viernes, 28 de enero de 2011

¿No tenía razón ella?

Ahora que canonizarán al de la foto que rompió, cabe preguntarse: ¿no tenía razón ella? A punta de abucheos le prohibieron volver a cantar durante mucho tiempo en las catedrales del rock; la caricaturizaron igual o peor que Enrique Krauze a Samuel Ruiz,la satanizaron más que a Julien Assange, todo por haber protestado contra los actos de los curas pederastas.
"Luchemos contra el verdadero enemigo", dijo Sinead O'Connor al romper la foto del Papa, y el mundo creyó que la enemiga era ella, no Marcial Maciel. La volvieron loca y la pusieron a componer canciones pidiendo perdón para demostrar que no era tan malvada, que cree en la vida después de la muerte (señal inequívoca de que la gente es "buena", no sé por qué), y en Dios. Pero hoy, el escándalo de la arquidiócesis de Boston, y la desesperación por beatificar a Juan Pablo II este año, demuestran que tenía razón. ¿Por qué descubrimos la verdad sólo cuando logramos la destrucción de quien nos la advirtió?
   Otro vituperado como sólo los grandes pueden serlo, Oscar Wilde, le escribía desde la cárcel a su novio berrinchudo y mediocre que "darse cuenta de algo nunca es un error" (realizing something is never wrong). Pues no, nunca es erróneo, pero casi siempre tardío.

Se han suprimido los comentarios en el enlace del famosísimo performance que hundió a Sinead O'Connor, pero aquí sí está permitido comentar:


2 comentarios:

  1. Dado que se necesita tanta fe para creer que Dios existe como para creer que no existe, me parece que cada quien es libre de usar su fe como le dé la gana, y más todavía de expresar su opinión sobre tales asuntos. Igualar la creencia en el más allá o en algún Dios a las iglesias y las religiones es como equiparar el conocimiento universal a la hija de Chuky. No creo que alguien sea necesariamente malo por creer en Dios o malo por no creer en Dios. De lo que sí hay pruebas suficientes es de lo corruptas que están las jerarquías eclesiásticas, lo violentas o estúpidas que pueden ser las religiones y lo peligrosos que son los dogmas, cualquiera que sea su tipo, tanto el dogma de que dios y la vida posterior existen, como el dogma de que no existen. Tolerancia pareja, dando el respeto que se exige. Así de difícil es la cosa.

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  2. Claro que tenía razón Sinead.

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