXI. Las Juntas de Buen Gobierno (en contraste con el mal gobierno que caracteriza a todo el aparato estatal, desde el nivel federal al local), se cuentan entre las únicas instituciones políticas del mundo que han verdaderamente rebasado a los antiguos griegos: un sistema de autoridades civiles de elección popular, rotativas y revocables, pero, lo que es crucial: sin esclavos ni patriarcado. Los detalles son fascinantes, pero la lección más importante, creo, es una general: el Buen Gobierno es natural. Crece al abrigo de su suelo y su cielo local. La dirigencia se rota como las cosechas. La diversidad es respetada y protegida. La meta es “un mundo donde quepan muchos mundos”; los pluricultivos en la milpa y en la municipalidad.
Y más allá de los antiguos griegos, los zapatistas han ido también más lejos que muchos en cumplir la filosofía y la profecía de José Martí sobre el gobierno en su famoso ensayo Nuestra América:  “el buen gobernante en América […] sabe con qué elementos está hecho su país, y cómo puede ir guiándolos en junto, para llegar, por métodos e instituciones nacidas del país mismo […] El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país. Por eso el libro importado ha sido vencido en América por el hombre natural. Los hombres naturales han vencido a los letrados artificiales. El mestizo autóctono ha vencido al criollo exótico. No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza.”
He aquí la negación del tipo de ambientalismo que sacrifica a los humanos, y asimismo, la negación del tipo de humanismo que sacrifica a la naturaleza: un sistema político que es también un sistema ecológico, surgido de una cosmovisión en la que no hay separación entre la humanidad y la naturaleza. ¿Existe un mundo para esta clase de gobierno, para esta clase de política? Coincido con Hugo Blanco cuando dice que “los zapatistas son ecosocialistas, aunque ellos no usan esa palabra”.

6) “¡Fue el Estado!”
El lema de Ayotzinapa (“¡Fue el Estado!”) resuena por todas partes del espectro político. La desaparición de los 43 estudiantes —y de los miles más que su número representa— no es culpa de ningún individuo por separado ni institución. Ni el Presidente ni la policía ni el ejército ni los carteles pueden ser culpados individualmente, porque todos deben ser culpados colectivamente. Si bien se requiere toda una ciudad para criar a un muchacho, se requiere la participación de todo un Estado para hacer desaparecer un camión lleno de ellos. Es el mismo Estado que hoy, en representación de la Bolsa de Valores, está movilizando a la policía y al ejército a escala nacional contra los maestros y contra el levantamiento popular que los respalda. Este Estado acusa a sus maestros de ser narcotraficantes: una acusación cuya desesperación solamente es rebasada por su ironía. Pues el mayor secreto acerca del narcotráfico en México es difundido ampliamente con la misma contraseña: “Fue el Estado”. El lema tiene alcance exhaustivo. Como dijo el subcomandante Moisés a la caravana de familiares de los desaparecidos que visitó el territorio zapatista en noviembre de 2014: “Es terrible y maravilloso que familiares y estudiantes pobres y humildes que aspiran a ser maestros, se hayan convertido en los mejores profesores que han visto los cielos de este país en los últimos años”.
Y me parece a mí que la enseñanza va aún más allá. Nosotros llegamos a Chiapas en medio de lo que parece ser una retirada de la izquierda y el retorno de la derecha por toda Latinoamérica; lo que algunos están llamando “el final  del ciclo”. Y aún así los zapatistas no se están retirando. Si algo parecen estar es más avanzados que nunca. Lo cual nos conduce a preguntarnos: ¿qué es exactamente lo que está fallando, de Argentina a Brasil y a Venezuela? Lo que está fallando, según Raquel Gutiérrez Aguilar, es la política del poder del Estado en sí misma:
"Si se toman como punto de partida las luchas en desarrollo, entonces puede comprender con más claridad qué es lo que se está derrumbando hoy en día: la manera deformada y enajenada de nuestros esfuerzos anteriores, de las aspiraciones colectivas de transporte social que nosotros mismos desplegamos años atrás. Por lo tanto, la actual ofensiva de la derecha no es más que la revelación grotesca de lo que ya ha ocurrido: la renovación de la dominación del capital, organizado por la validación de la democracia procedimental, como la emblemática —y casi única— forma de la política. Es el final de lo que hemos logrado en la ronda anterior, y es por eso que se nos presenta como un fenómeno cíclico, pues el circuito se vuelve a abrir”.

Muchos movimientos revolucionarios en Latinoamérica durante los últimos veinte años han tenido éxito precisamente en la medida en que han transformado al Estado: constitucional, institucional, legal, estructural y subjetivamente, etc. Es ahora ese mismo Estado que está derrumbándose en las manos de la derecha a través de más o menos los mismos mecanismos de procedimientos con los que la izquierda los tomó y los transformó. Solamente es catastrófico si no se puede ver más allá del Estado como si fuera el único destino de la política, o más allá del partido como el único destino de la democracia. Si se puede ver más allá, y entender este momento no como el principio del final sino como el final del principio, entonces se reabre el circuito: no un ciclo, sino una espiral.
Algo sísmico está pasando en México. Hay contradicciones fundamentales que emergen sobre la superficie: modos de producción opuestos, ritmos y velocidades de tiempo rivales; conceptos antagónicos de trabajo y riquezas; formas de comprensión radicalmente distintas de la relación de la humanidad con la naturaleza, polos opuestos de teoría y práctica política. El “México insurgente” del que informó John Reed al principio del siglo XX recorrió la vía revolucionaria de norte a sur y por último a la capital. Hoy, el México resurgente puede leerse emergiendo de sur a norte, a velocidad de un caracol, rumbo a un nuevo mundo, un nuevo calendario y una nueva geografía, más allá de capitales. “Ya se mira el horizonte”, canta el quinto verso del himno zapatista. La Junta de Buen Gobierno que nosotros visitamos está decorada por dentro con una pintura japonesa e ilustrada con un pasaje del Corán, con banderas y carteles de literalmente todas partes del mundo, todos ellos testimonio y testigos de dos décadas de una lucha universal emprendida en bases particulares, en los altos de Chiapas donde el mundo entero se encuentra reflejado. Aunque mucho de los zapatistas es específico, único y particular de s historia, de su mitología, de su idioma, cultura y geografía, ellos han tocado los corazones y las mentes de millones de personas por todo el mundo con su convocatoria a una universalidad subterránea que nos conecta a todos, no a pesar de nuestras diferencias sino gracias a ellas. “Detrás de nosotros están ustedes” prometen y presagian el lema y los pasamontañas.
“Sé zapatista donde quiera que estés”, invita e implora la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Y así yo disemino estas seis tesis como las semillas de los vientos de la  Sexta, en el espíritu de Francisco que prometió a sus estudiantes internacionales:
“Tomen esta semilla, pónganla en práctica, y pronto serán ustedes como nosotros estamos ahora”. (Fitzwater 17).


***
Bibliografía:
La política del deseo, entrevista con Raquel Gutiérrez Aguilar, por Verónica Gago, 18 de marzo de 2016.
Autonomy is in Our Hearts: Zapatista Autonomous Government Through the Lens of the Tsotsil Language, de Dylan Fitzwater, Division Three Thesis, Hampshire College, 2015
The Mayan Forest Garden: Eight Millennia of Sustainable Cultivation of the Tropical Woodlands,  Anabel Ford y Ronald Nigh, Left Coast Press, 2015
Nuestra América, José Martí, 1891.
México insurgente,  John Reed, International Publishers, 1914, 1969
La máquina feminicida,  Sergio González Rodríguez, traducida al inglés por Michael Parker-Stainback,    Semiotext(e), 2007.
“Los desplazados,” Javier Sicilia, Proceso, 8 de mayo de 2016.

Notas:

[1]    “El patrón centrífuga que preferían los agricultores de milpa fue un desafío para el arte de gobernar”. (Ford y Nigh 162) Este reto se refleja en los escritos del virrey gobernante Tomas López Medel en 1552, también citados por Ford y Nigh: “Por tanto, ordeno que todos los nativos ... construyan casas cerca de la otra, y no deben sembrar milpas dentro de la ciudad, sino que deberá muy limpio. No habrá arboledas, sino que deberán ser todas destruidas ... de modo que deberán estar limpios, sin tierra ni campos de sembrado; y si hay alguno, debe ser quemado”.

[2] "Nadie quiere recordar que la degradación de México comenzó en el corazón de sus instituciones […] La situación adversa de México a principios del siglo XXI se había ido gestando desde hace algún tiempo, y se relaciona con los arreglos del Estado para golpear a numerosos grupos criminales. Estos acuerdos, hechos a cambio de dinero, fueron los orígenes de los carteles de la actualidad. A partir de ese momento en adelante, el territorio mexicano está comprometido a transportar drogas desde América del Sur [...] El apoyo de México al operativo Irán/Contra dentro de territorio mexicano a partir de 1981 estableció el precedente para estos acuerdos. La entrega de armas de fuego a las fuerzas anti-guerrilla nicaragüenses a cambio de drogas para ser vendidas en el mercado de Estados Unidos fue una operación concebida y operada por la CIA. Su socio mexicano fue su contraparte, la Oficina Federal de Seguridad de México.” (Rodríguez, 59-60)

miércoles, 8 de junio de 2016

Mi primer acoso PÚBLICO

Durante la campaña #MiPrimerAcoso no hablé de mi experiencia personal porque yo ya he abordado abundantemente el tema y he recreado  en mis novelas —en particular en La lágrima, la gota y el artificio— lo que significa el acoso para las mujeres en las calles de la Ciudad de México. Me interesaba más, en cambio, escuchar a las demás compatriotas, y muy especialmente a las que se expresaron por primera vez.
Aquí voy a recordar, en cambio, algo que todos mis colegas escritores mayores que yo y contemporáneos han olvidado por razones obvias, que es lo que constituyó mi primer acoso público, esto es, como escritora publicada por primera vez. Ocurrió hace 29 años, durante el II Congreso Internacional de Escritores Policíacos organizado por Paco Ignacio Taibo II y Rafael Ramírez Heredia (precursor de su Semana Negra de Gijón), que se celebró en San Juan del Río, Querétaro, en marzo 1987, cuando tenía yo 26 años. El año anterior se había publicado mi primera novela, Crimen sin faltas de ortografía, que ganó el segundo lugar del Primer Concurso Plaza & Janés de Novela Policial, 1985. Viene al caso explicar que tal reconocimiento fue siempre polémico: hubo quienes decían —y así lo escribieron— que yo merecía el primer lugar, pero por otra parte me llegaban rumores desde el medio editorial de que Paco Ignacio Taibo II “estaba furioso conmigo porque sólo ganó el 6º lugar”, y que había dicho que “mi novela es una porquería”.
Lo único que sí pude corroborar es que Taibo II estaba muy encabronado, pero no solamente conmigo, sino sobre todo contra María Elvira Bermúdez, a quien le preparaba emboscadas cada vez que le tocaba hablar porque, según explicó a sus aprendices y admiradores, “no se trata de excluir, sino de masacrar” (esto yo lo escuché con mis propios oídos de labios del hoy promotor del voto por Morena).
En ese contexto, yo era un alfil en la batalla que se libraba sin cuartel entre novela enigma y novela negra en tiempos de la Guerra Fría, cuando era todo un acontecimiento que asistiera a tierras capitalistas el soviético Yulián Semiónov, novelista y presidente de la Asociación de Novela Negra y Política, junto con el norteamericano Roger Simon (en cuyo país nunca imaginé que terminaría viviendo yo).  Mi presencia era no más que una pieza en ese ajedrez, ya que el subgénero enigma, por tener entre sus mayores exponentes a Agatha Christie, se estigmatizaba como “de derecha”, “burgués” y “banal”, aunque yo —como se descubriría más adelante—, no era una escritora de “derecha”, y Umberto Eco, tampoco, pero todavía no se popularizaba en español su portentosa novela El nombre de la Rosa que es, rigurosamente, una novela policíaca de enigma y, además, un planteamiento progresista en favor de la difusión del conocimiento. De modo que el mencionado Congreso versó sobre lo que Umberto Eco ya había refutado con un libro que se convertiría en clásico, pero que los asistentes —con excepción de Vicente Leñero, quien sí lo mencionó, por lo menos a mí, en una conversación de sobremesa, o como se dice, “en corto”— todavía no registraban.
Pero no sólo recibí trato de pieza de ajedrez político. 
Una noche tocó a la puerta de mi habitación José María Espinasa con un amigo para invitarme a una pachanga. Yo estaba ya en piyama, pero me dijeron que no importaba, pues era una panchanga informal, digamos. Me pareció en su momento excelente idea y, entre risas y bromas, me llevaron de la mano, casi jalándome pero todavía entonces amistosamente, a la habitación donde se celebraba la fiesta. 
No obstante, tan pronto como llegué me di cuenta de que realmente no quería estar ahí. Un grupo de hombres y una periodista que después sería una escritora bebían hasta caerse. El cubano castrista Alberto Molina fumaba la mota prohibida en su isla, y se carcajeaba. No sé si era la primera vez que probaba la marihuana pero se comportaba como si ésa fuera su noche... y yo, su trofeo. No me pareció muy divertido que me hubieran llevado ahí como regalo para el señor. La fiesta estaba ya muy avanzada y los convidados querían sexo. Yo no solamente era abstemia sino que no me sentía atraída hacia el desagradable aspecto del cubano fumando mota que, como se decía entonces, “quería conmigo”.
Resolví que aquel convivio liberador no era para mí y traté de irme. Tan pronto como lo intenté, los hombres me detuvieron por la espalda. Entre todos me jalonearon para que me quedara, pero ágilmente me zafé de todos ellos, pues yo era la que no estaba borracha ni pasada y, como constantemente se mencionó en los periódicos, “la más joven”.
Sí: era la más joven. También para correr era la más joven. Y eso fue lo que hice a lo largo de los pasillos: corrí y corrí, mientras un grupo de escritores borrachos me persiguió gritando: “¡Malú! ¡No te vayas! ¡Malú!”.
Eso fue todo lo que escucharon desde sus habitaciones (si es que se hallaban en ellas a esas horas de la noche) los demás participantes del Congreso: una corretiza y mi nombre, hasta que llegué a mi cuarto y me encerré con llave.
Al día siguiente, cuando me presenté en el comedor, se hizo un silencio de película. A partir de entonces, mi trabajo como novelista desapareció. Lo importante era mi cuerpo y la corretiza (al respecto de lo cual quizás también cabe aclarar que nadie pidió disculpas, y también es pertinente preguntarse qué habría pasado al revés: si se hubiera tratado de un escritor y no de una escritora).  En los periódicos continuó el acoso, pues en aquel entonces no había Twitter. Rafael Ramírez Heredia incluso escribió una reseña en El Búho en la que desde el título se burlaba de mí. Era una forma muy típica de la época: como si hacer mofa del aspecto físico de una mujer o de su forma de vestir fuera parte del “talento del bohemio”. Acosar era normal, pues. Si una mujer era perseguida en los pasillos de un hotel contra su voluntad, la anécdota era tema literario y la culpa, claro, de ella.

Leer completo aquí: Portada /  Segunda parte / Última parte.



En la revista Activa les pareció muy gracioso sugerir que era yo la que perseguía a los hombres.

Pero no todo fue digno de lamentarse: una década y dos novelas después hice una “antipublicidad pornográfica” en homenaje a esa noche. A propósito, Un Dios para Cordelia ya es veinteañera, con motivo de lo cual fue presentada su nueva edición marco de la FIL de Guadalajara por el maestro Álvaro A. Delgado y por el director de la editorial, Fernando Valdés. Próximamente estará a la venta en la CDMX.



martes, 31 de mayo de 2016

La mal llamada "reforma educativa" no es educativa sino laboral: zapatistas

MAYO: ENTRE EL AUTORITARISMO Y LA RESISTENCIA.
  ¿El calendario?  Mayo del 2016.
¿La geografía?
Bueno, pudiera ser cualquier parte de ese país rasguñado hasta sangrar por las desapariciones forzadas, la impunidad hecha institución, la intolerancia como forma de gobierno, la corrupción como modus vivendi de una clase política hedionda y mediocre.
Pero también pudiera ser cualquier parte de ese país sanado por el empecinamiento de los familiares que no olvidan a sus ausentes, la búsqueda tenaz de la verdad y la justicia, la rebelde resistencia frente a los golpes, balas, barrotes, el afán de construir un camino propio sin amos, sin patrones, sin salvadores, sin guías, sin caudillos; la defensa, la resistencia, la rebeldía; la grieta haciéndose más ancha y profunda a fuerza de dolor y rabia.
“México”, le llaman comúnmente a ese país, este país, que refleja a su modo una crisis que sacude al mundo entero.
Parece ser que, en algún momento de la breve e intensa historia del siglo XX, este país era una referencia turística internacional.  Se hablaba de sus paisajes, de su gastronomía, de la hospitalidad de su gente, de lo perfecta que era la dictadura perfecta.
Pero antes y durante esa imagen de folleto de agencia de viajes, pasó lo que pasó.  No, no lo voy a atiborrar de información sobre lo sucedido en el pasado inmediato, digamos unos 30 años.
El asunto es que, en los últimos años, “México” es ahora referente mundial en corrupción gubernamental; crueldad del narcotráfico; no infiltración sino contubernio entre el crimen organizado y las instituciones; desapariciones forzadas; ejército fuera de los cuarteles y en las calles y caminos; asesinatos y encarcelamientos de opositores, de periodistas y de gente que ni en cuenta; el “warning” en los pasajes turísticos; el cinismo como idiosincrasia en medios de comunicación y redes sociales; la vida, la libertad y los bienes personales jugados en la ruleta mortal de la vida cotidiana (“si no te tocó hoy, tal vez mañana”).  Si usted es mujer, de cualquier edad, multiplique los riesgos.  Lo femenino, junto a lo diferente, sólo gana en eso: es más probable que sufra violencia, desaparición, muerte.

lunes, 30 de mayo de 2016

Más inflado que Carlos Fuentes, cortesía de Random House

Yo no creí que hubiera alguien tan aprovechado y abusivo como Carlos Fuentes hasta que leí a Alberto Fuguet. Señor Sebastián Edwards: no sea mentiroso. Sudor no se trata de “un escritor casi idéntico a Carlos Fuentes, que escribe libros casi iguales a los de Fuentes y que tiene un hijo muy parecido al hijo de Carlos Fuentes”.

viernes, 20 de mayo de 2016

El futuro que nos bebimos en la copa de la inmediatez

Antipostales de Nueva York*
Malú Huacuja del Toro
Escribo estas líneas en una semana en que estuve a punto de ser arrestada junto con otros mexicanos al entrar a la sede de la ONU, cuando el luchador social Leobardo Santillán se dirigía a enviar una carta al presidente de la Asamblea General tras haber hecho, frente al edificio, una huelga de hambre de nueve días por los estudiantes de Ayotzinapa. Los policías, a gritos, me quitaron mi tableta y me obligaron a borrar el video y la fotografía que había tomado en el momento en que esposaron al huelguista. Quedé fichada y ahora tengo prohibido volver a visitar la ONU, me dijeron. ¿Pero en qué otro lugar podría estar cuando, en la misma ciudad en la que vivo, un compatriota hace una huelga de hambre en las condiciones más deplorables, a temperaturas bajo cero, bajo la lluvia, dispuesto a dejarse arrestar varias veces, e incluso termina en el hospital con tal de llamar la atención sobre la impunidad en México?
La causa de su protesta es el resultado de las desgracias que, en los noventa, mi generación no quiso impedir. Prefirió dejar pasar el advenimiento del narcogobierno a todos los niveles, en los tres poderes. Específicamente en el sector cultura, incluso se aplaudió la aparición del mal libro de Arturo Pérez-Reverte glorificando al narco con su inverosímil protagonista, La reina del sur, que después sería otro motivo más para lucrar con la corrupción, y cuya versión en inglés se estrena la próxima semana en formato de teleserie a través de la cadena USA. Con detalles como ése nos bebimos el futuro en la copa de la inmediatez.
Hoy ha desbordado el tiempo y las fronteras la corrupción del Fonca, el tesoro de manejo discrecional creado a partir de la firma del Tratado de Libre Comercio, pese a numerosas protestas de intelectuales y artistas, precisamente para acallarlas.

domingo, 17 de abril de 2016

Confiscan su camisa y casi arrestan a huelguista de hambre por Ayotzinapa frente a la ONU

Luego de que su gobierno expulsó a los expertos independientes que investigaron el caso de Ayotzinapa, este martes 19 de abril de 2016 el presidente Peña Nieto acudirá a la ONU a pontificar sobre cómo resolver el problema del narcotráfico y la drogadicción en el mundo, durante la sesión extraordinaria de la Asamblea General sobre el combate a las drogas. Mientras tanto, quienes verdaderamente protestan contra el crimen organizado tienen ya prohibido entrar a ese edificio. Ésta es la historia.

UNA CAMISA CON CORAZÓN ES CONFISCADA DENTRO DE UN INDIFERENTE EDIFICIO DE LA ONU*

Por Malú Huacuja del Toro

—Aquí dentro no puedes videograbar nada —me gritó la oficial de seguridad dentro de la caseta de recepción de las Naciones Unidas.

lunes, 11 de abril de 2016

EL NARCOCANTANTE
Letra en busca de un compositor*
por Malú Huacuja del Toro



Tocar la maravilla que es la entraña
de los rotundos soles de la fama
donde el aplauso llena la existencia
fuera del mar de incienso y pesadillas
y del amor que apesta a alcantarilla.

Arder en los teatrales corredores
por edecanes prestas y mancebos
que harán llover lisonjas con la lengua
entre las bambalinas de la histeria.

Subir al podio de las concesiones
y descender al de narcocanciones
hechas para un diablo que siembra panteones,
convirtiendo en santos a torturadores
y otros esperpentos de negras pasiones.


Jurar que es “héroe” quien con miedo reina
o un “beneficio” el llanto que gobierna.
vivir con el horror en la entrepierna.

Vivir con el horror en la entrepierna.
Vivir con el horror en la entrepierna.

Cantor serpiente; cantor temido,
mañana en Bellas Artes serás aplaudido
tras haber rezado al dios del olvido,
y estar hoy grabando tu narcocorrido.

Sean mis coplas tristes tributo sentido
al pueblo invisible con horror caído
sangriento dinero que compra las balas
con las que tus hijos matan el mañana.


Ten mucho cuidado si alguien te regala
el nuevo sencillo que en radio avasalla
endiosando falos de acero y metralla
del narcocantante que al cielo ascendió
y en telenovelas contratos firmó.

Dicen que hay mensaje en la letra escondido
que un ángel astuto te flecha el oído
y sordo te quedas, por siempre perdido
por haber bailado el narcocorrido
de los poderosos y los malnacidos.


*Se premiará a quien haga una bella musicalización antinarca.