sábado, 11 de octubre de 2014

El Premio Nobel a Patrick Modiano para no dárselo a Philip Roth en un año de bombardeos sionistas


Modiano, inexistant
Tras la Gran Recesión de 2008 desapareció la excelente Librería Francesa que hizo mis delicias durante una década en la Plaza Rockefeller, frente al edificio cuyos murales pintó Diego Rivera (y que después fueron completamente destruidos). Fue la primera tienda de negocios en ese lugar y existió precisamente desde tiempos de la otra Gran Depresión, en los años 30. Sus parroquianos casi lloramos su cierre.
     Por ello, recibí con entusiasmo la noticia de que la Embajada de Francia abrió a finales del mes pasado una nueva librería francesa y sala de lectura, Albertine (en honor al personaje de Proust), aunque se encuentre cerca de la casa del odioso Carlos Slim, pero también del hermoso Museo Metropolitano.

A Roth, prohibido premiarlo
Lo asombroso es que en ella tampoco tienen libros de su nuevo Premio Nobel de Literatura. “Nos llegan en quince días”, me dijo ayer la amable despachadora. ¿Y eso por qué? Pues porque no se lo esperaban. Porque, en realidad, la campaña del Premio Nobel es más política que literaria, y porque tal como se rumora en el mundo angloparlante, lo importante es nunca darle el galardón al titán de la novelística Philip Roth, aunque lo merezca y no sólo por un libro sino por su vasta producción, aunque sea mejor narrador que Vargas Llosa y Modiano, pero con una postura política crítica del imperialismo estadounidense, del racismo en Estados Unidos y del sionismo, siendo judío. En este año de bombardeos sionistas, era muy importante para la Academia Sueca tomar una postura veladamente a favor del poder del gobierno de Israel y distinguir con el premio a Patrick Modiano, no porque no lo merezca, sino porque su temática es un recordatorio de la ocupación nazi y, para los sionistas, una justificación del bombardeo a Palestina.

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