sábado, 25 de abril de 2015

Antipostales de NY: La palabra y el insulto

Antipostales de Nueva York
La palabra y el insulto*
ENTREVISTA CON MICHELE KAPLAN
Malú Huacuja del Toro
Tal vez se necesite a un nuevo Elías Canetti estudioso de la masa y el poder en la era de la comunicación ciberespacial para explicar la deshumanización en las redes sociales. O tal vez no. Probablemente estos fenómenos sean tan antiguos como la prehistoria.  El caso es que, entre los enérgicos defensores tuiteros  de que surja Mexicoleaks —la página financiada, en parte, por una dependencia gubernamental holandesa— es posible que haya quienes antes le gritaron “puto” al jugador del equipo holandés que hizo perder a México durante la Copa Mundial, y que hayan defendido con frenesí la teoría semántica del entrenador de la selección mexicana. Quizás esas personas son también las que tuitearon cien veces el video de la niña mexicana cantando “puto” al holandés y que se mofaron cien veces de la niña que le respondió elegantemente desde los Países Bajos con una bella canción. En cualquier caso, el lanzamiento en marzo de un sitio de wikifugas mexicanas y la controversia que la rodea ha colocado nuevamente en primer plano el debate sobre la libertad de expresión.
Lo cual conlleva el derecho de felicitar a los holandeses si ayudan a la periodista de su preferencia —Carmen Aristegui—, pero de decirles “putos” si derrotan al equipo mexicano.
         En esa disputa, la libertad puede tomar la forma de un ángel o de un insulto vulgar a un sector de la población —como las mujeres, las y los homosexuales, las y los indígenas— , pues lo que se defiende es el derecho de hablar y no el significado ni el contexto de lo que se dice.
Mientras el debate se limite a ese nivel tan elemental, la palabra característica de nuestro país seguirá siendo “puto”, y la de Holanda, “libertad”.
Para ilustrarnos más sobre este fenómeno le he pedido una entrevista a una de las mujeres más capaces hacerlo: Michele Kaplan. Paradójicamente, las estadísticas demográficas la denominan como lo contrario, “incapacitada”, pues vive desde hace cuatro años en una silla de ruedas.
Michele Kaplan en apoyo a Ayotzinapa
Quizás porque de joven quería ser poeta y estudió literatura, lo suyo es la liberación de los conceptos, las alas de las palabras, y su opuesto: las cadenas.  Kaplan es, además, la iniciadora del activismo sobre ruedas del movimiento antisistémico Ocupa Wall Street. Gracias a su trabajo educativo, los protestantes empezaron a preocuparse por incluir a la comunidad de discapacitados y a cuestionar el capacitismo (gente en pleno uso de sus capacidades físicas que discrimina).
“En los primeros días del movimiento —cuenta en un documento que se ha convertido en un clásico del activismo, donde se transcribe una de las clases que dio en las sesiones de Ocupación activista sobre ruedas—, pregunté en un foro: ¿cómo puede ser el movimiento más incluyente para la gente que anda en silla de ruedas? Acampar no es accesible para nosotros. La respuesta que recibí fue: ‘No me jodas. Esto es una revolución. ¿Qué más quieres? ¿Una mesa de masaje?’. Pero me di cuenta también que esa respuesta no representa a todo el movimiento ni a la izquierda. Además, en la mayoría de los casos, se concreta en un asunto de perspectiva. Si tú no usas una silla de ruedas, es muy común y natural ver unos escalones como simples escaleras, no como un obstáculo. Igual que si eres millonario, no tendrías la perspectiva de alguien que no tiene qué comer, y viceversa”.
Kaplan preguntó a su audiencia: “¿Cuántos saben que solamente se requiere un escalón para impedir que una persona en silla de ruedas entre a un edificio?”. En seguida, puso un ejemplo de una manifestación que se iba a hacer “muy a la John Lennon / Yoko Ono”, cuenta, el día de San Valentín, con un colchón adentro de una fuente seca  donde la gente se iba a sentar y a acostar. “El problema es que la fuente estaba rodeada de escaleras... Levanté mi letrero que decía: La revolución ES accesible para los discapacitados”. Se acercaron algunos organizadores a preguntarle qué podían hacer, y el resultado mejoró el performance, pues al poner el colchón  de la protesta afuera de la fuente, quedó más visible. “Participaron más personas que tal vez no se atrevían a hacerlo cuando estaba dentro de la fuente”, cuenta.
Kaplan es, además, fotógrafa, dibujante, y gran aliada del México rebelde: entre el contingente de la manifestación que dio la bienvenida al profesor de Ayotzinapa Felipe de la Cruz en la legendaria plaza Union Square en marzo, al centro se divisaba su menuda figura tomando fotos, como lo ha estado en otras protestas del pueblo frente al consulado de México por el asesinato del maestro zapatista Galeano.
—Cuéntanos de tu esfuerzo por concientizar sobre lenguaje y discriminación…
         —Si lo señalas, muchas veces la gente se queja de que “limites su libertad de expresión”. Pero, en realidad, están confundiendo “libertad” para hablar con las consecuencias del lenguaje. Son dos cosas distintas. Técnicamente, tú puedes decir todo lo que quieras, pero eso será hiriente para una comunidad y sonarás como un ignorante. Hay una diferencia entre la libertad de expresión y la consecuencia que tiene el uso de las palabras.
”A veces te preguntas: ¿por qué la gente nada más despotrica? ¿Y estoy yo siendo excesiva en el cuidado de mi lenguaje? Pero por supuesto, al mismo tiempo, si nada más pierdes la calma y nunca educas a nadie, las cosas jamás cambiarán…”
         —Has sido atacada por señalar la utilización de palabras insultantes u opresivas, incluso por gente que defiende el derecho de decirlas si la propia población a la que alude las emplea.
         — Creo que si una comunidad oprimida decide reclamar una palabra, ésa es su prerrogativa. Pero otras personas piensan que “no es justo, que si tú puedes utilizarla, yo también”, lo cual realmente pide que uno les pregunte: ¿qué tan seguido estabas usando esta palabra denigrante como para que llegues a sentir que le pone una abolladura a tu vocabulario si no la dices?
         —Recuerdo que alguien te reclamaba por amigos tuyos que se dicen a sí mismos lames (cojos).
—La palabra lame es un ejemplo específico de esto en el idioma inglés: la gente no tiene idea de lo denigrante que puede ser pues, de hecho, tiene dos significados. Uno se refiere a una persona a la que una enfermedad o lesión le impactó una pierna. Pero también significa “malo”. Muchas veces oyes decir: “Esa película está tan lame” para decir que es mala. Lo mismo con la palabra gay, que quiere decir homosexual pero también algo negativo. “Ese libro es tan gay”, para decir que es malo.
”No creo que la gente siempre entienda esto, pero el problema es que si los poderes fácticos pueden justificar la opresión a un grupo de la población, pueden justificar la opresión a todos (incluyendo al de la gente que se queja de que se critiquen algunas palabras). Al menos es lo que pasa en Estados Unidos: el poder trabaja mucho para mantener a la gente separada. Hay la idea de que no hay lo suficiente para vivir y que más te vale conseguir lo tuyo antes de que  tu vecino lo obtenga.  Y esto muchas veces conduce al activismo en torno a un solo problema, por lo que los diferentes grupos necesitados pelean por separado por sus derechos. El poder muchas veces dirá: bueno, te concederemos estos derechos, pero sobre las espaldas de este otro grupo y en detrimento suyo. Creo que saben que si hubiera unión, no podrían conservar el poder que tienen”.
—Pero, si bien fuiste “activista desde los 15 años”, no siempre viviste en una silla de ruedas. ¿Cómo te las ingenias para mantener la calma cuando alguien defiende su derecho a insultarte en nombre de la libertad de expresión?
—Por supuesto hay muchos casos en los que las personas son conscientes de que están discriminando, pero me gusta por lo menos darle a la gente una oportunidad de ponerse de pie y evolucionar. El truco es educar y explicar de una manera atenta: de una manera en la que uno no nada más empiece a gritar y a regañar gente. Lo que tienes en mente es lo que tú quieres lograr, y entonces eliges un lenguaje que funcione para alcanzar ese objetivo. Eso es muy importante pero es más fácil decirlo que hacerlo. A menudo tengo que respirar hondo muchas veces antes de empezar a contestar (risas).  Pero creo que, cuando haces eso, encuentras gente que está dispuesta y que quiere aprender. Gente que simplemente no sabía lo que hacía y que quiere mejorarlo. Pienso que en nuestra sociedad (por lo menos en la de Estados Unidos, aunque esto puede ser universal) hay tantos ejemplos de opresión, tantas palabras y dichos discriminativos, que éstos ya no solamente son vistos como algo socialmente aceptable por completo, sino que están incrustados en el inglés cotidiano, ahí donde la gente ni siquiera se da cuenta de lo que está diciendo. Siempre encontrarás gente que diga: “¿Por qué tanto drama?”, o “No seas tan sensible”, y que te va a decir que les estás limitando su libertad de expresión. Pero he descubierto que, mientras más le informo a la gente, más son los que alzan la voz, y entonces no soy sólo yo… He ahí una razón más por la que debemos apoyarnos los unos a los otros, independientemente de si la discriminación nos afecta o no. Y pienso que, a menos que la gente levante la voz y diga algo, nada va a cambiar nunca.
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*La versión condensada se publicó en La Digna Metáfora el 15 de abril de 2015.


4 comentarios:

  1. ¡Eres un asco de persona, Malú! Utilizar a una persona que ya no está para atacar a otra, para difamar, para herir a alguien que alguna vez fue tu amigo. No tienes ninguna moral.

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    1. Todas las personas a las que se refiere este artículo están vivas y ninguno de los individuos es mi amigo. No sé si te diste cuenta. Pero, por lo demás, sí, no te preocupes: soy "un asco de persona" y no tengo ninguna moral. ¡Ninguna! Por eso firmo con mi nombre y me responsabilizo de todos mis actos, buenos o malos, pugno por la transparencia y pago por todo lo que hago y digo, hasta con intereses y recargos que yo no causé, ¿verdad, “Anónimo”? A diferencia de ti, tan recto en todas tus acciones que no tienes que ocultar tu identidad.

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    2. Anonimo, por lo visto no entendiste que Michele no quiere atacar a nadie, si es que a ella te refieres cuando dices "a una persona que ya no está para atacar a otra...". Ademas, una persona que ya no esta para esto o para la otro es volver a errar. Estar en silla de ruedas no hac a la gente estupida ni inutil o incapacitada. No me queda claro tampoco a quien te refieres cuando dices "...para atacar a otra, para difamar, para herir a alguien que alguna vez fue tu amigo". Te refieres a los miembros de OWS? Porque si es asi debieras enterarte que pude tratarse de Dios, cuando discrimina por ejemplo a quienes andamos en silla de ruedas se convierte automaticamente en sujeto de critica. Creo que deberias imitar un poco la humildad de Michele, y respirar profundo un poco antes de insultar. Si, hace falta la critica -a quiien resulte necesario- para mejorar y aspirar a un movimiento revolucionario y a un mundo mas incluyente. La opinion de Malu es clara y abierta, respaldada con su firma para constatar que se esta responsabilizando de lo que dice. La entrevista y la entrevistada son excelentes. .

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  2. Qué entrevista tan sugerente. Seguro levanta más de un chichón. Gracias

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